¿Qué es el Pleomorfismo?


“El experimentador que no sabe lo que está buscando no comprenderá lo que encuentra”.


Antoine Béchamp

Durante mucho tiempo hemos creído que la razón de nuestros problemas estaba vinculada a nuestros genes, a virus ajenos a nosotros, bacterias, hongos y demás; también, a la degeneración producida por la edad. Así se postula en la medicina convencional que, tras las directrices de Pasteur, busca causas y remedios por todos lados menos por uno, el que sólo conoce el propio individuo enfermo.

Somos un universo dentro de otro universo y así sucesivamente, un ecosistema dentro de otro que se colapsa de suciedad y muta para sobrevivir. Los micro-organismos que nos habitan cambian de forma o especie e incluso pueden transformarse en células y viceversa. Esto es lo que se denomina Pleomorfismo. Pleomorfismo es la mutación de nuestro ecosistema, de saludable a enfermo y a la inversa, dependiendo del estado de nuestro terreno biológico.

El mantenimiento de una fisiología y un terreno biológico saludables es la clave para la salud. Somos individuos con un PH sanguíneo de 7.365, que se altera por donde más conviene, cuando nuestro organismo se acidifica. Entonces el proceso de fermentación natural en el cuerpo se acelera y tiene lugar una evolución mórbida de los llamados microzimas  por el investigador Antoine Béchamp. 

Antoine Béchamp afirmó que los microzimas, después llamados somátidas, eran las unidades primarias de la vida en lugar de la célula, y eran, de hecho, los constructores de los tejidos celulares. Para él y otros investigadores, que colaboraron en sus descubrimientos, las bacterias son una forma evolutiva de las microzimas, que ocurre cuando los tejidos enfermos deben reciclarse en sus elementos constitutivos. En otros términos, él creyó que todos los organismos vivientes, desde una ameba a la humanidad, eran asociaciones de estas diminutas entidades vivientes, y su presencia era necesaria para desarrollar la vida celular y para reparar las células que no estaban sanas.


Como genio en su campo, él observó que la sangre no era un tejido líquido sino un tejido circulante y descubrió estos microzimas o fermentos de la sangre, que se transforman y adaptan al terreno en el que habitan. A medida que las formas mórbidas pleomórficas se desarrollan a partir de los microzimas, las mismas producen toxinas. Este proceso de toxicidad da lugar a las enfermedades degenerativas. Cuando la salud es deficiente (por malnutrición, intoxicación, estrés físico o emocional) el microzima se transforma en germen que es “una parte más” de la expresión de esta desarmonía o enfermedad, no la causa de la misma.

Béchamp sostenía, igualmente, que los microorganismos podían desarrollarse a través de varias formas dentro de su ciclo de vida y que todos los microorganismos participan de esta propiedad. Esto fue ampliado después por los estudios de Naessens, que describe tal ciclo de muación.

Antoine Bèchamp También descubrió que los microzimas tienen un importante papel en la fisiología. Estos organismos, llamados genéricamente endobiontes, ya que viven o pasan parte de su vida enterrados en el sustrato, cambian de forma para adaptarse a los cambios que se producen en nuestro interior, siguen los procesos de la vida o la muerte y colaboran con ellos, por eso pueden volverse patógenos en virtud del terreno. Para Béchamp, esta es la causa de la enfermedad. En innumerables experimentos de laboratorio, él encontró microzimas, en toda materia orgánica y tanto en los tejidos sanos como en los enfermos, dónde los halló asociados  a varios tipos de bacterias.

Todo lo dicho nos llevaría a concluir que la enfermedad “no viene de fuera”. Éstos “pequeños cuerpos” descubiertos por Bèchamp tenían el poder de moverse y eran más pequeños que cualquier microfito visto en fermentación, eran los fermentos más poderosos que se habían encontrado nunca.


Él mismo escribió en 1869: “En la fiebre tifoidea, la gangrena y el ántrax, se han encontrado bacterias en los tejidos y la sangre, y estábamos considerándolos como simple parasitismo. Es evidente que la afección no ha tenido como su origen la introducción de gérmenes extraños en el organismo, solo se trata de una alteración de la función de microzimas, indicada por el cambio que ha tenido lugar en su forma”.

La teoría de Béchamp fue después apoyada por Günther Enderlein, quien decía que la base de toda enfermedad se encontraba en el Pleomorfismo, teoría en la que, como hemos visto,  específicos tipos de bacterias y hongos pueden cambiar y tomar formas múltiples en su ciclo de vida. El cambio se produce cuando nuestro terreno interno se acidifica. Enderlein renombró  los microzimas de Béchamp como “protitas”.

Enderlein fue conocido en Alemania precisamente por su concepto de Pleomorfismo del microorganismo y sus hipótesis sobre los orígenes del cáncer. Él encontró que en los animales hay una simbiosis de microorganismos,  a los que denominó en general endobiontes. Su teoría afirma que nuestras células se componen de la cooperación o endosimbiosis de microorganismos primitivos que uniéndose han conseguido seres más evolucionados, y energéticamente más eficientes

La endosimbiosis  es un proceso dinámico con intercambio genético entre microorganismos y células, que depende en cada momento de la situación del huésped y de la cantidad de microorganismos, y que se regula por resonancia de campos electromagnéticos. Los microorganismos se transforman en patógenos o en simbiontes que conviven con nosotros, dependiendo del terreno o de la “salud” del individuo. Sabemos que en condiciones normales existen 10 veces más células-bacterias que células-somáticas en nuestro cuerpo.


Las bacterias encontradas en el hombre y los animales tienen la misma función que las encontradas en la tierra, o en el alcantarillado, o en otra parte de la naturaleza. Están ahí para reconstruir el tejido muerto o los tejidos enfermos, para reciclar los desperdicios, y se sabe bien que no atacan los tejidos saludables, son parte tan importante y necesaria para la vida humana como aquellos encontrados en otras partes en la naturaleza. Sin embargo, cuando se produce cualquier desequilibrio y entramos en desarmonía, el terreno cambia y nuestros habitantes se adaptan al medio, como lo hacemos nosotros.

Igualmente, los microorganismos cambian de forma y color para reflejar el medio. Su función cambia, para ayudar en los procesos catabólicos (desintegración) del organismo anfitrión, cuando este muere o es dañado. Si antes promovían la vida, ahora colaboran con la naturaleza, para que la descomposición y la integración del organismo muerto a la tierra se produzca de manera eficiente. Cada enfermedad se asocia con una condición particular, la mutación siempre es diferente.

A medida que la salud del individuo se deteriora los microorganismos que lo habitan se transforman en patógenos, por lo tanto el organismo anfitrión es el agente causal primario de cualquier proceso de enfermedad, ya que la enfermedad se construye a partir de condiciones no saludables dentro de la célula.

Según Enderlein los endobiontes atraviesan tres fases: coloide, bacteria y hongo.  El ciclo se inicia con proteínas de dentro de las células que están en el rango de tamaño de los bacteriófagos y virus y que en determinadas condiciones se pueden convertir patógenos.  Los hongos en el humano funcionan, más que como simbiontes, como parásitos y también se pueden presentar como formas celulares de pared deficiente. Los hongos, aunque tienen células con núcleo y organelas similares a las mitocondrias, se replican como las esporas y las  crean,  tienen las características de las plantas, y digieren mediante exoenzimas.


Con el término ciclogenia, Enderlein describe los cambios entre gérmenes patógenos y apatógenos: virus, cocos, bacilos, y su culminación en la fase de hongos. Según su “Anatartic Fundamental Law”, los cambios de valencia o forma de estos microorganismos están muy influidos por el PH.

A los descubrimientos de estos investigadores, se sumaron las de Claude Bernard, fisiólogo Francés, que argumentó que lo más importante en la enfermedad era el terreno y que la enfermedad como “proceso biológico” se desarrollaba dependiendo del medio interno, así como del PH, un aspecto determinante de este terreno, de ahí que la bacteria u hongo externa o pleomorfica, puede llegar a causar enfermedades, únicamente si se les permite crecer en un terreno no sano (ácido). En el cáncer, por ejemplo, es frecuente la aparición de colonizaciones fúngicas, según Simoncini, investigador Italiano

Otro investigador,  Gerlach, fue capaz de demostrar la regular presencia de un microorganismo en todos los crecimientos malignos espontáneos en humanos y animales, tanto en el tumor primario como en las metástasis o recidivas. Estos organismos mostraban un gran Pleomorfismo.

Es, por tanto, interesante y útil  salir de la idea reduccionista de que los microorganismos causan la enfermedad, y recuperar la idea de que cuando estamos enfermos, cuando baja la energía, cuando el metabolismo se altera y también nuestro PH, se desequilibra nuestro ecosistema y hay un retroceso en la simbiosis, que siempre, y adoptando hábitos que colaboran con la vida, es reversible.

“No existen enfermedades específicas, sino condiciones específicas de una enfermedad”

Douglas Hume


En la sección de "DOCUMENTALES" de este blog encontrareis el enlace de un vídeo en Inglés sobre este tema titulado:

Earth’s Tiniest Living Organisms: Somatids (Identify: Friend or Foe?)


FUENTES:

Blood and its Third Element. Antoine Bèchamp (ISBN 0-9579858-7-8).

Béchamp or Pasteur? A Lost Chapter in the History of Biology. Ethel Douglas Hume. Bechamp.org, 2006.

La cocina del Arco Iris, Dr. Gabriel Cousens. Villa Adelina: Antroposófica, 2012.



  Lucía Madrigal