Nuestro Intestino


Nuestro Intestino es mucho más que un tubo para procesar de alimentos,  alberga cerca del 85% de nuestro sistema inmunológico. Esto se debe en gran parte a los 100 billones de bacterias que viven en él, tanto buenas como patógenas, las cuales pueden estimular la secreción de inmunoglobulina A (IgA) para nutrir la respuesta inmune.

En el estómago es donde realmente empieza la digestión de los alimentos, con la introducción de nuevas enzimas y una gran cantidad de ácido. De hecho, el revestimiento del estómago se regenera a un ritmo vertiginoso. De no ser así, el ácido lo corroería.


Un estudio reciente sugiere que el estómago puede actuar como un filtro, impidiendo que algunos de los microbios más perjudiciales pasen a nuestro intestino delgado. La evidencia de esto no es nueva. En 1948 el Dr. Orla-Jensen, profesor jubilado de Royal Danish Technical College, realizó un estudio para llegar a estas mismas conclusiones, que básicamente, se ha "perdido" en la literatura durante más de 60 años.

El profesor sostuvo que el estómago utilizaba ácido para matar bacterias patógenas, hongos, virus, gusanos y protozoos, causantes de enfermedades, mientras que al mismo tiempo permitía que pasaran los microbios más benéficos (que son tolerantes a la acidez). A medida que envejecemos, nuestro estómago, generalmente, produce menos ácido, especialmente después de los 70 años y el porcentaje de microbios patógenos, que entra a nuestro intestino, es superior a los benéficos. Esto está relacionado, incluso con problemas de demencia.

Pero el problema de deficiencia en la secreción de ácido gástrico no es sólo propia de las personas más mayores. A partir de los 40, época en que empiezan a aparecer las canas, los niveles de ácido clorhídrico también empiezan a decrecer, e incluso éste puede empezar a decrecer en una etapa anterior de nuestra vida, si abusamos de nuestro tracto gastrointestinal o de nuestro cuerpo, a través del exceso de comida, el contacto con productos químicos o el estrés.


Cuando los microbios patógenos pasan por nuestro estómago, deficiente en ácido clorhídrico, pasan al duodeno y al intestino delgado y esto daña nuestra flora intestinal.

Hay estudios que reportan que la flora intestinal dañada en la personas mayores, contribuye a un envejecimiento acelerado,  fragilidad y muerte prematura.

He aquí la importancia de tener un intestino en buen estado. Ya hemos dicho que no sólo las personas mayores tienen deficiencia en la producción de ácido clorhídrico y la flora en malas condiciones. Las dietas occidentales no favorecen un buen estado corporal, son nefastas para nuestro estómago, nuestro intestino y todo nuestro aparato digestivo. Son nefastas para nuestra salud.

Por otro lado, hay evidencias de que la inflamación por las endotoxinas bacterianas puede ser un factor que nos conduce a la epidemia de obesidad. La comida basura hace que los microbios desagradables de nuestro intestino se desarrollen y que disminuyan las bacterias benéficas. El azúcar y los alimentos procesados ​​consiguen que estas últimas se conviertan en dañinas o mueran. Los seres humanos hoy en día hemos perdido la diversidad microbiana que una vez nos mantuvo saludables.

Cuando se produce disbiosis, las bacterias liberan subproductos nocivos llamados endotoxinas. Las endotoxinas aumentan la permeabilidad de la pared intestinal ("síndrome del intestino permeable") y se las ingenian para llegar a nuestro torrente sanguíneo, provocando inflamación en todo el sistema. Se ha demostrado que el hipotálamo, que alberga el centro de control del apetito en el cerebro, está frecuentemente inflamado y dañado en las personas obesas. Cuando la inflamación afecta al cerebro, especialmente al hipotálamo, todo nuestro metabolismo cambia.


Cuando se consume comida basura de cualquier tipo, ciertas bacterias se multiplican y producen endotoxinas, que nuestro sistema inmunológico detecta e interpreta como un ataque, al que responde con inflamación. El cuerpo cambia su metabolismo para redirigir la energía hacia la "batalla". El resultado es la sobreproducción de insulina, y el consiguiente almacenamiento de grasa, que amortigua las señales de control del apetito, y, finalmente, la obesidad. Además, los cambios en la concentración de nuestras bacterias intestinales pueden contribuir al desarrollo o empeoramiento de muchas enfermedades crónicas, desde hinchazón abdominal hasta colon irritable y muchos otros problemas realmente serios.

La mejor manera de revertir esta inflamación y restaurar el metabolismo saludable es la eliminación del exceso de azúcar, alimentos refinados y alimentos procesados de todo tipo, y agregar más bacterias benéficas provenientes de alimentos fermentados, potentes desintoxicantes y quelantes, que contienen niveles altísimos de probióticos. También es importante una limpieza intestinal con la ingestión del agua adecuada en la cantidad adecuada e hidroterapia de colon o lavativas, para que toda esta flora dañada se regenere. Un intestino sucio y pobre en bacterias benéficas no es un intestino saludable.

Tener una buena flora intestinal es esencial para nuestra salud. Nuestras bacterias benéficas realizan múltiples funciones entre las que están, la absorción de minerales y producción de nutrientes como vitaminas B, D y K2, la prevención de la obesidad y la diabetes, la regulación de la grasa alimentaria, la disminución del riesgo de cáncer, la mejora de la salud mental y el estado de ánimo, y la mejora del estado de la piel.


¿Crees que tienes un intestino saludable?



Lucía Madrigal                   



Los Chicles


Puede que te guste mucho masticar chicle, sin embargo seguramente no te has planteado por qué lo haces. Es como fumar, un hábito, algo automático que realizas cada día sin darte cuenta, algo que quizás te remonte a la infancia, o te sirva para canalizar algún asunto que tu psique te muestra a través de la comida. La comida nos habla de nosotros, masticar chicle nos habla de nosotros, aunque no lo creas.


A los niños también les gusta, aunque cambien de chicle cuando el sabor está un poco agotado y prefieran otros tipos de chuches, los chicles son dulces. La verdad, es que masticar goma de mascar no es un hábito muy saludable, por un lado porque sus ingredientes son cuestionables y por otro porque el impacto en los dientes y la digestión no nos beneficia. Sin embargo, creemos que masticando chicle aliviamos el estrés emocional, refrescamos el aliento, superamos los antojos de alimentos o incluso nos hemos hecho adictos a los sabores que, por cierto son muchísimos y la industria alimentaria conoce muy bien como engancharnos a ellos.


Pero… ¿por qué no son saludables si sólo masticamos? Masticar chicles tiene sus efectos secundarios. Vamos a saber cuáles son:

La Goma de mascar puede aumentar la ingesta de comida basura

Muchas personas mastican un chicle para reducir los antojos de alimentos y ayudar, eso creen, a evitar el consumo de alimentos poco saludables. Sin embargo, mientras que la investigación demuestra que la goma de mascar reduce la motivación para comer y el hambre, se desarrolla, a la par, el hábito de comer alimentos menos nutritivos.

Por ejemplo, las personas que mastican chicle tienen menos probabilidades de comer fruta y están más motivados a comer comida basura como patatas fritas y dulces. Esto es probablemente debido a que los sabores de los chicles interfieren en los que percibimos cuando comemos alimentos naturales. No podemos olvidar que con el chicle, siempre tenemos algo dulce en la boca.


Mascando chicle podemos tener problemas gastrointestinales

La goma de mascar nos hace tragar aire en exceso, lo que puede contribuir al dolor y distensión abdominal e incluso síndrome del intestino irritable. Además, cuando se mastica goma se envían señales físicas al cerebro de que estamos a punto de comer. Por tanto, las enzimas y los ácidos secretados por el estómago, el páncreas y otros órganos digestivos se liberan cuando masticamos, pero sin los alimentos que están destinados a digerir. Además, masticar chicle interfiere en los reflejos coordinados del tracto digestivo, el páncreas se deja engañar fabricando un lote de enzimas que el cerebro piensa que necesita día tras día, mes a mes y todo el día, hasta que se cansa de repetir la sobreproducción y no es capaz de producir las enzimas requeridas cuando las necesita. Las enzimas se agotan, sin que se produzca ninguna reposición desde la dieta.

Masticar y masticar puede causar hinchazón, producción excesiva de ácido en el estómago, y puede poner en peligro nuestra capacidad de producir suficientes secreciones digestivas cuando comemos alimentos de verdad. Algunas personas también pueden tener síntomas gastrointestinales adversos, incluyendo la diarrea ocasionada por los edulcorantes artificiales, que se encuentran comúnmente en las gomas de mascar.


Puede desencadenar la ATM (Trastorno  en la articulación temporomandibular)

La goma de mascar puede causar desequilibrio de los músculos de la mandíbula (si se mastica por un lado más que por el otro) y  ATM, lo que, en muchas ocasiones, llega a ser una condición crónica dolorosa. Con el tiempo, podemos tener dolores de cabeza, dolores de oído, dolores de muelas…


Podemos dañar nuestros dientes y encías

Si la goma de mascar contiene azúcar, está "baña" los dientes de azúcar mientras se mastica. Esto puede contribuir a la caries dental. Incluso si se mastica chicle sin azúcar, hay riesgos para los dientes, porque el chicle sin azúcar a menudo contiene aromas ácidos y conservantes que pueden, de hecho, dar lugar a la erosión dental.  A diferencia de las caries, la erosión dental es un proceso de descalcificación progresivo, que con el tiempo, literalmente disuelve los dientes.


Podemos tener problemas relacionados con los empastes de mercurio

Cuando se tienen empastes de mercurio, se puede llegar a producir una neurotoxina liberada a partir de las amalgamas. Se trata del vapor de mercurio, que se libera y en muy poco tiempo se encuentra en el torrente sanguíneo, lo que provoca procesos oxidativos en los tejidos.


El chicle está vinculado a los dolores de cabeza en los adolescentes

A los adolescentes les gusta mascar chicle y hacer pompas. Cuando a un chico hace esto y tiene frecuentes dolores de cabeza, ambas cosas pueden estar relacionadas. Puede ser que el dolor provenga de la articulación temporomandibular o del consumo de aspartamo, si se usan chicles sin azúcar.


¿Qué tiene un chicle?

Lanolina

La lanolina es una sustancia cerosa derivada de la lana de oveja, que ayuda a que la goma se mantenga suave. No es peligrosa para la salud, pero tampoco comestible.


Latex Artificial

Este se divide en dos categorías principales, el del chicle de mascar y el del chicle de hacer pompas, teniendo este último una mayor elasticidad. En años recientes se han creado bases no pegajosas  tanto para el  chicle de mascar como el chicle de pompas, con la intención de satisfacer las necesidades de más consumidores.

BHT (butilhidroxitolueno)

El BHT es tan tóxico ya ha sido prohibido en muchos otros países. En los EE.UU, se utiliza a menudo como un conservante en la goma de mascar y otros alimentos procesados. El BHT se ha relacionado con la toxicidad en los órganos internos, incluyendo daño renal y hepático, hiperactividad en niños, y puede ser cancerígeno.


Fosfato de Calcio

Se encuentra principalmente en la goma de los chicles Trident. Se cree que este ingrediente puede ser utilizado como un agente blanqueador o texturizador. Como derivado de la leche (caseína) altamente procesado para su obtención, poco se sabe acerca de su ingesta a largo plazo, aunque la caseína fue previamente vinculada a los envenenamientos provocados por  fórmulas para bebés en China y es un disparador bien reconocido de los problemas de inmunidad.


Goma Base

En teoría se trata de una sustancia insoluble y no nutritiva que permite que el chicle se pueda masticar durante horas. Se fabrica a partir de polímeros de calidad alimentaria, plastificantes, modificadores de textura y emulsificantes entre otros ingredientes, que le confieren al chicle sus propiedades únicas. Para ser de calidad alimentaria, la goma base debe cumplir los requisitos internacionales tales como la FDA 21 CFR 172.615 y las especificaciones del Food Chemical Codex. A pesar de todo esto, es todo un misterio de que está hecha realmente, pero los investigadores llegaron a la conclusión de que, por lo general, es una mezcla de elastómeros, resinas, plastificantes... La mayoría de los fabricantes no revelan más detalles que estos. Después de todo, ¿por qué van a querer que  sepamos lo que estamos masticando, si cera de parafina derivada del petróleo, acetato de polivinilo (cola de carpintero) o  talco? Cualquiera de ellos está relacionado con el cáncer.


Dióxido de Titanio

El dióxido de titanio se utiliza a menudo como agente blanqueador en la goma de mascar, pero ha sido vinculado a enfermedades autoinmunes, asma y la enfermedad de Crohn y es potencialmente cancerígeno, especialmente en su forma de nanopartículas.


La mayor parte de la goma de mascar contiene edulcorantes artificiales

Los edulcorantes artificiales son omnipresentes en las gomas de mascar. Muchas personas optan por chicle sin azúcar a propósito, creyendo que es más saludable que otras variedades. Pero no es así.

Uno de los edulcorantes artificiales más utilizados en la goma de mascar es el aspartamo que se metaboliza en el interior del cuerpo en metanol (un veneno) y formaldehído (que es un carcinógeno usado como líquido para embalsamar y no se elimina del organismo a través de la filtración realizada por el hígado y los riñones). Se ha relacionado con defectos de nacimiento, cáncer, tumores cerebrales y el aumento de peso.

La sucralosa (Splenda), otro endulzante artificial comúnmente utilizado en la goma de mascar. A pesar de que los estudios en animales dieron como resultado una asociación con la disminución de los glóbulos rojos (una señal de anemia), infertilidad masculina, riñones agrandados, abortos espontáneos y una mayor mortalidad, el edulcorante se sigue usando.

También puede ser que te sorprenda  saber que el consumo de edulcorantes artificiales puede causar distorsiones en la bioquímica corporal y su consumo, en realidad, puede hacer que se aumente de peso.

Polioles. Los polioles, también conocidos como polialcoholes o alcoholes de azúcar, son técnicamente hidratos de carbono, utilizados como edulcorantes bajos en calorías, pero tienen una menor densidad de energía (calorías por gramo) y a diferencia del azúcar no afectan a los niveles de azúcar en sangre y no provocan la aparición de caries dentales.

Son utilizados para aumentar la dulzura de los alimentos sin agregar azúcar por lo que generalmente se encuentran en alimentos clasificados como “bajos en calorías”, “sin azúcar” o “sin azúcar añadido”. Se pueden clasificar por su estructura química como derivados de monosacáridos (por ejemplo, manitol sorbitol, xilitol, eritritol), mezclas derivadas de disacáridos (por ejemplo, isomalt, lactitol, maltitol) o derivados de polisacáridos (por ejemplo, jarabe de maltitol o hidrolizados de almidón hidrogenado [HSH]).  Los alcoholes de azúcar más comunes en los alimentos son maltitol, sorbitol, isomalt y xilitol y son, también muy comunes en los chicles.

Aunque no tan  conflictivos como los anteriores edulcorantes,  los polioles no son inocuos. Un exceso de polioles (por ejemplo, una cantidad mayor de 50 gramos de sorbitol por día o  mayor de 20 gramos de mannitol por día) podría causar diarrea y malestar estomacal. Los productos con sorbitol y mannitol deben tener una etiqueta con la siguiente aclaración: “El consumo en exceso puede tener efecto laxante”. Hay experimentos que demuestran que cuando se come mucho chicle y se cambia mucho de goma, se pueden tener los problemas arriba descritos.


Con todo lo explicado ¿por qué comemos chicles? Es verdad que en la mayoría de los casos no sabemos ni lo que comemos y mucho menos lo que masticamos. Tampoco sabemos por qué nos gusta tener algo en la boca y masticar. Además, el etiquetado de los chicles tiene una letra muy pequeña, tan pequeña que da pereza leerla. Pero sabemos que las gomas de mascar son productos industriales y no se puede esperar que para su elaboración, sean utilizados productos naturales. Además, podemos prescindir de ellos, porque no aportan nada bueno a nuestra dieta.

Hay opciones que son saludables en las puedes encontrar las mismas satisfacciones que en un chicle:

Mejorar el aliento, limpiar los dientes, relajar el estrés o superar el antojo de alimentos…

Sólo hay que empezar a cambiar.




Lucía Madrigal             



Los Frutos Secos


Los frutos secos son semillas y en la semilla encontramos la fuente de la vida. Son alimentos calóricos, pero muy beneficiosos. No es necesario comerlos en grandes cantidades, ya que, su aporte nutricional es muy alto y aunque por supuesto, no podemos comer su cáscara, podemos aprovechar las propiedades de su piel.

La piel de los frutos secos, la parte blancuzca, descascarillada (o a veces cerosa) tiene un sabor amargo, pero se cree que hasta el 90% de los antioxidantes se encuentran en ella, convirtiéndose, así, en una de sus partes más saludables. Son alimentos altamente perecederos y sus grasas saludables se descomponen fácilmente, por eso es mejor comerlos en temporada, y no quitar la cáscara hasta que los vamos a degustar.

Se puede mejorar la calidad de la nuez al remojarla en agua durante la noche, lo cual tiende a reducir algunos inhibidores de enzimas. Además, con el remojo, activamos la vida en la semilla, lo que facilita su digestión.


Suele ocurrir que los alimentos más sencillos son los mejores para nuestra salud. En los frutos secos la Naturaleza ha creado un paquete casi perfecto de proteínas, grasas saludables, fibra, esteroles naturales, antioxidantes, y muchas vitaminas y minerales. Son alimentos muy recomendables como todos los tipos de semillas, las frutas y los vegetales e imprescindibles en una alimentación vitalizante.

Todos los frutos secos son buenos, pero cuando comamos frutos secos es importante tener en cuenta la calidad. Deberíamos comer frutos secos orgánicos y crudos, no irradiados, ni pasteurizados o cubiertos de azúcar. Una excepción son los cacahuetes, que técnicamente son de la familia de legumbres. La principal objeción con los cacahuetes es que son relativamente altos en omega-6, están frecuentemente contaminados con un moho carcinógeno llamado aflatoxin y su planta suele estar contaminada con pesticidas.

La composición nutricional de la mayoría de los frutos secos tienen una proporción ideal de grasas vegetales saludables en su estado natural, una cantidad moderada de proteínas de alta calidad y una cantidad baja de carbohidratos no vegetales. Esto es precisamente por lo que son recomendadas como una de las mejores fuentes de grasas saludables. 


Principales Propiedades de los Frutos Secos

Reducen  el  Riesgo de Contraer Cáncer

El consumo de frutos secos puede ayudar a reducir no solo el riesgo de cáncer de próstata, sino también de cáncer de mama.


Ayudan a la Salud del Corazón.

Las nueces contienen el aminoácido l-arginina, el cual proporciona múltiples beneficios vasculares a personas con enfermedades del corazón, o proclives a ellas. Este aminoácido relaja y flexibiliza las arterias y nos hace menos propensos a coágulos sanguíneos, mejorando nuestros niveles de presión arterial.

Las nueces también contienen un omega-3, el ácido alfa-linolénico, el cual es antiinflamatorio y puede prevenir la formación de coágulos sanguíneos patológicos. Algunas investigaciones demuestran que las personas que consume una dieta alta en ALA son menos propensas a sufrir un infarto y casi un 50% menos de riesgo de sufrir una muerte por infarto de miocardio.


Tienen Antioxidantes Potentes y Poco Comunes

Los frutos secos contienen algunos antioxidantes únicos y poderosos, encontrados solo en unos pocos alimentos comunes. Estos incluyen juglone quinona, tellimagrandin tanino y morín flavonol.

En algunos estudios se ha descubierto que los frutos secos, especialmente las nueces, contienen potentes poderes antioxidantes. Los polifenoles de las nueces, especialmente las de macadamia y la nuez del brasil, tienen la mejor eficacia entre los frutos secos probados y la más alta cantidad de actividad en las lipoproteínas. Los investigadores, que realizaron el experimento en cuestión, concluyeron que:

"Los frutos secos son ricos en el antioxidante polifenol, que ligado a lipoproteínas inhibe el proceso oxidativo que conduce a la aterosclerosis in vivo. En estudios de suplementación humana se ha demostrado que los frutos secos mejoran el perfil lipídico, aumentan la función endotelial y reducen la inflamación, todo sin causar aumento de peso".


Ayudan al Control de Peso

Agregar cantidades saludables de frutos secos a nuestra alimentación, puede ayudarnos a recuperar y a mantener el peso ideal a largo plazo. En una revisión de 31 ensayos, aquellas personas que incluyeron frutos secos adicionales a su alimentación o frutos secos sustituidos por otros alimentos perdieron grasa de la cintura.


Mejoran la Salud Reproductiva en los Hombres

Uno de los beneficios menos conocidos de las nueces es su impacto en la fertilidad masculina. Si añadimos 75 gr de nueces a la dieta diaria de un hombre occidental, se produce una mejora significativa en  la calidad de los espermatozoides, incluyendo, vitalidad, movilidad y morfología.


Mejora en la Salud Mental

Los frutos secos contienen una serie de compuestos neuroprotectores, incluyendo vitamina E, ácido fólico, melatonina, grasas omega 3 y antioxidantes.  Las investigaciones demuestran que el consumo de nueces puede ayudar a la salud mental. Esto incluye un incremento en el razonamiento en los jóvenes. 

Otro estudio también encontró que consumir alimentos altos en antioxidantes, en los frutos secos hay muchísimos, "puede disminuir la vulnerabilidad del estrés oxidativo que ocurre con el envejecimiento", "incrementar el lapso de salud", y así mismo, "mejorar la función cognitiva y motriz del envejecimiento".


Mejora en la Diabetes Tipo 2

La grasa benéfica de los frutos secos ha demostrado mejorar los parámetros metabólicos en personas con diabetes tipo 2. Los adultos con sobrepeso y diabetes tipo 2 que comieron un cuarto de taza de nueces al día, tuvieron una reducción significativa en los niveles de insulina en ayunas, en comparación con quienes no lo hicieron, y el beneficio se logró en los primeros tres meses.

En estos tres artículos podemos corroborar los resultados de las investigaciones con respecto a la diabetes:

En el primero, "Consumption of nuts and legumes and risk of incident ischemic heart disease, stroke, and diabetes: a systematic review and meta-analysis", liderado por los conocidos expertos de Harvard Micha y Mozaffarian, tras analizar estudios que englobaban a más de medio millón de personas, hallaron que, entre los que consumieron más frutos secos, existe un menor riesgo de enfermedad cardíaca isquémica y diabetes.

En el segundo, "Nut consumption in relation to cardiovascular disease risk and type 2 diabetes: a systematic review and meta-analysis of prospective studies", investigadores chinos han revisado datos de más de 700.000 sujetos y han encontrado que el consumo de frutos secos, está asociado a un menor riesgo de enfermedad coronaria e hipertensión.

Y el tercero, "Nut consumption and risk of type 2 diabetes, cardiovascular disease, and all-cause mortality: a systematic review and meta-analysis", ha sido desarrollado de forma compartida entre investigadores americanos (también de Harvard) y chinos. Y se ha descubierto que entre los comedores de frutos secos, existe una reducción de riesgo de enfermedad cardiaca isquémica, enfermedad coronaria y mortalidad global.


Son una Fuente de Proteínas

Las proteínas son nutrientes que todo organismo necesita y que se hacen presentes en las nueces. De hecho, los frutos secos tienen tantas proteínas como la carne y por eso es que muchos vegetarianos recurren a este pequeño alimento para incorporar este nutriente específico.


Ayudan a Fortalecer los Huesos

La mayoría de los frutos secos, entre ellos las nueces, son fuente de calcio, fósforo y potasio, nutrientes esenciales para la salud de nuestros huesos. Un cuarto de tazas de almendras tiene tanto calcio como un cuarto de taza de leche.


Son una Fuente de Fibra

La fibra es otro nutriente fundamental, que regula nuestro sistema digestivo, nos hace sentir llenos por más tiempo y por tanto, nos ayuda a comer menos. 


Tienen Bajo Índice Glucémico

Los frutos secos tienen bajo índice glucémico, lo cual significa que liberan lentamente el azúcar en la sangre. Esto protege nuestros órganos vitales y reduce el riesgo de la diabetes.


Son Fuente de Potasio

Las nueces también poseen potasio. Este nutriente protege el sistema nervioso y es necesario para todos los músculos del cuerpo, incluyendo los del corazón. Regula el ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo.


Son Fuente de Vitamina E

Esto quiere decir que las nueces nos protegen contra enfermedades vinculadas al estrés oxidativo, por ejemplo, la artritis, las cataratas, las infecciones y el mismo envejecimiento.


Brindan Energía

Por todos los numerosos nutrientes que poseen, más la presencia de magnesio y zinc, son un alimento que nos aporta  mucha energía.


En este cuadro podemos encontrar la composición nutricional de los frutos secos más comunes:

Cuadro de Propiedades de los Frutos Secos


Todos los frutos secos tienen cantidades interesantes de muchos nutrientes, con variaciones que no son demasiado significativas. Su aporte a una dieta vitalizante es imprescindible. Una cosa más a tener en cuenta es que es preferible tomar cada tipo por separado, para que sean bien digeridos y evitar los "mix".

No te olvides de activarlos para eliminar compuestos indeseables, elevar la calidad energética de las semillas y mejorar su digestibilidad. Al salir del estado de latencia, la semilla pone en marcha una serie de reacciones enzimáticas, que desdoblan y mejoran su calidad nutricional.

Come frutos secos, añade a tu  dieta proteínas limpias y de calidad, vitaminas, minerales y muchos de los nutrientes que necesitas.

Come Vida Para Estar Vivo.



FUENTES:

Alimentación vitalizante. Néstor Palmetti. Argentina, 2012.

Nutrición Consciente. Olivia González Alonso. Ediciones i, 2011.

La naturaleza tiene el remedio. Dr. Bernard Jensen. Prana, 2009.

Tome control de su salud. Dr. Joseph Mercla con la Dra Brenda Pearsall. Mercol.com, 2007.



Lucía Madrigal               


  

Mejorar la Flora Intestinal con los Hábitos Adecuados


El intestino tiene funciones importantísimas, una de las cuales, es decidir lo que entra en nuestro interior y descartar todo lo que no se requiere o necesita, para que sea expulsado como materia fecal.

Esta función la realiza, regulando su propia piel o epitelio. Según la medicina china, todo nuestro cuerpo está conectado y todos nuestros órganos tienen funciones globales, lo que significa que el intestino y su buen o mal funcionamiento afectan a todo el resto del organismo. 


En concreto, además, nuestro intestino regula todos los epitelios del cuerpo, lo que significa que regula el epitelio propiamente dicho, es decir, la piel, eczemas, psoriasis y otros problemas pueden tener que ver con esto. Regula el epitelio de las mamas, donde se generan displasias, cáncer de mama… Regula el epitelio de los pulmones, bronquitis, asma, cáncer de pulmón… pueden estar relacionados con lo mismo. Regula el epitelio de los vasos o endotelio, relacionados con el cual, están todos los problemas de circulación sanguínea, desde varices a infartos. Regula el epitelio de la retina, que es el más complejo del organismo con catorce capas, el de los huesos o periostio, donde se generan artritis, artrosis… Regula como vemos mucho de nuestro funcionamiento corporal.

Dado que el 80% de los cánceres son de origen epitelial, el intestino es el protagonista principal en la génesis de los mismos. Por otro lado, cuando el intestino se inflama, se desequilibra su función de absorción de líquidos y el organismo también se inflama, “retenemos” y  nos sentimos hinchados. Este aumento de líquidos afecta al corazón que tiene que bombearlos. Del mismo modo, la retención es indicativa de nuestra toxicidad, del mal estado de nuestra flora y de la paralización de funciones corporales vitales.

Además de promover una limpieza interna intensa y gradual de todas las toxinas acumuladas en nuestro intestino, una manera eficiente de mejorar la flora intestinal es nutrirnos con una dieta adecuada, limpia de tóxicos y básicamente alcalinizante.


Antes de preocuparnos por los alimentos que benefician la regeneración de la flora, hemos de ocuparnos de evitar y eliminar algunos productos alimenticios de nuestra dieta:

Los Granos ya que contienen gluten  y son particularmente perjudiciales para la microflora y la salud en general.

El azúcar, ya que promueve el crecimiento de la levadura y otros hongos patógenos.

Los Alimentos Transgénicos, ya que contienen una de las mayores cantidades de glifosato. Este herbicida agrícola ha demostrado disminuir la cantidad de microbios, y tiende a atacar preferentemente a las bacterias beneficiosas. Además no se elimina fácilmente con el lavado de frutas, verduras y hortalizas y se elimina mal.


Los Alimentos Procesados ​​y Pasteurizados, ya que perjudican a las bacterias benéficas.

Las Carnes y Productos Cárnicos de animales alimentados convencionalmente; Muchas de las carnes en venta proceden de animales tratados con antibióticos y alimentados con piensos transgénicos.

El Agua del Grifo Clorada, ya que el cloro mata no sólo las bacterias patógenas en el agua, sino también, las bacterias benéficas en el intestino.

La Leche y los Lácteos, ya que tienen un enorme poder alérgeno y están relacionados con muchos problemas intestinales, incluso hernias por la presión que ejercen al producir inflamación.


Una alimentación adecuada para el intestino debe carecer de alimentos endulzados, ser rica en alimentos  enteros, de procedencia ecológica, a ser posible y sin procesar, y abundante en alimentos tradicionalmente fermentados o cultivados. Los alimentos fermentados son también utilizados para curar y sellar el intestino, nos aportan enzimas y ayudan a la regeneración de todas nuestras bacterias benéficas.

Un buen objetivo para mejorar nuestra salud intestinal, debería ser introducir vegetales fermentados con cada comida, e ir aumentando gradualmente las dosis que ingerimos. Podemos considerar comenzar con sólo una cucharadita o dos, un par de veces al día, y aumentar las dosis según la tolerancia. Incluso se puede empezar por beber una cucharadita del escabeche de los vegetales fermentados, que es rica en los mismos microbios benéficos.

También es muy beneficioso beber Kéfir de agua, por las enzimas y bacterias benéficas que nos aporta.

Además de una alimentación inadecuada, el microbioma también se ve afectado por una variedad de factores ambientales y por el estilo de vida.
Algunos de los Factores más Significativos son:

Los Antibióticos (no deben usarse si no es necesario. Si eso se hace necesario, es aconsejable repoblar el intestino con alimentos fermentados o, en su defecto, usar un suplemento probiótico de alta calidad).

Los NSAIDS, (Medicamentos Antiinflamatorios no esteroideos porque dañan las membranas celulares y alteran la producción de energía por parte de la  mitocondria).

Los Inhibidores de la Bomba de Protones, (medicamentos que bloquean la producción de ácido en el estómago, como Prilosec, Prevacid y Nexium).

El Jabón Antibacterias,  deja la piel y las mucosas desprovistas de su protección natural.

El Estrés, ya que, para empezar, impide una digestión adecuada.

La Contaminación, para cuya explicación, sobran las palabras.

La falta de exposición al exterior puede ocasionar problemas en el Microbioma. Esta tendencia puede de hecho, ser uno de los factores que impulsan al aumento de las alergias en el mundo moderno. Los seres humanos necesitamos el contacto con la tierra y utilizamos las bacterias benéficas de la misma. 


Algunos estudios, incluso han determinado, que si se tienen plantas y flores alrededor de la casa, no sólo se es propenso a tener una gran variedad de bacterias en la piel, sino también, se es menos propenso a ser alérgico. Nuestra simbiosis con las bacterias buenas es perfecta.

Somos ecosistemas y dependemos de estos microorganismos. El descubrimiento del Microbioma  abre nuevas vías de investigación y avance para la ciencia moderna.




Lucía Madrigal