Hierbas y Plantas


Todas las plantas ejercen efectos saludables sobre nuestra salud, todas tienen poderes terapéuticos y equilibran nuestro organismo. Cuando buscamos soluciones para nuestros problemas físicos, en primer lugar, tenemos que buscar el punto de partida, la causa y origen de los mismos, que probablemente encontraremos en nuestros pensamientos y emociones. A continuación observar nuestros hábitos nocivos y cambiarlos. Después, lo mejor es buscar aliados adecuados para recuperar la salud. Esos son las plantas, ellas nos ayudan a promover nuestro poder curativo, nos ayudan a sanar.


La clasificación de las plantas como alimentarias, medicinales o condimentos, aunque se haga, no parece una clasificación oportuna, puesto que todas ellas ejercen efectos saludables, todas añaden sabor a nuestros platos y todas nos aportan nutrientes. Además, todas ellas son depurativas. Si partimos del hecho de que muchas de nuestros problemas de salud están relacionados con la toxicidad del organismo, todas nos pueden ayudar. Hierbas y plantas no son sólo excelentes para nuestras comidas, sino que nos protegen, nos limpian y nos aportan vitaminas y minerales.

Además, no es solo que nos ayuden a sanar y a fomentar nuestra capacidad curativa, sino que previenen enfermedades, porque según el Journal of Medicinal Foods, hay una correlación directa entre el contenido de fenol antioxidante en muchos extractos de hierbas y especias y su capacidad de inhibir la glicación y la formación de componentes AGE, convirtiéndolas en poderosas herramientas de protección contra enfermedades cardíacas y envejecimiento prematuro. El poder secreto de hierbas y especias radica en que además de aportarnos los beneficios antes mencionados, que son muchos, son muy ricas en nutrientes y tienen la capacidad de aumentar el metabolismo de forma natural.


Por último, las especias pueden "mejorar" nuestras comidas reduciendo los componentes tóxicos creados durante el proceso de cocción. Un estudio publicado el año pasado descubrió que añadir especias ricas en antioxidantes a la carne antes de cocinar, reduce el nivel de malodialdehído (un marcador químico de la oxidación) en la carne en un 71% y los niveles en la orina de los participantes en un 49%. En esta investigación se utilizó una mezcla de clavo, jengibre, orégano, romero, canela, pimienta negra, paprika y ajo en polvo.

También se puede prevenir la formación de aminas heterocíclicas (HCAs) añadiendo arándanos o cerezas a las hamburguesas. Las HCAs se forman cuando el alimento se cocina a altas temperaturas y están relacionadas con el cáncer. En términos de HCAs, la peor parte de la carne es la sección ennegrecida "carbonizada", que es la razón por la que se debe evitar la carbonización de la carne y nunca comer las partes ennegrecidas.

De acuerdo con el  estudio anteriormente mencionado, las 10 hierbas y especias más poderosas son:
El clavo, la canela, el pimienta de Jamaica (la mezcla de especias para el pastel de manzana (Canela, nuez moscada, pimienta de Jamaica y jengibre), el orégano, la mezcla de especias para el pastel de calabaza (canela, nuez moscada, jengibre y clavo de olor, y en ocasiones pimienta de Jamaica), mejorana, salvia, tomillo y mezcla de especias italiana (Orégano, albahaca, ajo, perejil, tomillo).

Algunos ejemplos de hierbas disponibles en cualquier lugar y sus propiedades son:

  • ALBAHACA


Es tónico cardiaco, inmune, nervioso y digestivo, además de ser útil para las vías respiratorias, la lactancia y los espasmos. Está considerada una planta sagrada en la  India pues crea apertura del corazón y de la mente.

La albahaca proporciona vitaminas A, C y K, junto con hierro, manganeso, magnesio y potasio. Cargada de flavonoides, la albahaca ayuda a prevenir el daño celular de la radiación y el oxígeno.

  • JENGIBRE


Digestivo, antiinflamatorio y descongestivo. Modera la presión arterial y activa las defensas.

Se pueden tratar las náuseas y el malestar estomacal con el jengibre. Previene y trata el resfriado común ya que contiene componentes antivirales.

  • FENOGRECO


Es un excelente desinflamante y cicatrizante. Actúa como tónico en general. Es afrodisiaco y útil en problemas de celulitis.

Esta hierba mediterránea es buena para los cólicos menstruales, los síntomas de la menopausia, el colesterol y la diabetes.

  • PEREJIL


Es un tónico general. Digestivo, diurético, vasodilatador y antianémico.

El perejil es conocido por su alto contenido antioxidante y porque está lleno de vitaminas, minerales y fibra alimentaria  que ayuda a equilibrar el colesterol y evitar el estreñimiento.

  • CÚRCUMA


Es un excelente digestivo y protector hepático, reduce el colesterol y ayuda a metabolizar grasas. Es afrodisiaco, antifebril, antiparasitario y antiinflamatorio.

Los resultados de la prueba de Cork Cáncer Research Centre muestran que la cúrcuma puede eliminar las células cancerosas de garganta en 24 horas.

Algunos USOS específicos de las hierbas son:

Para mejorar el funcionamiento del SISTEMA INMUNOLÓGICO:

  • REGALIZ


Disminuye la respuesta inflamatoria aumentando la producción de esteroides por las glándulas suprarrenales, una buena ayuda si nuestro sistema inmunológico está respondiendo a la gripe. Cura afecciones respiratorias y digestivas. Cicatriza úlceras y ayuda a dejar de fumar.

  • CÚRCUMA


Un refuerzo general del sistema inmunológico debido a su gran capacidad antioxidante. La cúrcuma es de 5 a 8 veces más poderosa que la vitamina C y E, e incluso lo suficientemente fuerte como para captar el radical hidroxilo, que es considerado el más reactivo de los oxidantes.

  • PIMIENTA NEGRA


Aumenta la biodisponibilidad de todos los alimentos,  hierbas y otros componentes. 

  • ORÉGANO


Actúa como un poderoso antioxidante. Es digestivo, descongestivo y anti-inflamatorio. Es expectorante, se usa para los resfriados, la gripe, congestiones y catarros crónicos. Es tónico estomacal, antiespasmódico, tónico biliar,  y carminativo.

Para reducir la inflamación y tratar los PROBLEMAS INFLAMATORIOS E INFECCIOSOS:

  • CÚRCUMA


Sus potentes propiedades anti-inflamatorias provienen de la curcumina, el pigmento que le da a la cúrcuma el color amarillo-naranja y que se cree, es el responsable de muchos de sus efectos medicinales. Se estima que hay de tres a cinco gramos de curcumina por cada 100 gramos de cúrcuma. Se ha demostrado que la curcumina influye en más de 700 genes y puede inhibir tanto la actividad como la síntesis de ciclooxigenasa-2 (COX2) y 5-lipoxigenasa (5-LOX), así como en otras enzimas que han sido relacionadas con la inflamación.

  • CLAVO


Es uno de los anti-inflamatorios más poderosos con propiedades anti-bacterianas y antioxidantes. Es benéfico para los dolores musculares por lesiones, artritis y reumatismo. También contiene eugenol y tiene propiedades anestésicas leves que son útiles para el dolor de muelas, de encías y de garganta. También ofrece alivio a problemas respiratorios como el asma y la bronquitis y elimina los parásitos intestinales como los hongos y bacterias.

  • NUEZ MOSCADA


Un estudio publicado en el “Journal of Bioscience and Bioengineering” encontró que el extracto de nuez moscada tiene actividad antibacterial que puede reducir significativamente ciertas cepas de E.coli. La nuez moscada también es benéfica para el dolor articular y la gota, el aceite de nuez moscada ha sido utilizado tradicionalmente en los dolores de dientes.

La nuez moscada contienen aceites volátiles formados por los derivados de alquil benceno, terpenos y ácido mirístico y una larga historia de abuso; consumirla en exceso (una a tres nueces, en algunos casos menos) puede causar efectos secundarios como nausea, alucinaciones, inflamación y shock.

  • JENGIBRE


Tiene propiedades antinflamatorias que ayudan a protegernos de las bacterias y los hongos. También elimina los gases y relaja y alivia el tracto intestinal mientras que fortalece el sistema inmunológico. Puede protegernos de la aterosclerosis disminuyendo sus niveles de colesterol y evitando la oxidación de la proteína de baja densidad (LDL). Alivia la artritis, la artrosis y los problemas en las vías respiratorias.

  • MENTA


Tradicionalmente utilizada para calmar el tracto digestivo, un estudio publicado en la revista BMJ en el 2008 encontró que el aceite de menta es benéfico en el tratamiento del síndrome del intestino irritable. También inhibe el crecimiento de bacterias y hongos y ayuda a aliviar los síntomas de alergias y asma.  Descongestiona las vías respiratorias y favorece la expectoración.

  • CANELA


Es un agente antimicrobiano que también aumenta las defensas antioxidantes. Se ha encontrado que mata el E.coli y muchas otras bacterias. Sus compuestos anti-inflamatorios ayudan a aliviar el dolor y la rigidez muscular y articular causada por la artritis. También previene infecciones del tracto urinario, la caries dental y la enfermedad periodontal.

Para mejorar  LA SALUD MENTAL Y REDUCIR LA ANSIEDAD:

  • NUEZ MOSCADA


De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food, un extracto de semillas de nuez moscada provocó un importante efecto antidepresivo en ratones, su uso, en ciertas dosis, es comparable en potencia con la de los antidepresivos impramina y fluoxentina. De hecho, reducir la ansiedad y mejorar el insomnio son dos problemas tratados tradicionalmente con nuez moscada.

Hay muchas otras hierbas y especias de las que hablaremos en otra ocasión. Por el momento si no conoces sus usos y sus sabores aquí tienes algunas de las más conocidas. Habitualmente, es difícil encontrar hierbas frescas, así que podemos utilizar hierbas secas. Para obtener el máximo resultado de sus principios activos, es importante utilizar hierbas secadas a la sombra. Además, el uso de plantas secadas a la sombra permite su reconocimiento lo que dificulta su adulteración. Es conveniente también descartar hierbas demasiado picadas ya que al reducirse la superficie de contacto con el aire disminuye el efecto de oxidación.


Condimenta tu vida y aprovecha las cualidades de este maravilloso regalo que nos hace la naturaleza.



Lucía Madrigal                



Las Enzimas y La Digestión


La elaboración de la materia prima de la nutrición, y por tanto, en gran medida nuestra salud depende de la eficiencia de una buena digestión de los alimentos. Mejorando la digestión se mejoran todas las funciones vitales y se obtienen muchos e importantes beneficios.

La indigestión es el inicio, aunque no la causa, de las enfermedades más graves que sufre el hombre. Una larga lista de molestias y síntomas acompaña al progresivo deterioro de la función digestiva, como gases, eructos ácidos, sensación de malestar, dolor abdominal, insomnio y noches sin descanso, lengua sucia por las mañanas, nerviosismo… Evitar la indigestión es preservar la salud, y remediarla es restablecerla, porque una buena digestión es algo totalmente normal y una mala digestión indica que las fuerzas vitales están mermadas, debido a un modo de vida inadecuado.

Siempre decimos que cambiar nuestra manera de alimentarnos implica un cambio total de hábitos en nuestra vida, porque la salud sólo se preserva y se conserva si se observan debidamente todas las leyes de la naturaleza. 


Para comenzar a conocer el funcionamiento de nuestro cuerpo y el proceso digestivo en sí, debemos empezar por saber cómo éste  funciona y conocer la importancia de las enzimas en este proceso.

Una enzima puede definirse como un catalizador biológico. La plantas y los animales producen sustancias catalíticas solubles, poco resistentes al calor y de naturaleza coloidal, las cuales se utilizan en los innumerables procesos de desintegración de los compuestos y en la elaboración de compuestos nuevos. Estas sustancias tienen funciones muy específicas. Esto significa que, en el proceso digestivo,  las enzimas sólo van a actuar sobre una única clase de sustancias alimenticias y que sólo van a ser capaces de realizar su trabajo si los trabajos precedentes se han realizado con normalidad. Es decir, las enzimas que actúan sobre los carbohidratos no pueden ni tienen efecto sobre las proteínas, ni sobre las sales minerales o las grasas y la digestión de todos estos compuestos se realiza en diferentes lugares del aparato digestivo. Es como si cada una estuviera adaptada o ajustada a una estructura bien definida, que ya no sirve como sustrato si se altera de alguna forma la especificidad del alimento.


Las Enzimas de la Boca

La masticación tiene como fin reducir a pequeñas partículas todos los alimentos, los cuales son saturados por la saliva. Sin embargo, sólo el almidón inicia su digestión química en la boca. La saliva, que es normalmente un fluido alcalino, contiene una enzima llamada Ptialina, que reduce el almidón a maltosa, un azúcar complejo que es más tarde descompuesto en el intestino por la maltasa y convertido en glucosa.

Con este ejemplo vemos como la ptialina prepara el camino a la maltasa, que no puede actuar directamente sobre el almidón. La amilasa que es una enzima pancreática reduce también el almidón. De esta manera, la cantidad que no haya sido descompuesta en la boca, puede ser todavía descompuesta en maltasa y acrodextrina, suponiendo que no haya fermentado antes de llegar al intestino.

La ptialina es destruida por una reacción alcalina fuerte o por un ácido débil, sólo puede actuar en un medio ligeramente alcalino. Por tanto si mezclamos almidones con alimentos ácidos o que provocan una reacción ácida en el estómago, la ptialina interrumpe su acción. La Ptialina no actúa sobre el azúcar, cuando tomamos azúcar se produce abundante saliva, pero esta carece de ptialina. Cuando comemos almidones empapados tampoco se segrega ptialina, ni tampoco al ingerir carne o grasa.

Se han hecho experimentos, que han demostrado que sólo se segregan enzimas ante la presencia de alimentos que podemos digerir y que, además, son perfectamente reconocidos e identificados por nuestros sentidos y nuestro paladar. Curiosamente el cuerpo se adapta a las diferentes clases de alimentos y se produce la secreción gástrica adecuada.


La Enzima Estomacal o Pepsina

El jugo estomacal puede variar desde una reacción ácida fuerte a una reacción casi neutra, según la naturaleza del alimento ingerido. Contiene tres enzimas, la pepsina, que actúa sobre las proteínas, la lipasa, que tiene una acción ligera sobre las grasas, y el labfermento o renina que coagula la leche.

La pepsina es la enzima que inicia la digestión de las proteínas y las descompone. Sin la acción de la pepsina, otra enzima, la erepsina, que actúa sobre péptidos y polipéptidos y que se encuentra en los jugos gástricos y en el jugo pancreático, no puede actuar, ya que le es imposible descomponer proteínas complejas. La pepsina actúa sólo en un medio ácido y es destruida en un  medio alcalino. Los alimentos muy fríos retardan y hasta interrumpen su acción. El alcohol precipita esta enzima.

En el estómago hay unos cinco millones de glándulas microscópicas que cubren sus paredes internas y cada una de ellas segrega una parte distinta de jugo gástrico, lo que favorece el tipo de jugo necesario para cada componente alimenticio. El factor tiempo también es importante, porque el carácter del jugo gástrico es diferente en un momento de la digestión que en otro, ya que este atiende a los diversos requerimientos de lo ingerido. Una digestión larga, supone un gran gasto energético para el organismo y se traduce en pesadez, dolor abdominal, gases, hinchazón y otras molestias. También existe una adaptación similar de la saliva a los diferentes alimentos y necesidades digestivas. Incluso sustancias desagradables y nocivas provocan una secreción salivar, en este caso, para expulsar el elemento indeseable.

Cuando las digestiones salivar y gástrica se han llevado a cabo correctamente, la comida está preparada para la digestión intestinal, en el cual actúan las enzimas del “succus entericus” (intestino), el jugo pancreático y la bilis. En el intestino se obtienen los productos finales de la hidrólisis, y entonces los alimentos ya están preparados para ser absorbidos, lo que ocurre también en el intestino.


Las Enzimas del Jugo Intestinal

“El succus entericus” o jugo intestinal contiene cuatro o cinco enzimas y tiene una reacción profundamente alcalina:

La enteroquinasa, que activa la tripsina (la enzima  del jugo pancreático que parte las moléculas de las proteínas).

La erepsina, que completa el trabajo de la pepsina y de la tripsina, hidrolizando los péptidos hasta obtener los aminoácidos que los constituyen.

Las enzimas hidrolizantes del “succus entericus” que hidrolizan los disacáridos (azúcares dobles) con la obtención de monosacáridos, que son azúcares simples como la glucosa y la fructosa. Sin estas enzimas, los azúcares dobles serían eliminados por los riñones, porque, tal como son, no pueden ser utilizados por el organismo.

La maltasa que actúa sobre la maltosa y la dextrina que son productos de la digestión salivar de los almidones.

Otras dos enzimas hidrolizantes son la sucrasa que hidroliza la sucrosa, o azúcar de caña, obteniéndose glucosa y fructosa y la lactasa que actúa sobre la lactosa, que es el azúcar de la leche.

Otros constituyentes del “succus entericus” son la nucleasa que hidroliza los ácidos nucleicos de las núcleoproteínas y la secretina.

Todas ellas actúan sobre los alimentos favoreciendo la hidrolizadión y la absorción de nutrientes.

La bilis desempeña muchas funciones importantes en el intestino delgado. Es un fluido alcalino de PH entre 6,8 y 7,7, compuesto de agua, pigmentos biliares, ácidos biliares, sales biliares, colesterol, lecitina y grasas neutras. La secreción de la bilis por parte del hígado es continua, pero sólo entra en el duodeno cuando está el quimo o bolo alimenticio. Se puede considerar la bilis como una coenzima de la lipasa pancreática, pues ésta, cuando se combina con la bilis, descompone las grasas más rápidamente. La bilis facilita la absorción de los ácidos grasos, combinándose con ellos, haciéndolos más solubles y, por lo tanto, de más fácil absorción. Ayuda también a la asimilación de muchas vitaminas liposolubles, especialmente la D, la E y la K.


Las Enzimas del Jugo Pancreático

Cuando la digestión salivar y estomacal no se han producido correctamente, el páncreas se sobrecarga, porque no es lo mismo hidrolizar una proteína o un almidón ya descompuesto, que tener que empezar la digestión de los mismos, prácticamente desde el principio. Pero en una digestión eficiente y con el tiempo adecuado los compuestos se hidrolizan por completo.


Las Enzimas del Jugo Pancreático son:

La tripsina, que hidroliza las proteínas obteniéndose así proteasas, peptonas y polipéptidos  y, que con el tiempo necesario y en condiciones favorables, continua su acción hasta conseguir los aminoácidos necesarios. (Cuanto más eficiente haya sido la digestión de las proteínas en el estómago, tanto más probable será que la tripsina y la erepsina puedan completar la hidrólisis de las proteínas sin que se produzca putrefacción).

La amilasa que actúa sobre el almidón.

La lipasa pancreática que descompone las gotitas de grasa que se habían originado en el hígado por acción de la bilis y transforma los ácidos grasos en glicerina.

Las diversas enzimas de los jugos pancreático e intestinal que completan la digestión de las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas, actúan sólo en un medio alcalino.

La digestión intestinal será más eficiente cuanto más lo sea la digestión salivar y estomacal.


Sólo las moléculas simples son asimilables. Estas son aceptadas por nuestro flujo sanguíneo y aprovechadas por las células del cuerpo para la producción de nuevas células.

La digestión es en parte un procedimiento mecánico ya que el alimento se mastica y se deglute pero, las transformaciones químicas que sufren los alimentos durante el proceso digestivo son realizadas por las enzimas. Para tener una buena digestión hemos de respetar la especificidad de las mismas. Esta acción específica de las enzimas es muy importante pues cada etapa del proceso digestivo requiere la acción de una enzima diferente, y las diversas enzimas son capaces de realizar su trabajo, siempre que el trabajo anterior haya sido realizado correctamente por la enzima que le precede.

Los alimentos que ingerimos también contienen enzimas, que son destruidas cuando los cocinamos por encima de los 42ºC. Es importante comer alimentos crudos que al aportarnos sus propias enzimas nos facilitan la digestión y, por supuesto, nuestro bienestar. Hacer uso exclusivo de nuestras enzimas corporales supone un gran gasto energético que podemos evitar aumentando considerablemente el consumo de alimentos vivos.

Vivo es Vida. Vivo es Salud.



FUENTES:

Aprender a alimentarse. Dr Soleil. Ed. Sirio, 2013.

Sólo crudo. Stefano Momenté y Sara Cargnello. Ediciones Obelisco, 2012.

La combinación de los alimentos. H.M. Shelton. Ediciones Obelisco, 1994.



Lucía Madrigal               



Los Ciclos Naturales Del Cuerpo


La capacidad humana de procesar los alimentos se fundamenta en el funcionamiento eficaz de tres ciclos regulares cotidianos. Estos ciclos se basan en tres funciones corporales:
  • Diariamente nos Alimentamos: Apropiación.
  • Usamos parte de los Alimentos: Asimilación.
  • Nos liberamos de lo que no usamos: Eliminación.
Todas estas funciones están constantemente en marcha pero se intensifican durante ciertas horas del día:
  • Del mediodía a las 8 P.M. estamos en el ciclo de Apropiación (ingestión y digestión).
  • De las 8 P.M. a las 4 A.M. Asimilamos (absorbemos  y usamos).
  • De las 4 A.M. al mediodía Eliminamos los desechos corporales y restos de alimentos.
Las horas son orientativas, ya que, aunque en todos los organismos se producen los mismos procesos, siempre hay variaciones y basta con observar y escuchar a nuestro cuerpo, que tiene sus propios horarios, y que basa los mismos en el respeto a estas tres funciones corporales. Además existen pequeñas variaciones en la concepción de estos ciclos según la escuela de pensamiento a la que nos remitamos.

Para la Medicina Tradicional China el ciclo de la digestión es más fuerte de las 7 a las 9 de la mañana, lo que implica que los alimentos más pesados han de ingerirse a estas horas.


Para el Ayurveda, nuestro ciclo de digestión es más fuerte entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde, por lo que este intervalo es el mejor para ingerir alimentos más pesados. Los Monjes Budistas, en cambio, no comen a partir de mediodía pero la mayoría de los seguidores del Budismo plantean la ingestión de alimentos con más libertad. Ayunos diarios tan largos son difíciles de hacer, por lo que optan por reducir el tiempo entre la última comida y la primera del día siguiente.

Detrás de todo esto se esconde la idea de que la mente y nuestros pensamientos tienen efectos muy fuertes en nuestros ciclos particulares, evidentemente, detrás de cualquier creencia está nuestra psique. En realidad, nuestros ciclos personales están determinados por nuestros hábitos, nuestro estilo de vida, nuestra psicología, perfil metabólico, creencias religiosas, entorno social y otros factores. Por ejemplo, si tu creencia es que hay que desayunar fuerte, probablemente tus ciclos se hayan adaptado a esta convicción. Otros factores tienen que ver con nuestro flujo de energía vital y la Biopsicología, relacionados ambos con la luz solar.


Los higienistas coinciden con el primero de los planteamientos que hemos dado. Según este sistema los ciclos tienen una duración de aproximadamente 8 horas y entre ellos no existen paradas bruscas. Además hay personas cuyo ciclo de eliminación empieza a las 3 de la mañana y su ciclo de digestión comienza a las 10:00. También hay personas que comienzan su ciclo de asimilación a las 10 de la noche y otras que tienen una digestión muy fuerte hasta medianoche.

De todos los tres ciclos que presenta el higienismo, el de eliminación contiene la clave para una vida saludable. Por eso, el Dr. Shelton sugería no tomar nada, excepto zumos o frutas frescas sin endulzar, hasta las 12 de la mañana, para así favorecer la expulsión de tóxicos y desechos del organismo, algo por otro lado, absolutamente necesario para una vida saludable

Los mismos factores que nos permiten expulsar toxinas, también promueven la pérdida de grasa innecesaria y pérdida de peso, así como también, nos ayudan a solucionar los problemas de estreñimiento. En este caso, si desayunamos mucho y antes de las 12:00, estaremos cortando nuestro ciclo de eliminación y todos los desechos que hasta ese momento no han sido eliminados, se quedarán en nuestro interior, a la espera del momento de ser expulsados, o se acumularán y darán lugar a muchos otros problemas relacionados con la toxemia corporal.


Nuestros ciclos corporales pueden resultarnos evidentes, con sólo prestar atención a cómo actúa nuestro cuerpo. Si nos escuchamos, nos damos cuenta de que tenemos más apetito según va avanzando el día. Cuando dormimos el cuerpo está asimilando lo que ha ingerido y por la mañana cuando nos despertamos, podemos tener mal aliento y en ocasiones la lengua sucia, porque el cuerpo está a mitad del proceso de eliminación.

A nuestro organismo le gusta cenar temprano, porque cuando empieza el ciclo de asimilación, la comida tiene que haber salido del estómago y para eso tienen que haber transcurrido unas tres horas antes de ir a dormir. Si cenamos tarde, los alimentos no están listos para ser asimilados, este ciclo se prolonga y por tanto el ciclo de eliminación empieza tarde. De esa forma, estamos obstaculizando los ciclos corporales.

Por tanto, es muy importante respetar estos ciclos naturales y permitirnos comer cuando existe una demanda real de alimentos. Es muy importante, también, respetar las horas de luz, porque cuando se ha puesto el Sol, nosotros no segregamos cortisol, una hormona decisiva para el proceso digestivo.


Además del metabolismo físico para la asimilación de los alimentos, existe un metabolismo energético que nos permite la transferencia de la energía del alimento físicamente asimilado. Usamos la mayor o menor energía de todo lo que comemos.

Existen tres fases en el metabolismo energético, que en parte coinciden con los ciclos naturales:

La Fase Cefálica, que es la fase preparatoria, empieza con la vista, el olfato o simplemente con el pensamiento de la comida y finaliza cuando la comida empieza a ser absorbida por el torrente sanguíneo. Es el Ciclo de Apropiación, nos alimentamos.

La Fase de Absorción, que es aquella durante la cual la energía que proviene de la comida es absorbida por el torrente sanguíneo, para suplir las necesidades inmediatas del organismo. Ciclo de Asimilación, el cuerpo absorbe la energía que necesita.

La Fase de Ayuno, que es el período durante el cual toda la energía ya ha sido utilizada y el organismo está sacando energía de las reservas, con el fin de cumplir con las necesidades energéticas inmediatas. Ciclo de Eliminación, los desechos corporales se preparan para ser eliminados. Esta fase finaliza con una nueva Fase Cefálica.


Como vemos los ciclos naturales de nuestro cuerpo, afectan al funcionamiento del mismo. Si comemos a horas en las que él está depurando, interrumpimos los procesos de limpieza y descontrolamos todos los demás ciclos. Esto impide que todo el funcionamiento corporal siga su ritmo, y a largo o a veces a corto plazo, entraremos en fases de debilitamiento, ya sea por toxemia o por falta de asimilación. No se trata sólo de comer, sino de comer alimentos de la mejor calidad nutricional y energética y de respetar los ciclos naturales que marcan el funcionamiento de todo cuerpo físico.

Lejos de las adicciones y de nuestra tendencia a comer por comer, nuestro instinto nos conduce a comer cuando hay que comer y a elegir lo que realmente nos proporciona lo que necesitamos. 

Alimentarse es comer sin más y sin consciencia, ajenos a los procesos corporales, Nutrirse es entender el comportamiento inteligente de nuestro cuerpo y actuar asesorados por él.



FUENTES:

La Antidieta. Harvey y Marilyn Diamond. Ed. Urano Bolsillo.

La Combinación de los Alimentos. H.M. Shelton. Ediciones Obelisco, 1994.



Lucía Madrigal