¿Por qué no Podemos Perder Peso?


Durante los primeros siete años de nuestra vida, el cuerpo emocional está completamente abierto a experimentar. Lo que nos ocurre, lo que vemos, lo que olemos, lo que saboreamos... "Todo" se marca en nosotros como si de un sello se tratara y condiciona nuestros ciclos posteriores.

La mente lógica dirá que cada etapa tiene sus experiencias y que nada tiene que ver lo que ocurre en nuestra infancia con lo que pasa posteriormente, o quizás se crea, por el contrario, que algo duro y terrible nos ocurrió y por eso tenemos un gran trabajo con la aceptación y nuestro niño interior; pero no hace falta vivir un drama o una experiencia traumática de cualquier índole, para que nuestras experiencias tengan que ser sanadas. Somos nosotros quienes experimentamos la vida y lo hacemos cada uno a su manera.

No, no son las circunstancias las que necesitan ser liberadas del lugar oculto del subconsciente en el que se escondieron, son las experiencias. Utilizamos el calificativo de “pobrecitos” para los niños que, según nosotros, sufren, pero todos sufrimos a través de las circunstancias que vivimos. Todos, en general, vivimos desde lo que percibimos y el sufrimiento queda en nosotros como experiencia. Es así como funciona el mundo, eso se nos enseña y eso aprendemos. Todas nuestras experiencias pueden haber dejado un poso de dolor y todas por tanto, condicionan la vida que vivimos en  el ahora.


Cómo siento mi experiencia, tiene la clave de lo que soy física, mental y emocionalmente. Todo queda escrito, de uno a siete años, en nuestro cuerpo emocional. Así que… ¿Por qué engordamos y, sobre todo, por qué no podemos adelgazar?

Engordamos porque comemos mucho, porque tenemos hambre constantemente, engordamos porque no podemos dejar de comer… Tenemos sobrepeso porque toda nuestra familia tiene sobrepeso, acumulamos líquidos, es nuestra constitución, es la edad…hay miles de respuestas válidas para nuestra mente consciente.

Sin embargo, no reparamos en que nuestro dolor, nuestros pensamientos negativos, en muchos casos transmitidos por línea familiar, nos convirtieron, día tras día, en adictos a la comida y en ella hemos encontrado el medicamento perfecto para calmar nuestro malestar. Sin duda, la adicción a comer es una sedación y una forma de controlar lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo emocional. Esto es lo que. ineludiblemente, se transfiere al cuerpo físico y al cuerpo mental. Engordamos porque comemos, comemos y comemos cualquier cosa, porque cualquier cosa nos vale para sentirnos mejor; y lo hacemos, promoviendo en el espejo y sin darnos cuenta, una imagen cada vez más deteriorada de nosotros mismos, porque cada vez nos sentimos peor.


No nos gustamos, porque nuestra imagen ideal no coincide con lo que somos, eso es evidente. A eso se suma que en nuestro mundo, si no estamos satisfechos con la calidad de nuestra experiencia, es muy fácil e inmediato intentar cambiar las circunstancias externas. Si estamos gordos, tenemos que adelgazar como sea. Así lo marcan los cánones.

Sin embargo, aunque optemos por un cambio drástico en nuestro aspecto físico, el cambio no perdurará, estamos en el efecto, no en la causa. Podemos hacer montones de dietas, ejercicio a lo bruto, liposucciones, usar fórmulas dietéticas para eliminar grasas u optar por cosas más drásticas, como reducir el estómago. Estos cambios, aunque nos cuestan mucho, nos dejan una motita de satisfacción, pero momentánea, porque si no tocamos la causa inconsciente de nuestra tendencia a engordar, el malestar emocional, que no sabemos digerir, seguirá ahí.

De forma que, cuando finalmente regresa el dolor interno, no existe un sitio al que huir, porque no se pueden acallar todos los pensamientos negativos que tenemos de nuestra propia imagen, ni silenciar todos los brotes emocionales que se manifiestan en la necesidad extrema de comer por comer, de comer hasta hartarnos o de comer cualquier cosa a todas horas.


Durante un tiempo, nos podemos haber sentido bien, pero los pensamientos recaerán en la negatividad, porque el dolor emocional, que es la causa y origen del problema, sigue ahí. Por muchos intentos que hagamos para eliminar la  “grasa”, ésta sigue intacta en nuestro interior y volveremos a engordar.

Como consecuencia de esta situación interna, el cuerpo mental y emocional se verán afectados. Nos sentiremos decepcionados, porque nuestra apariencia ha dejado de ser la admiración de nuestro entorno. Nuestro malestar y desesperación se verán exagerados y se expresarán con virulencia. Con el tiempo, la ilusión de un cuerpo hermoso, que es nuestro ideal, estallará en un caos.

Si mínimamente comprendemos lo que nos pasa, probablemente intentaremos trabajar el problema desde la mente. Intentaremos, por ejemplo, cambiar la manera de ver la comida, puede que incluso, identifiquemos nuestros pensamientos autoderrotistas. Quizás, empecemos a utilizar nuestro poder mental, pero seguimos sin llegar a la causa y aunque puede que perdamos peso, sin duda, habremos encubierto nuestra adicción a comer o la habremos cambiado por otra.

Nuestro sentimiento de satisfacción seguirá siendo ficticio. Los cambios desde la mente al cuerpo son lentos y temporales, no llegan como queremos. La ansiedad volverá. No estamos protegidos del impacto negativo de los pensamientos, que nuestro subconsciente nos manda, de nuevo sentiremos que nuestras expectativas no han sido resueltas y nos veremos saboteados.


La integración de patrones de pensamientos negativos inconscientes sólo es posible cuando ajustamos el estado del cuerpo emocional, ahí está el origen de todo nuestro sufrimiento. La mente subconsciente dirige nuestra vida y nos conduce a descarrilar, cada vez que llegan a nosotros pensamientos de dolor emocional. Por tanto, volveremos a comer en exceso y nos martirizaremos por nuestra débil voluntad. Puede que se haya producido una mejoría en el cuerpo físico o que nos valoremos más mentalmente, pero por debajo seguiremos sintiéndonos mal. Ante esta situación, estamos siempre en peligro de recurrir a la comida o a cualquier actividad que catalice el exceso de peso como consuelo.

Las soluciones sobre el físico no habrán servido para nada y el control mental tampoco. Además, estamos acostumbrados a la precipitación, a querer las cosas ya, a obtener beneficios inmediatos y eso, desde el cuerpo o la mente, se produce en apariencia y por un lapso corto de tiempo. Es cierto, deseamos perder peso y queremos también, la retribución y el reconocimiento de todo lo que estamos haciendo y consiguiendo, pero eso tampoco dura. Sólo dura lo que se trabaja desde el cuerpo emocional y eso exige comprensión, dedicación y constancia, pero vivimos en el mundo del tiempo y nunca tenemos tiempo, ni nos damos tiempo.

Tanto es así, que si no podemos tener lo que queremos en el momento, lo buscamos en otra parte, porque esa es nuestra primera adicción, la de la satisfacción inmediata. Por eso cuando conseguimos algo que deseábamos mucho, deseamos otra cosa y otra y otra, constantemente insatisfechos. Así, si no adelgazamos con un método, probamos otro y otro más, hasta que nos hartamos y damos por hecho que somos gordos.


Hemos creado un mundo que se siente bien en esta precipitación con todos los deseos cumplidos, con dinero prestado, tiempo prestado y satisfacción momentánea. Vivimos dependiendo del que nos presta, de quien nos reconoce, de quien nos reconforta, de quien creemos que nos ama y reconoce, de quien nos dice “¡qué bien lo haces!”, pero en un mundo de constante insatisfacción. Así, si adelgazamos y se nos nota, nos sentimos fenomenal, a pesar de que nuestra emoción sea momentánea y ficticia. Tenemos basada nuestra satisfacción en el entorno y si el entorno nos falla, volvemos a caer.

Hay una única vía de solución permanente y es abordar nuestro problema desde el cuerpo emocional, llegar a la causa que está detrás de nuestra tendencia a engordar y que provoca en nosotros montones de pensamientos negativos. Llegar al origen de nuestro malestar y realizar el proceso inverso hasta el cuerpo físico.

Pero no creamos que la única forma de experimentar auténticos cambios es la comprensión de nuestras emociones. El trabajo hay que hacerlo de manera integradora, porque cuerpo físico, mental y emocional se reflejan mutuamente. Las experiencias que tienen lugar en cada uno de ellos están íntimamente relacionadas. De hecho, la sanación se produce en los tres a la vez y ésta es la única forma de que se produzca de manera gradual y duradera, es decir, si queremos adelgazar, sólo funciona el trabajo conjunto. Cuando los tres cuerpos caminan a la par y en la misma dirección, los procesos emocionales se sanan, nuestro cuerpo deja de mostrar malestar y nuestra mente se relaja. En definitiva, nuestra vida cambia.

De nuevo  vemos, que dedicarnos tan sólo al trabajo con uno de nuestros cuerpos, en este caso el cuerpo emocional, no es del todo esperanzador, porque, aunque eficaz, ya que en él encontramos la raíz del problema, también puede ser traumático. Cuando tocamos nuestro interior, todo se remueve, por eso los procesos curativos resultan muy duros. Como consecuencia, podemos desistir y encontrarnos en la misma rueda, porque ante el esfuerzo, la mente siempre busca excusas


No obstante, trabajar con los tres cuerpos a la vez, da como resultado cambios suaves y paulatinos, que nos gustan más. Es muy beneficioso hacer un proceso conjunto e integrador, porque prestamos atención a todo y los cambios se expresan a través del cuerpo, la mente y las emociones a la vez. Sanar es sanarlo todo. Los cambios que nos ocurran se notarán en lo que pensamos, en lo que sentimos y en lo que somos físicamente.

Si una persona con sobrepeso resuelve su conflicto, se siente mejor consigo misma y ese sentimiento revierte en cada uno de sus procesos de pensamiento y en su interacción física con el mundo, por lo que no hace falta que haga dietas o practique afirmaciones o control mental, eso es externo. El proceso es mucho más simple, ya que al comenzar a sanar las causas, los hábitos alimenticios cambian y comenzamos automáticamente a alimentarnos de manera saludable. Ya no se necesita la comida para reprimir emociones no resueltas, de modo que comemos menos. Ya no se tiene que llevar un programa de ejercicios, porque se participa del mundo y se disfruta con ello. Además, nos sentimos tan bien, que dejamos de vivir con la ansiedad de un nuevo y súbito aumento de peso.

No hay resultados sin llegar a las causas de lo que experimentamos como negativo y estas causas se encuentran en lo más profundo de nosotros. En este proceso interior de búsqueda y encuentro, se sustenta nuestra liberación y crecimiento personal.

Ahora, la pregunta puede ser ¿Eso cómo se hace? y la respuesta subyace en otras preguntas ¿Hasta qué punto es profundo nuestro deseo de cambiar? ¿De verdad, queremos adelgazar? ¿En qué nos beneficia estar gordos? ¿Cuál es nuestro compromiso con la vida y con nosotros mismos? Porque sólo cuando expresamos nuestra intención de sanar con firmeza y claridad, las herramientas llegan a nosotros. Cuestionarse es el primer paso.


 Puedes, si quieres, formularte una pregunta clave: ¿Qué es lo que quiero para mí?



Lucía Madrigal                



Las Siete Etapas de la Enfermedad


Hace más de un siglo el Dr. John Tilden formuló estas Siete Etapas de la Enfermedad. Una a una nos da la pista de cómo comprender los procesos degenerativos de cualquier tipo de problema de salud. La enfermedad no llega de un día para otro, es adquirida con el paso de los años, en un proceso con síntomas perfectamente identificables, que de no ser revertidos nos conducen a procesos durísimos e incluso a la muerte. Ningún virus o bacteria nos afecta si no encuentra el terreno adecuado para reproducirse y proliferar. Pasteur lo reconoció al final de sus días "El terreno lo es todo". El conocimiento de lo que Herbert Shelton denominó “Las Leyes de la Vida”, nos hace conscientes de lo importante que es cuidar nuestros hábitos, para vivir una vida plena.


Etapa 1: ENERVACIÓN

Ésta es la reducción de la fuerza nerviosa, que hace que las funciones de mantenimiento y eliminación estén dañadas. Se produce estreñimiento en el intestino, la linfa y los tejidos. En esta etapa nuestro cuerpo no es capaz de eliminar las toxinas endógenas (producidas por el propio cuerpo) y exógenas de todo tipo (toxinas ambientales, de los alimentos, excitotoxinas, las producidas por  los cocinados y procesados…).

La Enervación es también producida por el estrés, que deja al cuerpo sin la energía que necesita para que su mantenimiento y limpieza sean posibles.


Etapa 2: TOXEMIA

El estancamiento anterior da lugar a una acumulación de toxinas, que produce saturación en la sangre, la linfa y las células. Ya Platón hablaba de esta acumulación tóxica, que otros muchos han identificado también como el origen de todas las enfermedades. Según Herbert Shelton, “El hábito de comer de más, de abrigarse de más y todo tipo de excesos utilizan la energía nerviosa” y nos hacemos “Tóxicos”.

Entre las Toxinas Endógenas que acumulamos están:
  • Los desechos metabólicos.
  • Los desechos de la actividad celular.
  • Las células muertas.
  • Las dificultades y excesos emocionales y mentales.

Las Toxinas Exógenas comprenden:
  • Alimentos y bebidas poco naturales.
  • Alimentos naturales perturbados por el proceso de cocinado, refinado y conservación.
  • Combinaciones erróneas de alimentos que producen toxinas endógenas.
  • Sustancias farmacológicas, clínicas, farmacéuticas, herbales y complementarias.
  • Tabaco, alcohol y todas las formas de droga.
  • Contaminantes ambientales, comerciales e industriales.
  • Aire y agua impuros.


Etapa 3: IRRITACIÓN

El cuerpo se irrita debido a la acumulación de  toxinas en la sangre, la linfa y los tejidos, y el espacio intersticial se comienza a parecer a un vertedero de residuos tóxicos. Las células y tejidos donde más se produce acumulación tóxica se irritan e inflaman. Los desechos interrumpen la buena alimentación celular y la correcta oxigenación, además de producir una excesiva acumulación de agua en los tejidos.

Cualquier señal de dolor que proviene de los tejidos, tiene al menos tres cusas claras: falta de oxígeno, falta de nutrición adecuada y compresión, provocada por el agua retenida. La respuesta acostumbrada es tomar una pastilla para aliviar el malestar, complicando así la carga tóxica. Mareos, cansancio, irritabilidad, ansiedad y más están relacionados con la irritación.


Etapa 4: INFLAMACIÓN

Con la Irritación se han producido cambios celulares y degeneración corporal, lo que ha dado lugar a Inflamación, producida en cualquier parte del cuerpo. Cada diferente inflamación tiene un nombre, acabado en -itis, unos síntomas y un tratamiento, que por norma no elimina las causas subyacentes.

Al permitir que la acumulación de toxemia avance, la fuerza y la vitalidad del cuerpo seguirán disminuyendo. Se producirán más cambios celulares y como resultado la Ulceración.


Etapa 5: ULCERACIÓN

La úlcera en cualquier lugar del cuerpo es una consecuencia de la degeneración corporal. Los tejidos son destruidos. El cuerpo se ulcera para crear una salida a la acumulación de toxinas. El enfermo intoxicado experimenta una multiplicación y empeoramiento de sus síntomas. El dolor se intensifica, a lo que la medicina responde con más medicamentos o cirugía. Se fomenta la toxicidad aún más.


Etapa 6: INDURACIÓN

La Induración es un endurecimiento o cicatrización de los tejidos. Es el resultado de una inflamación crónica de larga duración, intercalada con rachas de inflamación aguda. La Inflamación crónica provoca deficiencia en la circulación, de manera que cuando algunas células mueren, son reemplazadas por tejido cicatrizal. Las células provenientes de la induración tienen también bajas concentraciones de oxígeno. La acumulación de elementos tóxicos, la mala circulación y la falta de oxígeno nos conducen a la última etapa, en la que aparecen las infecciones por hongos o el cáncer.


Etapa 7: INFECCIÓN POR HONGOS Y MUTACIÓN

Cuando se llega a este punto de deterioro corporal, en el que los procesos aeróbicos y oxidativos normales no son posibles, las células mutan y pueden llevar a cabo sus funciones vitales mediante procesos anaeróbicos, que imitan el comportamiento de las bacterias. Los cambios bioquímicos y morfológicos derivados de la acumulación de toxinas provocan esta degeneración o la muerte celular. Se ha llegado al final y el diagnóstico está claro. Cualquier oncólogo dirá que un cáncer se ha desarrollado. Cuanto antes podamos hacer el proceso de reversión de cualquier problema, más fácil será recuperar la salud. La toxemia es acumulativa, gradualmente empeora el funcionamiento corporal hasta que nos vemos saturados.


Para llegar a recuperar la salud, se ha de hacer el camino de regreso y revertir los procesos primarios de toxemia, inflamación e induración. Cuando nuestros hábitos cambian y no vamos en contra de las “Leyes de la Vida”, la toxemia disminuye, se recupera la vitalidad y el cuerpo empieza a reconstruirse a sí mismo. El camino de regreso es el mismo, que el recorrido desde que comenzamos, los mismos dolores, las mismas molestias, el mismo malestar que desaparece gradualmente. Son los procesos curativos.

Cualquier proceso curativo, si ocurre, es necesario para la recuperación de la salud. No estamos más enfermos, estamos haciendo el camino de regreso, nos estamos sanando.



FUENTES:

Toxemia Explained: The True. Interpretation. Of The Cause Of. Disease. J.H. Tilden. Denver, Colorado, 1935.

The History of natural Hygiene. H.M. Shelton. Kessinger Publishing Rare Reprints.

Hay una cura para la diabetes. Dr. Gabriel Cousens. Ed. Sirio, 2014.



Lucía Madrigal                



Los Vegetales


Consumir grandes cantidades de vegetales es muy beneficioso para nuestra salud. Estos son alimentos  cargados de nutrientes que realmente pueden mejorar la resistencia al estrés, el aspecto de la piel o protegernos de la artritis, las enfermedades cardíacas, el derrame cerebral, la demencia, el cáncer e incluso ayudar a ralentizar el proceso de envejecimiento de nuestro cuerpo.


Los vegetales frescos  ofrecen formas altamente biodisponibles de calcio, magnesio, silicio,  vitamina D y K2 y muchos minerales que trabajan sinérgicamente para construir huesos sanos y fuertes. Una de las vitaminas solubles en grasa que desempeña un papel crítico en la salud ósea es la  vitamina K2, ya que su función principal es mover el calcio a las áreas en las que debe estar (dientes y huesos) y  a retirar el calcio de las áreas en las que causa problemas, como las arterias y los tejidos blandos.

Curiosamente, una de las mejores fuentes de vitamina K2 son los vegetales fermentados. El hinojo y especialmente sus semillas son también muy buenos para los huesos. Las investigaciones han demostrado que comerse las semillas de la planta de hinojo tiene un efecto benéfico en la densidad mineral ósea, así como en el contenido mineral de nuestros huesos.

Los vegetales de hoja verde, como la col rizada, las espinacas o las acelgas, están cargadas de magnesio, que ayuda a equilibrar los niveles de cortisol, una de las “hormonas del estrés”.


Así mismo, el magnesio junto con otro mineral, el potasio, relajan los vasos sanguíneos, ayudando a bajar la presión arterial. El magnesio, también, desempeña un papel muy importante en la absorción del calcio, ayudándonos a mantener un buen funcionamiento muscular y nervioso y a reforzar el sistema inmunológico. Cuando se tienen bajos niveles de magnesio podemos tener trastornos de ansiedad y migrañas. Ambos problemas de salud se ven afectados negativamente por el estrés.

Los vegetales nos proveen, también, de grasas omega-3 y vitaminas del grupo B, que ayudan a reducir la ansiedad y la depresión. De hecho, La vitamina K contenida en los vegetales ayuda a reducir la inflamación en el  organismo, que puede verse agravada con el exceso de estrés.

Los aguacates son uno de los mejores alimentos para combatir el estrés, ya que aportan potasio, glutatión, grasas saludables y más ácido fólico que cualquier otra fruta. El ácido folico es extremadamente importante para el cerebro. Los espárragos también son ricos en ácido fólico.

Los vegetales, igualmente, hidratan la piel, lo que puede ayudar a reducir la aparición de arrugas. Esto ocurre, no sólo porque están compuestos del 85% a 95% de agua, sino que también porque contienen muchos fitonutrientes que nos ayudan a combatir el proceso de envejecimiento, gracias a que impiden el daño celular causado por el estrés, la luz ultravioleta y las toxinas ambientales.


La vitamina C, aportada por tomates, pepinos, pimientos, brócoli y otros, ayudan a la formación de colágeno. Los vegetales rojos y naranjas como las zanahorias, pimientos, calabazas nos aportan beta-carotenos y ayudan a proteger la piel del daño causado por el sol. Los tomates también contienen licopeno, que actúa como bloqueador solar natural.

Consumir una gran variedad de vegetales frescos es un gran aporte para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, pero existen otras formas de comer vegetales y de aumentar la absorción de sus nutrientes:

  • Fermentados


La fermentación es un proceso de cultivo que da lugar a la producción de microbios benéficos, que son extremadamente importantes para la salud, ya que ayudan a equilibrar la flora intestinal y por tanto refuerzan la inmunidad. Para fermentar los vegetales se puede utilizar un cultivo iniciador (Kéfirkaruft) o simplemente permitir que las enzimas naturales y las bacterias benéficas contenidas en los vegetales hagan todo el trabajo ( Chucrut o Kimchi).

El Kefirkrauft es una variación del chucrut tradicional, que combina la acción de la microflora natural de la col con la del kéfir. A esta preparación, que nos permite reducir la cantidad de sal o incluso omitirla, se le pueden añadir otras verduras. Obtenemos como resultado la mejora en las propiedades prebióticas y nutricionales de las verduras fermentadas y una buena concentración de lactobacilos, levaduras, ácidos orgánicos (láctico y acético) y otros organismos saludables.

El Chucrut es un magnífico generador de ácido láctico, aporta abundante vitamina C y enzimas de fermentación que ayudan a restablecer el equilibrio intestinal. También ejerce una función digestiva.

El Kimchi es un alimento vivo de gran valor nutricional y terapeútico. Contiene gran cantidad de vitamina C y Carotenos, así como cantidades sustanciales de proteínas, carbohidratos, ácidos orgánicos, enzimas, calcio y vitaminas A, B1 y B2.

(Es tiempo de coles. En el artículo de la sección "alimentación viva", titulado "FERMENTADOS", se explica la preparación del Chucrut. En artículos sucesivos, os contaremos cómo se preparan otros fermentados de vegetales).

  • Zumos


Los zumos ofrecen una forma sencilla de consumir más vegetales y en mayor variedad. Esto nos proporciona todos los nutrientes importantes en una forma fácil de asimilar, además, este consumo nos da la posibilidad de comer más raciones de frutas y vegetales al día. Cuando tomamos un jugo verde recién hecho, recibimos una gran dosis de vitaminas, minerales y enzimas que entran directamente al sistema sin necesidad de proceso digestivo. Dado que los zumos vegetales son tan fáciles de digerir, nos pueden ayudar a revitalizar nuestros niveles de energía en tan sólo 20 minutos.

(Para la preparación de zumos, puedes consultar, en este blog, el artículo "LOS JUGOS O LICUADOS" de la sección ALIMENTACIÓN VIVA).

  • Germinados


Los germinados son una fuente concentrada de nutrientes que difícilmente podemos extraer de la forma entera del vegetal. Estos nos  ofrecen algunas de las proteínas de la más alta calidad que se pueden encontrar en la naturaleza, incluso pueden tener hasta 30 veces el contenido nutricional de los vegetales enteros. También son fáciles de cultivar, ya que ocupan poco espacio y  hacerlos lleva muy poco tiempo. Algunos de los germinados más comunes son la alfalfa, el brócoli, la hierba de trigo, las semillas de girasol, los guisantes, las lentejas, cebolla, puerro, ajo…

Los germinados son poderosas fuentes de antioxidantes, minerales, vitaminas y enzimas que nos protegen del daño causado por los radicales libres, refuerzan la regeneración celular, tienen efecto alcalinizante en nuestro cuerpo, son ricos en oxígeno y están deliciosos.

(En este blog, puedes encontrar un artículo “GERMINADOS, UN PEQUEÑO HUERTO EN CASA”, cuya lectura te ayudará a aprender a germinar).

Los vegetales son muy buenos amigos de la salud. Prueba todas las formas de consumirlos y empezarás a disfrutarlos.


¿Cómo puedes saber si te gustan los vegetales, si no decides probarlos en todas sus formas de preparación?



Lucía Madrigal                   



Ingredientes Peligrosos en los Alimentos


Muchos alimentos de uso masivo están cargados de ingredientes muy perjudiciales para nuestra salud. Siempre se nos dice que son aditivos controlados y que se usan en proporciones que no nos pueden dañar, pero su uso es continuado y combinado, lo que produce daños muy serios en nuestro funcionamiento corporal.


Los aditivos son añadidos para frenar el deterioro de los productos, evitar que las grasas y los aceites se pongan rancios, evitar que las frutas se oscurezcan, fortalecer y enriquecer los alimentos con vitaminas y minerales sintéticos, para remplazar los naturales que se pierden durante el procesamiento, así como para mejorar el sabor, la textura y la apariencia de los mismos.

En realidad son utilizados para alargar la vida útil de los alimentos que se comercializan, sin que su consumo suponga un daño inmediato para el ser humano. No obstante,  nada se suele hablar del daño gradual o potencial que entraña su ingestión, o de lo que significa para nuestro cuerpo la combinación continuada de diferentes aditivos.


Los aditivos que normalmente podemos encontrar en las etiquetas de los alimentos procesados son:

Conservantes: benzoato de sodio, nitrito de sodio, sorbato de potasio, BHA, BHT, TBHQ.

Edulcorantes naturales y artificiales: fructosa, jarabe de maíz de alta fructosa, aspartamo, sucralosa, acesulfamo de potasio (acesulfamo-K).

Colorantes artificiales: FD&C Azul No. 1 y 2, FD&C Verde No.3, FD&C Rojo No.3 y 40, FD&C Amarillo No.5 y 6, Naranja B, Rojo Cítrico No.2.

Saborizantes artificiales.

Potenciadores del sabor: glutamato monosódico (MSG), proteína de soya hidrolizada, extracto de levadura...

En realidad, deberíamos excluir todo tipo de aditivos de nuestra dieta, pero para eso hay que leer detenidamente las etiquetas y buscar productos que no están tan comercializados. Además, es aconsejable volver a los métodos tradicionales de elaboración de alimentos, a preparar nuestra comida y a evitar el exceso de cocinados y procesados.


Los peores aditivos para nuestra salud son:

1. BHA y BHT

Butilhidroxianisol y butil hydrozyttoluene se utilizan para conservar los alimentos comunes en casa. Se encuentran en los cereales, goma de mascar, patatas fritas, nueces, mantequilla, carne, patatas deshidratadas, cerveza y aceites vegetales. Ambos son oxidantes que forman compuestos reactivos, potencialmente cancerígenos en el cuerpo.


2. Galato de Propilo

Conservante, utilizado a menudo en combinación con BHA y BHT. A veces se encuentra en los productos de carne, caldo de pollo en polvo y goma de mascar. Algunos estudios en animales han sugerido que podría estar asociado al desarrollo de  cáncer.


3. Nitrato de Sodio (también llamado Nitrito de Sodio) 

Se trata de un conservante, colorante y saborizante añadido comúnmente al tocino, jamón, salchichas, embutidos, pescado ahumado y carne curada.  Varios estudios han relacionado su consumo con diferentes tipos de cáncer.


4. Glutamato Monosódico (MSG)

El MSG es un aminoácido utilizado como potenciador de sabor en las sopas, aderezos para ensaladas, patatas fritas, comidas congeladas y comidas de restaurantes. Puede causar dolores de cabeza y náuseas, y los estudios en animales lo han vinculado con células nerviosas dañadas, en el cerebro de ratones lactantes.


5. Grasas Trans

Se ha comprobado que las grasas trans causan enfermedades de corazón. La comida de los  restaurantes, especialmente la de las cadenas de comida rápida, a menudo sirven alimentos cargados de grasas trans.


6. Aspartamo

Aspartamo, también conocido por Nutrasweet y Equal, es un endulzante encontrado en los llamados alimentos dietéticos como postres bajos en calorías, gelatinas, mezcla para bebidas y refrescos. Puede causar cáncer o problemas neurológicos, como mareos o alucinaciones.


7. Azúcar Blanca

La adición de azúcares a productos tales como horneados, cereales, galletas, salsas y muchos otros alimentos procesados es peligrosa para la salud, y promueve la mala nutrición. El consumo de azúcar es desastrosa para nuestro organismo


8. Bromato de potasio

El Bromato de potasio se utiliza como aditivo para aumentar el volumen en los panecillos y rollos de harina. Está relacionado con trastornos en el sistema nervioso y los riñones, así como con malestar gastrointestinal. Se sabe que causa cáncer en animales. Incluso pequeñas cantidades de pan pueden significar un riesgo para el ser humano.


9. Acesulfame-K

Este es un edulcorante artificial relativamente nuevo, encontrado en productos horneados, goma de mascar y postres de gelatina. Hay que tener  preocupación con su uso, ya que las pruebas de laboratorio con este producto han sido escasas, y algunos estudios muestran que este aditivo puede causar cáncer en ratas.


10. Colorantes Alimentarios: Azul 1, 2; Rojo 3; Verde3; Amarillo 6

La mayoría de los colorantes artificiales están hechos de alquitrán, que es un carcinógeno. Estos cinco colorantes alimentarios, que vemos a continuación, pueden ser encontrados en pasteles, dulces, macarrones, quesos, medicinas, bebidas deportivas, sodas, alimentos para mascotas…  y están relacionados con cáncer, en pruebas realizadas sobre animales:

El Azul 1 y 2, que se encuentra en las bebidas dulces, productos de horneado y alimentos para mascotas, se han relacionado con cáncer en ratones.

El Rojo 3, utilizado para teñir las cerezas, los cócteles de frutas dulces y los productos de panadería, ha demostrado causar tumores tiroideos en ratas.

El Verde 3, añadido a dulces y bebidas, se ha relacionado con el cáncer de vejiga.

El color amarillo 6 ampliamente utilizado, es añadido a las bebidas, salchichas, productos de gelatina, horneados y dulces, se ha relacionado con tumores de la glándula suprarrenal y  el riñón.

Otros colorantes comunes junto con el benzoato de sodio, encontrados habitualmente en bebidas gaseosas, jugos de frutas y aderezos para ensalada, han sido relacionados con problemas de hiperactividad y falta de concentración en los niños. Estos son:

Benzoato de sodio (E211), Amarillo ocaso (E110), Amarillo de quinolina (E104), Carmoisina (E122), Tartrazina (E102), Ponceau 4R (E124) y Rojo allura AC (E129).

Otro artículo publicado en la revista británica The Independent el 5 de abril del 2008, informa de los resultados de una investigación, mediante la cual se llega a la conclusión de que los colorantes artificiales deberían ser eliminados de cientos de productos en el Reino Unido, ya  que los E causan daño cerebral y como resultado una reducción significativa en el coeficiente intelectual.


11. El jarabe de Maíz de Alta Fructosa

Es la principal fuente de calorías en todos los tipos de comida procesada y alimentos elaborados. Está relacionado con la elevación en las tasas  de diabetes, obesidad y otros problemas serios vinculados al síndrome metabólico.


12. Olestra

La Olestra es una grasa sintética encontrada en algunas marcas de patatas fritas “sin grasa”, que puede causar diarrea severa, calambres abdominales y gases. La Olestra también inhibe la absorción de vitaminas saludables provenientes de los carotenoides solubles en grasa que se encuentran en frutas y verduras.


13. Cloruro de Sodio

Una pizca de cloruro de sodio, más conocido como sal, puede aportar sabor a la comida. Pero la sal en exceso o su consumo continuado es peligrosa para la salud. Podría causar hipertensión arterial, embolia, accidente cerebrovascular y accidente renal.

Casi toda la sal comercial es altamente procesada ​​y se calienta a temperaturas muy altas. Además, tiene muchos aditivos añadidos, que también son potencialmente tóxicos. Por lo tanto, sería conveniente evitar los alimentos procesados adicionados con sal convencional.


14. BVO (Aceite Vegetal Bromado)

Se encuentra en bebidas deportivas y refrescos con sabores cítricos. Compite con el yodo por los sitios receptores en el cuerpo, lo que puede provocar hipotiroidismo, enfermedades autoinmunes y cáncer. El ingrediente principal, el bromo, es una sustancia corrosiva venenosa, relacionada con daños graves en los órganos, defectos de nacimiento, problemas de crecimiento, esquizofrenia y pérdida auditiva.


15. Azodicarbonamida

Se encuentra en panes, comidas congeladas, mezclas de pastas y productos horneados. Está relacionada con el asma.


16. Hormonas sintéticas

Se encuentran en la leche y los productos lácteos. Están relacionadas con el cáncer de mama, de colon y de próstata.


17. Arsénico

Se encuentra en las aves de corral. La EPA clasifica el arsénico inorgánico como un “carcinógeno para el ser humano”.

Como podemos observar en todos los casos, el uso de estos ingredientes tiene un efecto desastroso para nuestra salud. Los resultados que demuestran su daño están avalados por pruebas de laboratorio específicas y repetidas en diferentes lugares del mundo. No deberían ser usados en ningún caso, pero como eso ocurre, nosotros podemos elegir si consumimos o no productos que los contengan.


LA DEMANDA CREA LA OFERTA.

Nosotros podemos cambiar la oferta, si demandamos productos naturales y de calidad. 



Lucía Madrigal