
El corazón siente la verdad
El alma conoce la verdad
La mente crea la verdad
El cuerpo experimenta la verdad
Moonstone Star White
Mente, corazón, cuerpo y espíritu son los cuatro aspectos de nuestro
ser que coexisten mientras estamos vivos. Están diseñados para trabajar
conjuntamente y cada uno ofrece recursos para experimentar la totalidad. Cuando
estos cuatro aspectos han perdido su conexión con el Uno, la mente juzga y proyecta sus fantasías con respecto a la
realidad, transformando los sentimientos del corazón en emociones. De
esa forma el cuerpo y el corazón se
desconectan.
Pasamos a vivir
entonces, en un mar de emociones reprimidas y acabamos enfermando, a menos que
se produzca una curación emocional.
En la mayoría de los casos, las emociones
rigen nuestra vida porque nos resistimos al sentimiento subyacente. La mente no
es capaz de contenerlas durante mucho tiempo y el cuerpo tampoco, sin
agobiarse, enfermar o sentirse dolorido. Dentro de nosotros se mueven entonces fuerzas curativas, que pacientemente
esperan a que las emociones se
transmuten en experiencia, que queden sanadas, lo que solamente ocurre cuando
la mente acepta y deja de juzgar.
De 1 a 7 años estamos completamente abiertos a las emociones, las acumulamos todas, prestadas o nuestras. Esto nos va
preparando para un cúmulo de experiencias, que son juzgadas por nuestra mente
como malas o buenas, pero no aceptadas como experiencias de crecimiento. Las emociones no expresadas terminan por
dañar nuestra salud.

El Dr. Jorge Carvajal nos habla en la entrevista, que tenemos a continuación, de
la conexión entre salud y emociones.
Experto en medicina Bioenergética,
él prefiere presentarse como “carpintero
de la conciencia”. Para el doctor
Carvajal la bioenergética es
aquella medicina que deja de ver al hombre como un “fósil molecular” y comienza a observarlo como un “ser de luz”.
No distingue entre medicina, conciencia y espiritualidad,
pero se trata de una miopía valiente e intencionada. Pregona en los congresos
de médicos que el cuerpo y el alma están estrechamente unidos y en sus
seminarios que la ciencia del servicio es la ciencia más sagrada. Para este
poeta, psicólogo, inventor, cirujano…, la enfermedad es el espejo en el que se
mira nuestra conciencia.
“El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su
pasado. Algunos dicen “no se ocupen del pasado que el pasado ya no existe”,
pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células,
frecuentemente produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente
que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada.
Pero
al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para
leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y cuando
interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas de la infancia
se sanan. Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar
nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos,
que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen”.

Dr. Jorge Carvajal
Entrevista al Dr. Jorge Carvajal, licenciado en
medicina y cirugía por la Universidad de Antioquía y pionero de la
Medicina Bioenergética.
Marzo 10, 2009
LA SALUD Y LAS EMOCIONES
¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?
El alma no puede
enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende.
En realidad, buena
parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo
emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio
del alma es cuando enfermamos.
Un 70 por ciento de las enfermedades del
ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas
veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas.
El temor, que es la
ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de
las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al
riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede
convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?
De héroes están llenos
los cementerios. Te tienes que cuidar. Tienes tus límites, no vayas más allá.
Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los
reconoces, vas a destruir tu cuerpo.
¿Cómo nos afecta la ira?
La ira es santa, es
sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la
búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero
cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se
vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.
¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?
La alegría es la más
bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es
la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de
tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a
contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.
¿La alegría suaviza el ánimo?
Sí, la alegría suaviza
todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La
alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un
sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?
La tristeza es un
sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no
la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar
contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas
tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.
¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas
como parte de uno mismo?
Como parte para
transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se
pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón
hasta la cabeza.
¡Qué difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son
el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que
existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque
también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico,
destructivo.
¿Cómo prevenir la enfermedad?
Somos creadores, así
que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no
tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.
¿Y si aparece la enfermedad?
Pues tendremos que
aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de
páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy
valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que
creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero
nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la
lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren ansiedad. La
ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el
estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge
cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los
acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no
tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos
convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos
a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con
cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?
La angustia no se
puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul
afuera.
La angustia se pasa
cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo
mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo
que somos, entonces estamos en el "debería ser", y no somos
ni lo uno ni lo otro.
El estrés es otro de
los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que quiero
ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de
que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu
propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no
una fotocopia de nadie.
El estrés destructivo
perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque
te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como
una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.
¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros
mismos?
La soledad. Estar con
uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20
minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente
hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.
Mi recomendación es
que la gente ponga su despertador 20
minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo
que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y
descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el
potencial del alma.
¿Qué es para usted la felicidad?
Es la esencia de la
vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra
cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos
se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en
nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos
transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego.
Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana,
cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando
estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.
Vivir el Presente.

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?
Dejamos ir el pasado y
no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el
ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la
realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en
realidad es salir del mundo de la confusión.
¿Tan confundidos estamos, en su opinión?
Tenemos tres ilusiones
enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma,
cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte.
Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no
hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay
que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es
el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.
¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?
El amor, tan traído y
tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.
El amor es magnífico
porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a
sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el
amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay
resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa
ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva
humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita
cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.
Hay una gran confusión
en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son
por amor. Pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del
apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende
de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento.
Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para
liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es
la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados
a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y
cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el
dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede
servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido
produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?
Solamente la verdad.
Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro,
no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado,
que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar,
porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate. Si tú no te
quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor.
Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una
migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al
prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo,
porque te estás apegando, estás condicionando al otro.
Acéptate cómo eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la
vida es una corriente de transformación permanente.


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