Consumir Frutas y Verduras en Mayo


Mayo nos ofrece una gran variedad de Verduras y Frutas. Las verduras nos proporcionan nutrientes básicos para nuestro organismo, nos Desintoxican y nos Curan. Ellas nos ofrecen Clorofila, que nos aporta sus principios tónicos, antianémicos y bacteriostáticos actuando como reconstituyente de tejidos, neutralizante de toxinas y preventivo de tumores pulmonares. Las verduras de hoja verde son las que tienen más clorofila. La clorofila, de composición similar a la sangre, es sintetizada por las plantas a través de la luz solar y nos proporciona exactamente eso: la energía y vitalidad del sol.

Las Verduras también nos aportan abundante cantidad de sales minerales, vitaminas, proteínas, antioxidantes, enzimas, levaduras, fibra y agua biológicamente pura. Por la abundancia de elementos alcalinos (potasio, magnesio, calcio, sodio…), las verduras contribuyen a mantener un PH alcalino. Además nos evitan problemas de descalcificación y desmineralización. Otro de sus aportes es la fibra, que estimula naturalmente el peristaltismo y ayuda a limpiar el intestino.

Además los vegetales tienen muchos principios terapéuticos, gran cantidad de hormonas, antibióticos antioxidantes, etc. lo que explica sus efectos curativos, favorecen la fluidez natural de la sangre y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Su presencia diaria en nuestra dieta previene los tumores y lo mismo podemos decir de las frutas.


¿Cómo Podemos Consumirlas?

La respuesta es muy fácil: Crudas, por su gran aporte de sustancias vitalizantes, vitaminas termosensibles, enzimas y clorofila, y en Abundancia. La ensalada no debería faltar nunca en nuestra mesa, tampoco los jugos y los batidos, especialmente estos últimos por su gran aporte de fibra alimentaria.

Las Verduras y Frutas producidas en nuestra zona de residencia y crecidas en la temporada son las de más calidad. Estamos en primavera y las verduras y frutas de primavera son las más adecuadas para nosotros. El suelo, el clima y las especies vegetales de cada zona geográfica proveen al ser humano de los nutrientes que necesita. Comer cualquier vegetal en cualquier época del año genera muchísimos desequilibrios orgánicos y problemas de salud. Los vegetales y el ser humano tienen precisos equilibrios estacionales de nutrientes, sobre todo de sodio y de potasio, que son alterados si consumimos productos fuera de estación.

Son también las de más calidad, aquellas que llegan frescas a la cocina, sin tantos intermediarios y con el mínimo tiempo al aire o en cámaras frigoríficas. Además es importante  basar nuestra alimentación en la producción ecológica. La alimentación basada en Productos Ecológicos, mucho más sanos y de menor impacto ambiental, constituye una alternativa a la alimentación convencional, en la que los alimentos sufren una desnaturalización progresiva que hace peligrar la salud de los consumidores, al tiempo que los residuos tóxicos y la erosión física y biológica hacen mella en los ecosistemas empobreciéndolos, además   con su consumo evitamos los nitratos, que el cuerpo convierte en las cancerígenas nitrosaminas y otros muchos compuestos químicos, que utilizados como agroquímicos  se incorporan al torrente sanguíneo con el consumo de frutas y verduras convencionales.


Otro dato importante es su mayor aporte nutricional:

Las Verduras Ecológicas presentan mayor concentración de minerales (25% más de potasio en las lechugas, 14% más de calcio en tallos de hinojo, 16% más de hierro en la judía en grano).

Las Cantidades Recomendadas diariamente, en una persona adulta de Hierro, Sodio, Potasio y Calcio se pueden conseguir con el consumo de 500 g de acelga ecológica fresca, sin que repercuta en riesgo aparente para la salud, por no superar la ingesta diaria admisible de nitratos. Las mismas cantidades de elementos nutricionales se podrían consumir con la ingesta de aproximadamente 550 g de acelga convencional fresca, aunque con ello la cifra de nitratos consumidos se duplicaría, apareciendo riesgo para la salud.

El Zumo de Naranja Ecológica contiene un 20% más de vitamina C que el procedente de frutos convencionales.

Los Frutos Cítricos Ecológicos son más aromáticos, presentando un 24% más de aceites esenciales.

En el Pimiento Ecológico Verde se alcanza un 10% más de vitamina C y en rojo un 7% más, frente a los convencionales.

Las Sustancias Antioxidantes están en concentraciones superiores en frutas ecológicas, por ejemplo en fresas (26%), zarzamora (40%), manzana (15%) y pimiento (17%).

Las variedades tradicionales de lechuga han concentrado mayores contenidos minerales que las comerciales.

Las Frutas y Verduras Ecológicas contienen menor nivel de agua, repercutiendo en mayor materia seca, mayor concentración de los sabores, mejor ajuste en la relación del precio y mayor capacidad de conservación. La col ecológica puede resistir hasta 24 días síntomas de pudrición, frente a los 6 días de la col convencional. Los frutos cítricos ecológicos presentan seis semanas más de conservación en post-cosecha que los convencionales.

Es importante también, que las plantas sean regadas con Agua Pura y limpia y que provengan de semillas naturales y no transgénicas.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que las verduras y frutas que consumamos estén en su correcto punto de maduración, porque cuando no se permite la maduración adecuada, los vegetales reducen ostensiblemente sus contenidos en nutrientes.


Mayo es un mes exuberante, que nos ofrece la posibilidad de enriquecer nuestra dieta. Está lleno de colores, de frutas y verduras ricas y variadas. Nutrámonos de él, elijamos productos de nuestra zona, ecológicos y de calidad.

Comamos Alimentos Vivos para ser Vida.

Comamos salud.






Lucía Madrigal               



Colesterol

El colesterol es una sustancia blanda y cerosa que está presente en la mayoría de los seres vivos del planeta. Es elaborado por el cuerpo o  extraído  de la dieta y no sólo de componentes animales; contrario a lo que se creía, los aceites vegetales contienen colesterol, es el llamado colesterol ligado, no detectado por los métodos habituales de análisis clínicos. Curiosamente, cuanto menor es el aporte de colesterol a la dieta, mayor es la producción de colesterol por parte de nuestro organismo. Esto podría indicar que existe un mecanismo de  autorregulación para mantener los valores necesitados e incluso, se habla de la inexistencia de un vínculo entre colesterol alimenticio y sanguíneo. (Ministerio de Investigación y Tecnología (Alemania)).

El Colesterol es sin duda un componente fundamental e imprescindible de nuestro organismo. Forma  la estructura de órganos importantes del cuerpo: la mitad de las glándulas suprarrenales están compuestas de colesterol, en el cerebro constituye entre un 10 y un 20% de su masa total y en el corazón alcanza un 10%, el mismo valor que en los pulmones. Desde el punto de vista funcional, cumple tareas vitales: estabiliza y protege las membranas celulares, resguarda la estructura del sistema nervioso, es precursor de las sales biliares, necesarias para el metabolismo de las grasas, es componente básico de las hormonas sexuales (estrógenos), provee la sustancia inicial para las hormonas del estrés, protege la piel y evita su deshidratación, interviene en la formación de la vitamina D, apoya el sistema inmunológico, protege a los diabéticos de daños renales, confiere elasticidad a los glóbulos rojos, es esencial en el desarrollo cerebral del recién nacido e impide malformaciones en el embrión, esto explica que la leche materna tenga el doble de colesterol que la leche vacuna.


El colesterol se sintetiza en el hígado y en el intestino delgado, sólo un 5% del colesterol total circula por la sangre y el resto realiza tareas vitales en las células, que incluso pueden también producirlo por sí mismas, en caso de que lo necesiten, para suplir las necesidades de sus membranas.

Un aspecto a añadir es el índice de variabilidad de colesterol en sangre: Aumenta en otoño un 20% y baja en invierno. También aumenta con la edad, el apetito, el estrés, el sexo, la actividad física, la hora del día, el tipo de clima, el equilibrio hormonal y las condiciones de salud. Cada individuo tiene su valor particular y es el organismo quien se encarga de regular y mantener los valores que necesita.

Las personas con valores bajos de colesterol están más expuestas a enfermedades como cáncer, discapacidades mentales, padecimientos hepáticos, anemia y sida; sin embargo, según el profesor Hans Holtmeier, el límite de 200 mg no tiene base científica y parece que ante el mismo problema de salud, las personas con valores más altos de colesterol viven más que aquellas con valores más bajos, esto significaría que el colesterol protege. Es más, nadie puede afirmar, a día de hoy, que los niveles altos de colesterol sean causa o consecuencia de enfermedades, todo esto tras experimentos realizados en geriátricos franceses. Incluso, Ancel Keys, inventor de la teoría grasas-arterioesclerosis-infarto, reconoce que no hay conexión entre alimentación y valores de colesterol ni tampoco con enfermedades coronarias.  Es más el profesor Hans Kaunitz afirma que el colesterol elevado es un mecanismo protector, ideado por el organismo, contra el infarto de miocardio. Así existen otros muchos estudios en el mundo occidental, que evidencian lo mismo. No hay estadísticas claras y sólo medias verdades.


Tampoco se difunde lo que sucede a las personas que consumen fármacos reductores de lípidos, los prospectos de estos medicamentos advierten sobre el riesgo de migrañas, mareos, trastornos alimentarios, impotencia, cálculos biliares e insuficiencia renal. Pero hay mucho más, puesto que los reductores del colesterol tienen una incidencia clara sobre la psiquis, el manejo del estrés y otros tantos problemas de salud. Lo peor de todo es que hasta la fecha, no se ha probado el beneficio de una reducción del colesterol. Hay sectores críticos que expresan su preocupación por que no se ha demostrado que estos tratamientos reduzcan la mortalidad. (Revista médica Deutsches Arzteblatt (Alemania)).

Y ¿Qué decir del colesterol bueno y malo? Es el hígado quien fabrica estructuras proteicas para recubrir y transportar moléculas de triglicéridos y colesterol hacia y desde las células. Cuando la grasa alimentaria se metaboliza en los intestinos, es transportada hacia el hígado a través de las lipoproteínas de alta densidad (HDL, colesterol bueno), para ser redistribuida de nuevo por el hígado según las necesidades del cuerpo. Esta distribución hacia las células se hace  a través de las lipoproteínas de baja densidad (LDL ,colesterol malo), para las cuales todas las células tienen receptores adecuados, quizás  entonces, sea inadecuado hablar de colesterol bueno o malo, pues en ambos casos se trata de mecanismos naturales de transporte.

Cuando las células no necesitan más lípidos cierran estos receptores y las lipoproteínas sigue recirculando por el torrente sanguíneo, hasta que las células adiposas las capturan para convertirlas en reserva o vuelven al hígado, a través de las lipoproteínas de alta densidad. Este funcionamiento es normal en nuestro cuerpo, que sabe muy bien cómo mantener la salud. El problema lo genera nuestra alimentación, la mala calidad de las grasas que ingerimos, la cantidad excesiva de las mismas y el exceso de carbohidratos, sobre todo los refinados. Ambos, carbohidratos y grasas, elevan la cantidad de colesterol y triglicéridos presentes en nuestra sangre, tanto que el sistema de transporte de HDL hacia el hígado se colapsa y al quedar todo este sobrante en forma de LDL dando vueltas en el torrente sanguíneo se genera la posibilidad de lesiones en las paredes arteriales. Cuando la dieta tiene más ácidos grasos de los necesarios, inmediatamente y como combustible se transforman en triacilgliceroles en el hígado y se empaquetan con apolipoproteínas específicas formando la lipoproteínas de densidad muy baja (VLDL- very low- density lipoproteins). El exceso de glúcidos en la dieta también se puede convertir en triacilgliceroles en el hígado, exportándose en forma de VLDL. La pérdida de triacilgliceroles convierte parte de las VLDL en lipoproteínas de baja densidad (LDL). Estas LDL son muy ricas en colesterol y lo tranportan hasta los tejidos extrahepáticos donde este es captado. Por tanto, no hay nada malo ni bueno, tan solo una dieta inadecuada para el buen funcionamiento de nuestro organismo.


Pero la génesis de las lesiones arteriales aún no se comprende bien, ya que sólo ocurren si hay daño previo o un desorden inflamatorio en la pared arterial. Sólo así se forma un depósito o ateroma en torno al cual se deposita el colesterol. El resto lo genera la sangre espesa y sucia (tóxica) y con tendencia a la coagulación (agregación plaquetaria). Hay quienes, dentro del mundo científico, sostienen que la presencia de colesterol en los ateromas es un intento infructuoso de reparación estructural.


También, hay hipótesis que indican que la lesión inicial en la pared arterial estaría originada por la enzima XO (Xantino Oxidasa) presente en la leche de vaca. Si la leche no fuera homogeneizada, los jugos gástricos neutralizarían esta enzima, pero este proceso genera un recubrimiento graso que la protege de los fluidos gástricos estomacales y le permite llegar a la sangre sin ninguna dificultad. Otro factor desencadenante del daño arterial es el almidón para cuya metabolización se requiere hidratación, cocción, buena masticación y correcta producción enzimática en el estómago (maltasa) y en el páncreas (amilasa).

El estilo moderno de producir alimentos se encarga de alterar estos procesos, lo que hace que el almidón sin degradar (gránulo micrométrico), pueda pasar a la sangre. Como es insoluble en sangre genera múltiples daños: Cálculos, endurecimiento hepático, hemorroides, depósitos arteriales…hasta podría estar relacionado con daños neuronales y demencia senil.


A esto se suman los resultados de estudios recientes que hablan de un tipo de colesterol, llamado oxicolesterol o colesterol oxidado. La oxidación del colesterol está también relacionada con el procesamiento industrial de los alimentos y con la abundancia de oxígeno en las arterias; ambas combinadas con la carencia de antioxidantes. El colesterol, si su cantidad no es excesiva, no causa problemas y hemos visto que es necesario, pero el colesterol oxidado es muy peligroso. Está relacionado tanto con la arterioesclerosis como con el infarto de miocardio. Hay muchas evidencias que indican que pasa casi inalterado a la sangre y así llega a todas las células del organismo. Podemos encontrar oxicolesterol en el huevo en polvo, de uso masivo en la industria alimentaria y en la leche en polvo, ambos productos requieren técnicas de deshidratación y secado que implican el uso de chorros de aire. Otros alimentos con oxicolesterol son los flanes, las mayonesas, las pastas, las galletitas, los chocolates, los helados, la comida rápida…


Por último cabría decir que el cuerpo tiene mecanismos para eliminar los excedentes de colesterol a través de la bilis, que es transportada hacia los intestinos y que  es la flora intestinal la que se encarga de desdoblar estos residuos. Cuando no tenemos flora o esta es deficiente, el colesterol es reabsorbido por la mucosa intestinal, retornando al flujo sanguíneo. Esto implica que si la flora es insuficiente aumentan los niveles de colesterol dañino. Sin embargo, colesterol alto no quiere decir arterioesclerosis. Hay personas con niveles altos de colesterol que nunca padecerán arterioesclerosis y personas con este problema que nunca presentaron niveles altos de grasas en sangre. Quizás sería mejor prestar atención a las necesidades de la flora intestinal que preocuparse por el colesterol elevado. También es importante realizar cambios en nuestra dieta y eliminar de la misma todos los alimentos no fisiológicos o con colesterol oxidado.

Alimentarse así no es nutrirse y nuestro cuerpo necesita nutrición adecuada, vegetales, frutas, semillas… y limpieza. Con un medio óptimo, todo vuelve a la normalidad.


FUENTES:

Nutrición Vitalizante. Néstor Palmetti. Argentina 2012.

Buen Provecho. Udo Pollmer.

Grasas Saludables. Néstor Palmetti. Argentina 2011.

Frutoterapia. Nutrición y salud. Albert Ronald Morales. Edaf,  2002.



Lucía Madrigal