El Hábito de Comer lo que Otros nos Preparan


Un fin de semana sin una salida a comer o cenar a un restaurante es raro, a veces incluso es algo que hacemos a diario. Es más fácil comer en cualquier lado un plato del día o dejar nuestro fin de semana libre de trabajo doméstico, que preparar nuestra comida para llevar o cocinar para la familia. Por eso, comer lo que otros nos preparan nos parece una opción magnífica, pues sales de casa, no tienes que preparar tus alimentos, no ensucias la cocina, no hay que limpiar los platos…Sin embargo hay muchas razones que contrarrestan todas las ventajas que acabamos de enumerar. 


La primera es la calidad de los productos que se usan en cualquier lugar donde se preparan platos del día o menús incluso. Por otro lado, es evidente que hay muchas excepciones a esta regla, pero la mayoría de los restaurantes tienen como objetivo prioritario generar beneficios. Te parece normal ¿A que sí?,  lo sería si ellos tuvieran en cuenta al ser humano que se sienta en la mesa que preparan. No hablo aquí de la calidad de la comida, sino del ambiente y los preparativos para que comamos mucho y en el menor tiempo posible. Según la CNN existen trucos, elaborados por los restauradores, para que los restaurantes acojan a mucha gente para la misma comida o cena, gente que coma bien y se marche pronto para dejar sitio a otros.

Estas tácticas incluyen:

La reproducción de música a todo volumen, lo que hace que la gente coma más rápido y beba más, en un corto período de tiempo.

Se coloca a los clientes en el centro del restaurante, rodeados por el caos.

Se usan sillas incómodas.

Se ponen a la vista bandejas de postres elaborados, carros de quesos y otros engaños visuales.

Se decoran los lugares con colores cálidos como el rojo, el naranja y el amarillo, lo que estimula el deseo de comer.

Estas estrategias nos impulsan a comer deprisa, lo que es muy beneficioso para el restaurante en cuestión y muy perjudicial para nuestra digestión.


Además esto hace que comamos más. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism  descubrió que ante dos porciones idénticas de helado, se liberaban más hormonas para suprimir el hambre, cuando el helado se comía en treinta minutos, que cuando se comía en cinco. Esto deja claro que cuando se saborea la comida se tiene mayor sensación de saciedad.

En otro estudio realizado en 2008, los sujetos también afirmaron  sentirse más llenos cuando comían más despacio. Curiosamente, también terminaron consumiendo un 10% menos calorías, al comer a un ritmo más lento. Un tercer estudio, publicado en la revista British Medical Journal, llegó a la conclusión de que comer con avidez, y comer hasta sentirse lleno, triplicaba el riesgo de tener sobrepeso.

Masticar hasta el doble de tiempo nuestros alimentos también ayuda a controlar los tamaños de las porciones que ingerimos, lo que disminuye de forma natural el consumo de calorías. Otro de los beneficios de masticar es que la comida se digiere mejor. La mayoría de las enzimas digestivas están en la boca, no en el estómago. Por lo tanto, masticar los alimentos permite que estos se descompongan más exitosamente para ser aprovechados y nos proporciona el placer de disfrutar del propio acto de comer y de la comida.


Comer en restaurantes no es para nosotros una opción saludable. Muchos de ellos compran productos baratos para preparar sus comidas. En realidad, muchos usan  alimentos congelados procesados ​​, los calientan en el microondas y los hacen pasar por “cocina casera”. Esto es algo esperable de una cafetería o restaurante de comida rápida pero también ocurre lo mismo en restaurantes de cinco estrellas.

Además, “los platos del día o las sugerencias del Chef”  son a menudo platos preparados específicamente para deshacerse de los ingredientes que se acercan al final de su vida útil. Estos dudosos “especiales” tienen una elaboración culinaria que nos impide percibir si el alimento está pasado. Por otro lado, los platos de restaurante que se consolidan como favoritos siempre se encuentran en el punto más llamativo del menú. También es común hacer pasar un pescado por otro más caro, ofrecer cremas con sobras de días anteriores o elaborar pasteles de verdura, carne o pescado con productos de baja calidad y poco frescos. Al buen sabor y color colaboran las especias, los saborizantes, aditivos y colorantes.

Incluso las comidas más saludables, de restaurantes típicos, tienen muchas calorías o son menús cargados de proteínas y con escasez de vegetales y verduras, a fin de cuenta es lo que demandamos. A veces las porciones son gigantescas, lo que hace que comamos más de lo que haríamos en casa. Hay restaurantes cuyo reclamo es  un plato de cocido tradicional enorme y ofrecen la posibilidad de no pagar, si los comensales consumen todo lo que se les ofrece.


El resultado final es que comer fuera a menudo significa comer comida de baja calidad a un precio superior, comer de más y comer platos desequilibrados desde el punto de vista nutricional. Nada beneficioso para nosotros.

Hoy en día mucha gente come fuera o compra comida preparada para llevar, la comodidad nos puede y también nos puede la constante sensación de falta de tiempo, pero nos acostumbramos mal y acostumbramos mal a nuestros hijos. Nada es mejor que los alimentos preparados en casa, porque tienen nuestra propia dedicación y están elaborados con productos de calidad. Con la explosión de comida fácil y sabrosa, se nos ha olvidado el parámetro de lo saludable.

¿Qué tal si recuperamos lo que significa comer bien? 




Lucía Madrigal              



Criar un Niño Feliz


¿Qué hace felices a nuestros hijos? Esa es una pregunta tópica y típica que prácticamente todos los padres se hacen alguna vez. Pero la respuesta es una y única. Lo que hace felices a nuestros hijos es lo mismo que nos hace felices a nosotros. La felicidad es un aprendizaje que sólo podemos enseñar cuando conocemos la materia. Es curioso que los especialistas e incluso los periódicos y revistas hablen de estrategias simples para lograr esa meta, porque esa meta no es otra cosa que el proceso en el que nosotros estamos inmersos: la búsqueda constante de la felicidad. No obstante, la felicidad no es una búsqueda, es un estado que sólo podemos transmitir cuando somos felices.


Desde luego hay pautas externas que ineludiblemente ayudan a nuestro bienestar, pero no nos confundamos, eso no es ser feliz, esa meta sólo se alcanza, cuando el niño que vive dentro de nosotros madura y crece como ser humano completo, que experimenta y acepta la vida. Mientras tanto, somos niños criando niños, amando a nuestros hijos tal como nos amamos a nosotros mismos, es decir poco, y tratando de disfrutar a través de ellos de lo que nunca hemos disfrutado, de lograr a través de ellos lo que nunca hemos logrado. En realidad, proyectamos en ellos nuestro propio dolor y nuestras propias frustraciones y nos aferramos a juguetes nuevos para ocultar lo que sentimos. Eso no deja de ser una puesta de atención casi exclusivamente en lo externo, justo en lo que no nos lleva a la felicidad duradera, sino momentánea.

Así que ¿Qué puede hacer feliz a un niño? En primer lugar el amor. No hablaré de amor incondicional porque los términos, a fuerza de ser usados sin conocimiento y experiencia, se gastan y nosotros no tenemos ni idea de lo que es el amor incondicional (véase el mundo que hemos creado). Si conociéramos el amor, nos amaríamos y sólo podemos, por ahora, forzar la máquina para hacer que nuestros hijos se sientan medio bien, con el mismo amor condicionado que todos recibimos en nuestra infancia. En principio, menos es nada, pero eso hace que se orienten hacia una búsqueda ficticia de la felicidad, que identifican desde muy pronto con los logros materiales,  a la vez que aprenden a sentirse tan insatisfechos como nosotros. Así que, son felices hasta donde conocen y con lo que conocen. Son felices hasta donde aprenden a serlo.

Nuestro mundo es un mundo repleto de condiciones y así educamos y amamos, de modo que hacemos lo que hemos aprendido. Sin embargo, exigimos lo que nos exigimos y se nos olvida muchas veces, que nuestro pequeño amor puede hacer que  el niño se sienta bien cuando se siente mal, porque cree que ha actuado erróneamente. De esta forma les daremos apoyo y seguridad y permitiremos que crezcan en su vida con la perspectiva de hacerlo. A la vez creceremos nosotros, porque el mismo apoyo y seguridad que les ofrecemos, se nos brinda a nosotros como un regalo. 


Nunca deberíamos olvidar que nuestro malestar es su malestar desde que son engendrados y que por mucho que cuidemos las circunstancias externas a su nacimiento, nuestro hijo no se sentirá bien si nosotros no lo hacemos. Inevitablemente nuestra tristeza es su tristeza, nuestra preocupación es la suya y nuestros miedos y negatividad es la misma que ellos sienten a lo largo de su vida.

Permitir que nuestros hijos se expresen es otra de las cosas maravillosas que podemos hacer por ellos. Todos necesitamos expresar nuestras emociones, los niños lo hacen con libertad hasta que aprenden de nosotros a  no gritar, llorar o correr emocionados. Sin embargo la expresión libre de lo que sienten es saludable para su desarrollo emocional y para prevenir la internalización de emociones negativas de toda una vida. Expresar las emociones de forma saludable es un aprendizaje para todos. Padres e hijos podemos aprender juntos.

Otro aspecto importante de la educación es evitar constantemente decirles lo que tienen que hacer, a veces basta con que insinuemos las cosas, nosotros creemos que las decisiones son suyas (nos estamos engañando), pero ellos han captado el mensaje que con sutileza les hemos enviado. Ellos pueden decidir por sí mismos sobre muchas cosas. Dirigir, encauzar, controlar no les deja ser. Sin embargo, otorgarles un papel en el núcleo familiar, escucharles, hacerles sentir importantes y tenidos en cuenta, les llena y nos llena de comprensión y hace que nos sintamos y se sientan conectados y seguros.


La Academia Americana de Pediatría afirma que el juego no estructurado y libre es esencial para que los niños puedan controlar su estrés, se hagan fuertes y que logren desarrollar aptitudes sociales, emocionales y cognitivas. El juego es esencial para el desarrollo de su imaginación, para aliviar el estrés, en definitiva, para ser niños. Sin embargo, hoy en día, muchos pequeños tienen tantas actividades programadas que apenas les queda tiempo para cenar y hacer sus tareas.

A la vez de reducir el ritmo de vida y evitar meter a nuestros hijos en muchas actividades extraescolares, que a veces no les gustan, hemos de ofrecerles la posibilidad de jugar con juguetes simples como construcciones y muñecas, que les permitan el juego creativo. El tiempo libre también es un momento ideal para los juegos activos al aire libre, lo que mejora el estado de ánimo de forma natural. El aire y el sol nos llenan de vida.

Otro aspecto importante es el alimento que les proporcionamos. Los cambios de ánimo e incluso la depresión en los niños, muchas veces es el resultado de una alimentación rica en alimentos procesados. De hecho, un 90% de la serotonina, neurotransmisor relacionado con el control del estado de ánimo, la depresión y la agresividad, se encuentra en los intestinos y no en el cerebro.

Su intestino y su cerebro trabajan en conjunto y uno tiene influencia sobre el otro. Esta es la razón por la que la salud intestinal de nuestros hijos puede tener una gran influencia en su salud mental y viceversa y explica el por qué comer alimentos procesados, que pueden dañar su flora intestinal, tiene un impacto negativo tan profundo en su estado de ánimo, su salud psicológica y en su comportamiento.


Los alimentos naturales,  que han sido cultivados sin el uso de aditivos químicos, pesticidas o fertilizantes, son los más saludables para todos, niños y adultos. La buena alimentación se aprende en el hogar. Es aconsejable realizar las compras y la preparación de los alimentos con su participación, de esa forma aprenden a conocer lo que comen, su procedencia y su procesado, a hacer compras saludables y a evitar los métodos nocivos de elaboración. Es interesante enseñarles a educar su paladar hacia los alimentos en estado natural. El alimento crudo es un aporte inigualable a su salud, puesto que mantiene todas sus propiedades nutricionales íntegras. Con esto inculcamos hábitos alimenticios saludables.

Además, ellos deben comer a sus horas. Si un niño pasa mucho tiempo sin comer, puede mostrar irritabilidad, debida a fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre. Los niños necesitan abastecer su cuerpo de combustible de forma regular, ya que éste crece y cambia con rapidez. De igual modo, es importante respetar el que no quieran comer. Su cuerpo les habla y ellos todavía le pueden escuchar.

Por último, debemos hablar del sueño. Dormir poco no sólo hace a los niños propensos a estar irritables y a tener muchos cambios de humor, sino que también impacta negativamente en su comportamiento y atención. De hecho, se ha demostrado que tan sólo 27 minutos de sueños extra, durante las noches tiene un impacto positivo en su comportamiento y estado de ánimo.


Los niños de 5 a 12 años de edad necesitan cerca de 10-11 horas de sueño cada noche para lograr tener una salud y estado de ánimo óptimos. Para ayudar a nuestros hijos a dormir bien, es recomendable que en su dormitorio no exista televisión, ordenador, video- juegos o móviles. Su cuarto debe mantenerse a oscuras, ya que tan sólo un poco de luz puede alterar su reloj biológico y la producción de la glándula pineal de melatonina y serotonina.

Todos tenemos al niño en nuestro interior, ambos nuestros hijos y nosotros podemos aprender a ser felices juntos. Un niño feliz ríe, sonríe, juega, exhibe curiosidad, muestra interés en otros niños y no necesita estimulación constante.

Aunque nuestros hijos han aprendido del mundo que el entretenimiento permanente y comer helado de postre es lo mejor y nosotros creemos que si les proporcionamos alimento, ropa y refugio cumplimos bastante con nuestro papel de padres, lo que realmente hace más feliz a los niños es algo más factible y sencillo: NOSOTROS. “Relaciónate con tu hijo, juega con él”. “Si tú te estás divirtiendo, él se está divirtiendo”. Si creamos una “niñez conectada”, con la suficiente “madurez emocional”, daremos el mejor paso para garantizar que nuestros hijos se acerquen poco a poco al “aprendizaje de la felicidad”.

No se trata de predicar con el ejemplo sino de amarnos y dedicarnos momentos felices, porque sólo si nosotros nos sentimos bien, ellos se sienten bien.



FUENTES:

The childhood roots of adult happiness. Edward Hallowell. Ballantaine Books. New York.

Los años mágicos. Selma Fraiberg. S.A. Editorial Marfil.



Lucía Madrigal             



"Vivir sin Tóxicos"

Entrevista a Elisabet Silvestre


Elisabet Silvestre es bióloga y experta en Bioconstrucción. Estaba investigando en Genética cuando empezó a interesarse por las enfermedades cuya causa podía ser ambiental.  “Cuando veíamos que una enfermedad no era genética, pensábamos que tendría una parte ambiental importante, pero no sabíamos más, así que, una vez que acabé la tesis doctoral, comencé a investigar en ese campo”. Su inquietud científica la llevó a plantearse qué pasaba con el medio ambiente y cómo afectaba a la salud de las personas. Lo que inició como una afición se ha convertido en una nueva vía profesional, y hoy en día es una de las grandes especialistas en biohabitabilidad y salud ambiental del país. Fruto de esa dedicación es el libro, VIVIR SIN TÓXICOS, un excelente manual de consulta donde hace un repaso exhaustivo por todos los ámbitos de la vida cotidiana en los que nos exponemos a compuestos tóxicos que pueden enfermarnos sin saberlo. Con esta obra, aprendemos a detectarlos y a conocer su potencial dañino para la biología humana, y también las soluciones y alternativas para minimizarlos en el día a día y mantener la salud.


¿Por qué hay tanta contaminación en el hogar? Hay que ver cómo pintas la casa, qué muebles o alfombras pones, qué detergentes o ambientadores utilizas...


Aseguras que el progreso no nos está saliendo gratis, ¿cuál es la cara oculta?

No somos conscientes de la factura real que pagamos y, sobre todo, la que pagarán nuestros hijos por todo este “bienestar” que hemos generado. Los científicos hablan de una pandemia silenciosa. Hay toda una serie de factores ambientales que decimos que son tóxicos porque la ciencia nos lo está indicando. No son visibles, la gente no tiene esta percepción de que está viviendo rodeada de compuestos perjudiciales para la salud y, por eso, está sobreexpuesta, no se hace nada para evitarla. Sin embargo, son muchas dosis cada día. 


¿Con cuántas sustancias químicas sintéticas convivimos?

Hay quien las cifra en 120.000, otros en 150.000. Es un “pool” enorme. De algunas conocemos los efectos en la salud porque se han estudiado a nivel individual y se ha visto cómo actúan en el organismo. Pero de lo que no se sabe absolutamente nada es del “efecto cóctel”, el efecto de sinergia entre ellas, porque nosotros no estamos expuestos a una sola sustancia; vivimos en un ambiente en el que hay muchas. La problemática real que se nos escapa es cómo actúan entre ellas y en combinación con otros factores, porque el cuerpo está expuesto también a radiaciones, etc.

Una información que aportas es que el aire que respiramos dentro de casa puede estar entre 2 y 10 veces más contaminado que el aire de la calle en la ciudad. ¿Cómo es posible?
Estos son unos estudios que ha hecho la EPA, la agencia americana que vela por la salud ambiental. Analizaron el aire de domicilios de personas normales y dieron estos valores. De alguna manera, tenemos claro que la contaminación es externa, que la polución se debe al tráfico rodado, a las industrias, etc. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha clasificado el aire del exterior como posible cancerígeno. Pero, en cambio, tenemos la noción de que, de puertas para adentro, estamos seguros. Pues esos estudios de la EPA pusieron de manifiesto que el aire interior puede estar más contaminado que el exterior. Y piensas: ¿y cómo entra esa contaminación en casa?, ¿de dónde viene si fuera está menos contaminado? Pero hay que ver cómo pintas la casa, qué muebles o alfombras pones, qué detergentes usas, si utilizas o no ambientadores y de qué tipo… Porque cada día limpias la casa y vas poniendo toda una serie de sustancias químicas en el interior. Nuestros hábitos de vida conducen a que introduzcamos sustancias que acaban siendo un enemigo invisible, porque no se ven, no se tocan y a veces ni se huelen.

¿Por dónde empezamos para mejorar la calidad del aire en casa?

Primero, ventilar. La ventilación es muy importante. Deberíamos volver a los hábitos más sanos de ventilar las casas 15 o 20 minutos al día, dependiendo de si es verano o invierno, pero debe haber una buena renovación del aire y de forma habitual. En segundo lugar, intentar no introducir sustancias que sabemos que pueden bajar esa calidad ambiental.


“Limpiamos nuestras casas ensuciándolas con productos químicos”, dices en tu libro. ¿Qué deberíamos evitar y qué alternativas tenemos?

Esta es una paradoja muy interesante. Hemos aprendido a hacer una asepsia de prácticamente todo: el cuarto de baño, la cocina... pero no vemos que con esta limpieza acabamos con las bacterias al tiempo que ensuciamos el hogar con sustancias químicas. Ponemos pocas dosis, pero cada día volvemos a usar los mismos productos y eso representa una exposición continuada aunque sea a dosis bajas, porque limpiamos diariamente o varias veces a la semana. El salfumán, el amoniaco, la lejía… están omnipresentes en muchos hogares; y toda una serie de productos: los que quitan la cal, para abrillantar muebles o los cristales… Se ha mejorado en las formulaciones, sobre todo a nivel medioambiental, pues tienen menos fosfatos para dañar menos las aguas, pero llevan toda una serie de sustancias que, cuando vaporizamos, las inhalamos y pasan al interior del organismo, o incluso cuando las aplicamos al suelo, acaban pasando al aire.


Si leemos las etiquetas tampoco sabemos qué estamos usando. ¿Algún truco para saber qué usar y qué no?

En el libro digo que conocer muchas sustancias es muy complicado. No hay por qué aprender todos los nombres químicos. Lo más sencillo y práctico, y lo menos costoso para el bolsillo, es usar los productos que tenemos en la despensa para limpiar la casa: vinagre blanco, bicarbonato, limón y jabón neutro. Podemos hacer nuestros limpiadores de manera fácil. Y a quien le gusten los detergentes, actualmente hay muchas líneas con sellos ecológicos. Hay que buscar productos que realmente nos certifiquen que no incorporan ninguna de estas sustancias que pueden hacer que el cuerpo se sensibilice. De hecho, hay empresas especializadas. Jabones Beltrán, por ejemplo, además de los limpiadores ecológicos, tienen un jabón especial para personas con sensibilidad química múltiple. Son más fáciles de encontrar que antes. 

Recomiéndanos dos o tres plantas que limpien el aire. Los potos, las diffenbachias, los ficus… son plantas muy buenas filtradoras, limpiadoras y purificadoras del aire. Dos o tres plantas en un ambiente de 10 o 15 metros cuadrados es suficiente. Además, cada planta está especializada en una sustancia química. La NASA analizó cómo cada especie capta más unos tóxicos que otros. Con un poco de variedad, tendríamos más efectos.


Sobre la cosmética y los productos de higiene convencionales, das un dato escalofriante: la mujer que se maquille habitualmente da entrada en su organismo a 2 kilos de productos sintéticos al año.

Ese estudio a mí me sorprendió muchísimo. Y también los que se han hecho sobre los metales pesados que puede ingerir una mujer que se pinta los labios, porque durante todo el día se van haciendo aplicaciones. Los miligramos de ingesta de tóxicos pueden ser de mercurio o de plomo, que no deberían estar en un pintalabios. Si a una mujer le gusta ir pintada, no hay problema. Actualmente tenemos la suerte de disponer de una gran gama de productos cosméticos ecológicos certificados, y puedes estar muy tranquila de usar todo lo que necesitas y con la garantía de que no te pondrás tóxicos. Y deberíamos ser muy cuidadosos con los productos que usamos con los niños. Si bien el sistema de reparación de los adultos puede enfrentar mejor toda esta agresión ambiental, a los niños les afecta mucho más. 


¿Ftalatos y parabenes son dos bestias negras en el mundo de la cosmética convencional? ¿Por qué se usan?

Los ftatalatos actúan como plastificantes, para todos los envases de plásticos, y los parabenes son conservantes, para que una crema que abres hoy continúe estando bien de aquí a dos meses. Son sustancias que, cuando entran dentro del cuerpo, actúan mimetizando nuestras hormonas y desregulan nuestro sistema hormonal; pueden amplificar o reducir la acción de las hormonas. Es lo que conocemos como disruptores hormonales y, en dosis muy pequeñas, los estudios científicos muestran una relación con problemas metabólicos; por ejemplo, el aumento de la obesidad, de la diabetes, en problemas de baja infertilidad, malformaciones en los niños a nivel genital, la criptorquidia –el descenso incompleto de los testículos–, cambios en la edad de la aparición de la primera regla en las niñas, que cada vez es más baja, y también se asocia mucho con la incidencia más alta de cáncer en hormonodependientes, cáncer de próstata, de mama, de vejiga. Hay un incremento asociado una vez más a esta exposición tóxica silenciosa.

Actualmente disponemos de una gran gama de productos cosméticos ecológicos certificados, sin ftatalatos ni parabenes que desregulan nuestro sistema hormonal.

Con las cremas solares también debemos tener muchas precauciones, pero hay un debate en ese sentido.

Primero nos dicen: “Tomad el sol porque es muy bueno y no pasa nada”. Después, “cuidado, que incrementa el melanoma”, y entonces nos embadurnamos de crema porque eso nos protege. Pero, a la vez, incrementamos el tiempo de exposición porque no tenemos la sensación de quemarnos. A más tiempo al sol, nos ponemos más crema en el cuerpo. Muchos de estos protectores llevan una sustancia, la oxibenzona, que actúa como disruptora hormonal. Y, por otro lado, estas cremas filtran los rayos ultravioleta de onda más corta, que son los que nos ayudan a producir vitamina D. Se ha comprobado que han bajado mucho los niveles de vitamina D en la población. Y eso es un problema porque es necesaria y está en relación con muchos de nuestros sistemas. Con una buena dosis de vitamina D estamos más contentos, porque incide en el sistema anímico, el inmunológico, y actúa en todo el sistema del calcio, contra la osteoporosis. También se ha demostrado que la deficiencia de vitamina D hace que pierdan efectividad los tratamientos contra el cáncer. Por lo tanto, el sol es muy importante y, con una exposición de 20 minutos al día, no te quemarás.


Entre el gran repaso que haces por el hogar, el de la ropa es un apartado importante. ¿Ni siquiera la ropa de fibras naturales como el algodón o el lino es inocua?

Lo que sí que notamos, entre la ropa sintética y el algodón, lino o seda, es que el confort es muy diferente. No tienes electricidad estática, el cuerpo transpira y eso te hace sentir más cómodo. Solo con esto, mejor comprar ropa de tejidos naturales. Pero si se analizan más en profundidad, si un algodón está tratado con pesticidas en el cultivo, o durante su proceso ha incorporado procesos de teñido, que llevan sustancias que son nocivas, por ejemplo, una persona que tenga sensibilidad química multiple lo notará. Que sea de algodón no garantiza que durante su proceso de tratamiento no haya incorporado en algún momento sustancias que puedan ser tóxicas. Sin embargo, en un algodón orgánico no se usan pesticidas ni productos que incorporan esa carga tóxica. En la ropa interior habría que ser más cuidadoso, y con la que está más en contacto con la piel, como, por ejemplo, la ropa de cama.


En la alimentación, sí que conocemos las bondades de los alimentos ecológicos en comparación con los de la agricultura convencional. ¿Qué otros aspectos solemos ignorar?

Aquí se ha difundido mucho la dieta mediterránea, se nos ha educado mucho en comer mucha fruta y verdura. Pero nos falta un segundo paso, porque la alimentación ecológica está muy difundida en un determinado sector, pero todavía le falta que sea más popular. Sabemos por los estudios del problema de los pesticidas y otros sintéticos en la agricultura convencional, así que si comemos más fruta y verdura estamos seguramente añadiendo al cuerpo más dosis de esas sustancias tan nocivas. Una dieta de tendencia más vegetariana tiene toda una serie de propiedades favorables para el organismo, pero además debe ser de calidad y eso pasa por las garantías de que sea ecológica.  O bien, como yo digo, haz tu propio huerto y cultiva tus propios alimentos. Pero también podemos destruir estas propiedades con los sistemas de cocción que usemos, con temperaturas muy altas, los fritos deberíamos evitarlos, porque con esos procesos de cocción estamos generando componentes perjudiciales. 


Clasificas los alimentos en regeneradores, generadores y degeneradores. ¿Nos explicas cada uno de estos tipos?

La gente habla mucho de dieta: soy vegetariano, vegano, macrobiótico…  Pero, por ejemplo, el arroz, es buenísimo, es muy regenerador si es integral, y si es ecológico, aún mejor, pero un arroz cuando ya no es integral, ha perdido todas las propiedades más regeneradoras. Lo mismo con un cereal o una legumbre, dependiendo de en qué proceso está, puede ser más regenerador o puede haber perdido estas propiedades. 


Hay un lugar en la casa en el que tú personalmente focalizas tus esfuerzos para que esté libre de contaminación tóxica y es el dormitorio. ¿Qué recomiendas para un buen descanso?

Deberíamos mirarlo como la idea que tenemos de un balneario, el lugar donde vamos a recuperarnos, a regenerarnos, a equilibrar todo el organismo. Es un espacio donde pasamos 8 horas al día. Es el momento de toda la jornada donde el organismo pone en marcha todos los mecanismos de equilibrio, de reparación celular, el sistema de la glándula pineal, de la melatonina. Hemos de cuidar que no haya ningún factor ambiental que pueda interferir en todos estos procesos. Sabemos que la glándula pineal funciona bien cuando no hay luz, por tanto, uno de los aspectos más importantes es dormir sin que haya contaminación lumínica, sin luz que nos entre de la calle ni la de casa encendida.


¿Mejor dormir en total oscuridad?

Sí. A los niños que tienen miedo se les pone una lucecita por la noche y eso hace que la información que les damos al cerebro es como si fuera de día y cuesta más tener un sueño reparador. Deberíamos poner luces en el dormitorio que den información al cerebro de que el espectro electromagnético emitido es el mismo que el del sol al anochecer, cuando dominan las frecuencias del rojo. Por tanto, si pones una lucecita, que sea de una intensidad muy baja y que la frecuencia sea la del rojo. Por la noche encendemos luces artificiales, con dominancia de los azules, y eso hace que nuestros biorritmos se desregulen. La  temperatura también es otro tema importante. Es mejor una temperatura más baja y dormir con un buen edredón. 


¿Y la posición de la cama?

Más que la posición, hay que controlar los campos electromagnéticos. Sería lo que llamamos la higiene energética. Eso quiere decir que, los cables de las instalaciones eléctricas, los que están cerca cabecera de la cama, deben ir en tubos apantallados o bien se ponen desconectares eléctricos automáticos. Con eso tu organismo ya no está afectado. Y equipos como radiodespertadores electrónicos, el móvil enchufado… Todo lo que es tecnología que emite campos electromagnéticos, lo más alejados del organismo. Y apagaremos el wifi por la noche. Estas son las radiaciones artificiales y luego están las naturales, y en ese sentido sí que hay que poner la cama en una zona en que no haya una incidencia alta de este tipo de radiaciones, que es lo que llamamos zonas estables a nivel de la radiación de la tierra.


La bioconstrucción va ganando terreno poco a poco gracias a trabajos de divulgación como el tuyo o el de Mariano Bueno. ¿Crees que dentro de poco será impensable construir una casa sin seguir criterios de una construcción saludable para las personas?

No sé cuánto tiempo tardaremos en hacer casas con características de una salud más integral, pero es la única vía. La bioconstrucción coge el patrón del ser vivo en relación al de la naturaleza: qué valores tenemos en la naturaleza e intentar aplicarlos al interior de los espacios, y minimizar al máximo todos los tóxicos, tanto físicos como químicos y biológicos. La palabra alemana es “baubiologie,” que significa “biología de la construcción”. Ha habido un avance muy importante. Esos pioneros empezaron hace 25 años a divulgar todos estos temas aquí, pero ahora están más extendidos. En la Universidad de Lleida se está haciendo el primer máster en bioconstruccion del Estado, se ha creado el IBE, Instituto Español de Baubiologie, que lo lidera Petra Jebens, una arquitecta alemana que lleva afincada aquí muchos años y que está haciendo una gran labor. Otra cosa que veo como muy importante es que la bioconstrucción, o rehabilitar o reformar casa con criterios ecológicos, comienza a ser como la receta que te hace el médico en determinadas patologías: cuando tienes una sensibilidad química, más que darte un medicamento, la receta es control ambiental. Es la única vía para remitir esa exposición habitual, hacer casas más saludables.



FUENTES:

Extraído de Internet



Lucía Madrigal               



Tipos de Agua


Agua sólo hay una, pero nos gusta jugar con el lenguaje y nos las hemos arreglado para hacer de ese líquido maravilloso, un término asociado a montones de calificativos, aplicables a lo que reconocemos como TIPOS DE AGUA. Así, existe para nosotros el agua ácida o alcalina, con PH inferior o superior a 7 respectivamente, el agua blanda, que no contiene grandes cantidades de minerales disueltos y como contrapartida el agua dura, el agua destilada, que mediante ebullición y posterior condensación no contiene gases disueltos ni impurezas minerales u orgánicas, el agua dulce o con una baja concentración de sales, el agua freática, el agua mineral, el agua minero-medicinal, el agua salada, salina


Muchas aguas, ¿verdad? Sin embargo, nosotros nos vamos a ceñir a las nomenclaturas que se utilizan para definir el agua considerada apta para el consumo humano. Las legislaciones nacional y europea distinguen, por un lado el agua de abastecimiento urbano y por otro, tres categorías de aguas envasadas:

Las aguas minerales naturales, consideradas “protegidas” contra los riesgos de contaminación y con una composición constante de minerales y otros componentes, lo que les confiere propiedades favorables para la salud.


Las aguas de manantial, potables de origen subterráneo, que emergen de forma espontánea a la superficie  o se captan para tal efecto, “manteniendo” las características naturales de pureza, lo que permite su consumo, previa aplicación de tratamientos “mínimos”.

Las aguas preparadas, que han sido sometidas a los “tratamientos fisicoquímicos necesarios” para que cumplan los mismos requisitos sanitarios que se exige a las aguas potables de consumo público. Éstas se subdividen en dos tipos, potables preparadas, que son aquellas que proceden de un manantial o captación y han sido sometidas a tratamiento para que sean potables o de abastecimiento público preparadas, en el supuesto de tener dicha procedencia.

Hasta aquí lo más conocido, que consideramos bueno, pero para quien indaga sobre temas de salud, existen otras terminologías, más específicas y por tanto otros TIPOS DE AGUA. En primer lugar vamos a conocer las características del agua más común, pero desconocido para nosotros:


AGUA DEL GRIFOSegún nos cuentan, el agua del grifo llega totalmente potabilizada para su consumo. Sin embargo, hasta lograr que sea potable es necesario que se someta a un proceso de desinfección con cloro que elimina agentes como gérmenes, bacterias, parásitos, virus... responsables de causar enfermedades infecciosas. Hasta ahí bien, pero el cloro tiene compuestos tóxicos como los trihalometanos (THM), entre ellos cloroformo, bromoformo, bromodiclorometano o el dibromoclorometano, que llegan a nuestro organismo al beber el agua o cuando nos bañamos. Y aunque está regulado por ley el contenido de los THM que debe tener el agua potable, más de una vez se ha detectado mayor presencia de estas sustancias de lo permitido. Con sólo ducharnos ya nos exponemos a estos compuestos clorados. El cloro puede producir irritaciones en piel, ojos, nariz y garganta, eccemas... y diferentes estudios científicos han relacionado los THM con el cáncer de vejiga.

Pero además de cloro, el agua también puede contener otras sustancias nocivas como nitratos, restos de pesticidas, fertilizantes, medicamentos, cal... No olvidemos que el agua “potable” procede de fuentes a las que llegan todos nuestros desechos.


Esto nos conduce al AGUA PURIFICADA o agua físicamente procesada para eliminar impurezas (por ejemplo, por destilación, deionización, ósmosis inversa, filtro de carbono, etc.). Cuando hablamos de agua purificada, estamos poniendo énfasis en el tratamiento, no el origen. El agua pasa a través de diversos procesos científicos para deshacerse de las bacterias y que sea segura para beber, pero puede proceder de casi cualquier lugar, incluso de un grifo municipal. El agua purificada está ampliamente disponible en botellas de refrescos de los fabricantes como Coca-Cola (Dasani) y Pepsi (Aquafina). Esta suele costar un poco menos que las aguas consideradas como aguas de manantial, aunque sean igualmente envasadas.


AGUA EMBOTELLADA: Esta agua proviene típicamente de un manantial o ha pasado por ósmosis inversa antes de su embotellado. Sin embargo, como hemos indicado antes, algunas marcas son simplemente agua del grifo embotellada, que podría haber o no haber pasado por algún filtrado adicional.

El agua de manantial es un tipo de agua embotellada que proviene de manantiales subterráneos y fluye naturalmente a la superficie. De acuerdo con regulaciones de la FDA, para que un agua sea calificada como “agua de manantial”, no se puede recoger en cualquier lugar, excepto en el sitio del manantial.

Pero el principal problema del agua embotellada, quizás no sea tanto la procedencia como el envasado. Casi todas la que está a la venta, se comercializa en envases baratos de plástico, para que la elaboración con otros materiales no encarezca el producto final. El plástico es un material muy conflictivo para nuestra salud, ya que libera BPA y ftalatos al agua que bebemos.

Los ftalatos son productos químicos utilizados principalmente para ablandar los plásticos. Ellos contaminan las aguas durante el proceso de embotellado, pero también se encuentran directamente en el agua subterránea, donde se disuelven parcialmente. La contaminación por ftalatos se puede encontrar en el agua situada en las proximidades de vertederos de basura. Biológicamente, los ftalatos pueden imitar las funciones hormonales, originando una interrupción en las actividades normales del cuerpo. También están relacionados con los recuentos bajos de espermatozoides, el desarrollo fetal masculino anormal y pueden poseer propiedades carcinogénicas.

Otro problema que afecta a las aguas subterráneas y por tanto, a las agua minerales, son los agroquímicos. Las áreas agrícolas son vulnerables a la contaminación química de las aguas subterráneas locales. Los agroquímicos utilizados como fertilizantes y pesticidas penetran en el suelo y se almacenan en las fuentes de agua subterránea. Los agroquímicos incluyen organoclorados, organofosforados, triazinas e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH, por sus siglas en inglés). Los organofosforados son los agroquímicos más abundantes. La exposición materna a agroquímicos como la atrazina se asocia con complicaciones en el embarazo, incluyendo la gastrosquisis, un defecto de nacimiento en los órganos internos que crecen fuera del abdomen fetal.


Además las aguas de manantial están expuestas a hormonas esteroideas, como los estrógenos, que se inyectan a los animales de granja para aumentar su ganancia de peso y reducir los requisitos de alimentación. Ellos se excretan en las heces de animales y entran en el sistema de agua, cuando se utilizan como abono para la agricultura. Los estrógenos y otras hormonas esteroideas, en las aguas superficiales, están relacionadas con la alteración de las funciones de reproducción de los organismos acuáticos como peces, ranas y tortugas.

Productos farmacéuticos comunes, como el ibuprofeno y sus metabolitos, han sido identificados en el agua subterránea tratada y en el agua de grifo. La principal fuente de contaminación farmacéutica proviene de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

AGUA DESTILADA: El agua destilada es agua que ha sido hervida en un aparato llamado “alambique”, y luego recondensada en una unidad enfriadora (“condensadora”) para devolver el agua al estado líquido. La destilación se usa para purificar el agua. Los contaminantes disueltos tales como sales se quedan en el tanque donde el agua hierve, mientras que el vapor de agua se eleva hacia fuera. Puede no funcionar, si los contaminantes son volátiles, hierven y recondensan, o si se tiene algo de alcohol disuelto.

Algunos alambiques pueden condensar selectivamente (por licuefacción) el agua y no otras sustancias volátiles, pero la mayoría de los procesos de destilación permiten el arrastre de al menos algunas de las sustancias volátiles. La mayor pureza que se consigue con estos alambiques es normalmente de 1,0 MWcm; y ya que no hay nada que impida que el dióxido de carbono (CO2) se disuelva en el destilado, el pH de esta agua es generalmente 4,5-5,0. Adicionalmente, hay que tener cuidado de no re-contaminar el agua después de haberla destilado. 


AGUA DESIONIZADA O DESMINERALIZADA: Es agua cuyos iones minerales (sales, tales como sodio, calcio, hierro, cobre, cloruro y bromuro) han sido eliminados mediante su exposición a las resinas de intercambio iónico, es decir, cargadas eléctricamente y que son atraídas y se unen a las sales. Es bastante difícil encontrar definiciones claras de estándares para agua destilada, desmineralizada y desionizada. Teóricamente se puede eliminar el 100% de las sales. La desionización normalmente no elimina los compuestos orgánicos, virus o bacterias, excepto a través del atrapado “accidental” en la resina y con el uso de resinas aniónicas de base fuerte y fabricación especial, que eliminan las bacterias gram negativo. Otro método usado para eliminar los iones del agua es la electrodesionización.


AGUA IONIZADA: Es agua que se ha separado en fracciones alcalinas y ácidas utilizando la electrólisis, la cual aprovecha las cargas eléctricas presentes en la naturaleza, encontrada en los iones de magnesio y calcio; en la industria del agua potable, el agua ionizada se identifica con el agua alcalina, agua estructurada o agua viva. De sus propiedades hablamos extensamente en otro artículo.




Lucía Madrigal               



¡Vamos a Reírnos!


LA RISA es una fuente de energía instantánea, con ella la vida se ilumina y todo cambia. Es una maravillosa manera de comunicarse con cualquier persona de todo el mundo, de decir: "vibra y vive". La risa nos alimenta, al igual que nos alimenta reírnos. Todos los seres humanos sabemos lo que ella sugiere, es Alegría, aporta Brillo, da Luz. Al menos una vez al día por una u otra razón, en menor o mayor medida, nos reímos. Es algo natural en nosotros, nos gusta y lo hacemos sin pensar.


Se cree que LA RISA pudiera haber estado en la vida de los humanos antes que el lenguaje, como una forma lúdica de comunicarse entre las madres y los niños, como una forma de juego o para fortalecer los lazos de grupo. Algunos expertos, como el filósofo John Morreall, señalan que miles de años atrás, LA RISA podría haber surgido como una respuesta de alivio, al  liberarnos de un problema o de situaciones que implicaban peligro. Con el tiempo, LA RISA se habría convertido en una especie de señal, incluida en los hábitos sociales.

Esa es la razón por la que muchos investigadores sostienen que LA RISA está relacionada con el hecho de hacer y reforzar las relaciones humanas, o con el innato anhelo de los hombres de intentar no quedar fuera del grupo, lo que podría explicar su carácter contagioso. Nuestro cerebro está diseñado para sonreír, reír y compartir risas con nuestros congéneres.

Sin embargo, LA RISA es en gran parte una respuesta involuntaria, obligarse a reír  es difícil;  surge cuando ciertos mecanismos cerebrales se activan y se produce una cascada de reacciones, que se muestran en las expresiones faciales, en los sonidos que emitimos e incluso en los músculos de la respiración, en los brazos y las piernas.


Por eso el cerebro puede detectar una risa falsa. La investigación del profesor Scott ha demostrado que el cerebro puede discernir entre la risa real o deliberada. Esta risa pide más actividad en la corteza prefrontal de nuestro cerebro, y nos ayuda a comprender las emociones de otras personas, además, sugiere a la mente que automáticamente se ponga en marcha, para descifrar por qué alguien se está riendo sin querer reír.

Mientras una persona está riendo, quince músculos faciales se contraen y el músculo cigomático mayor se estimula constantemente. El sistema respiratorio también recibe las alteraciones y su funcionamiento cambia, porque la epiglotis cierra la faringe en ciertas proporciones, produciendo irregularidades en la entrada del aire.

Cuando alguien se ríe durante mucho tiempo y en situaciones intensas, los conductos lagrimales se abren y dejan caer algunas lágrimas. Todos estos cambios hacen que el rostro se humedezca y se torne de color rojizo y a veces hasta púrpura. Mientras tanto, un extraño sonido acompaña este suceso. Eso es lo que llamamos RISA.

El investigador Robert Provine, psicólogo y profesor de la Universidad de Maryland en Baltimore, en uno de sus estudios sobre los diferentes efectos de LA RISA en los seres humanos, analizó la estructura sónica de la risa en distintas personas. Como resultado, descubrió que el sonido consiste en pequeñas notas que se repiten cada 210 milisegundos.

Ese sonido se caracteriza por tener siempre la misma tonalidad y nunca por ser una mezcla de diferentes tonos. A modo de ejemplo, la risa de unos puede expresarse algo así como “ja-ja-ja” o “jo-jo-jo” pero nunca como “ja-jo-ja”. El Dr. Provine también señala que al escuchar una risa, nuestro cerebro activa ciertos circuitos neuronales asociados a LA RISA e incrementa la intensidad de la misma, algo que explicaría por qué la risa es contagiosa.


Entre otros aspectos, el filósofo John Morreall también señala que LA RISA es como un juego que implica ejercer poder y dominio sobre los demás. Ser quien controla o quien produce la risa en el grupo significaría por tanto, dominio. Si el jefe se ríe, los demás reímos.

Existen muchas evidencias que demuestran que reírse nos hace bien, que tiene beneficios para la salud y que hasta ayuda a prevenir algunas enfermedades. Hay  una disciplina, la Gelotología, que investiga las consecuencias de la risa en los procesos corporales y en la psique. Gracias a algunos de los estudios en esta ciencia, podemos saber qué le pasa a nuestro cerebro mientras nos reímos.

En LA RISA trabajan varias partes del cerebro. Mientras alguien se ríe, la región izquierda de la corteza analiza todos los sucesos que pueden producir o no la risa. El lóbulo frontal, encargado de las respuestas emocionales, incrementa su actividad. El hemisferio cerebral derecho se encarga del entendimiento y la comprensión de la broma o del hecho gracioso en sí y finalmente, las secciones motoras se encargan de la respuesta física y sonora: LA RISA.

Además, en todo este proceso actúa el sistema límbico, esencial en muchos de los comportamientos básicos que preservan la vida. En los humanos, además de hacer las conexiones necesarias para que LA RISA ocurra, éste está relacionado con la motivación y el comportamiento emocional. Si nuestro sistema límbico no funciona bien, podemos perder el sentido del humor.

LA RISA produce una sensación de bienestar generalizado en el cuerpo y desempeña un papel importante en la salud, también tiene muchas peculiaridades y misterios que hacen que sea una de las más maravillosas reacciones físicas que un ser humano puede tener.


Hay algunos hechos fascinantes sobre LA RISA. Por ejemplo, es increíble que las ratas se rían cuando las hacen cosquillas y cuando juegan juntas. Nosotros hacemos lo mismo y más que de los chistes o de una película divertida, nos reímos cuando compartimosLA RISA en grupo se produce 30 veces más frecuentemente que la risa en solitario. En la mayoría de los casos, LA RISA sigue a un comentario banal o a sólo un poco de humor, lo que indica que las personas somos más importantes que el material en el desencadenamiento de LA RISA.

El dicho "ríe y todo el mundo reirá contigo" es algo más que una expresión: LA RISA es muy contagiosa. El sonido de LA RISA activa las regiones en la región cortical premotora del cerebro, que participan en el movimiento de los músculos faciales, para que se correspondan con el sonido y los prepara para participar. 

La familiaridad de los chistes es clave para el humor y LA RISA, y la investigación demuestra que la gente se ríe más con los chistes contados por comediantes famosos, que de los mismos chistes contados por alguien con quien no están familiarizados.

Con LA RISA se queman calorías, ya que se aumenta tanto el gasto de energía, como la frecuencia cardiaca y prácticamente todo el cuerpo entra en acción.

Reírse es bueno para las relaciones interpersonales. Las investigaciones muestran que las parejas que utilizan LA RISA y la sonrisa, cuando hablan de un tema delicado, se sienten mejor y reportan niveles más altos de satisfacción en su relación. También tienden a permanecer juntos por más tiempo.


LA RISA requiere una sincronización y tiene un patrón distintivo. Rara vez se produce en medio de una frase. En lugar de ello, LA RISA tiende a ocurrir al final de un enunciado o durante una pausa en el habla, lo que sugiere que damos prioridad al lenguaje, según el Dr. Provine. Los humoristas usan esta tendencia natural de LA RISA y dejan espacios al final de una oración para que la audiencia se ría.

LA RISA es atractiva. La investigación realizada por el Dr. Provine encontró que las mujeres se ríen 126% más que los hombres en las conversaciones y ellos prefieren ser los que provocan la risa. En una revisión de más de 3.700 periódicos  con anuncios personales, el Dr. Provine reveló que las mujeres eran 62% más propensas a hablar de la risa y a requerir “un compañero con sentido del humor”, mientras que los hombres son más propensos a calificarse como “con sentido del humor” en sus anuncios.

Algunas cosas pueden hacer reír prácticamente a todo el mundo. El profesor Scott encontró que una de las mejores herramientas, para hacer reír a la gente en su laboratorio, es un videoclip con personas que intentan no reírse y en una situación en la que sería muy apropiado hacerlo.

LA RISA es buena para la memoria. Investigadores de la Universidad de Loma Linda de California, examinando el papel del humor en la salud, demostraron que las personas que tienen buen humor y están en contacto con cosas que fomentan su buen humor mejoran la memoria a corto plazo. Del mismo modo vieron que estas mismas personas  también tenían niveles significativamente más bajos de la hormona del estrés, cortisol. Según los investigadores, LA RISA representa una herramienta divertida para ayudar a contrarrestar la pérdida de memoria relacionada con la edad en los adultos mayores:

“Los hallazgos del estudio sugieren que el humor puede tener beneficios clínicos y puede ser utilizado para la rehabilitación y en programas de apoyo para el bienestar de los ancianos. La capacidad de aprendizaje y memoria diferida son importantes para mejorar la calidad de vida de estos individuos. Los ancianos pueden tener deficiencias de memoria asociadas con la edad. Sin embargo, ahora se pueden ofrecer terapias de humor positivas, agradables y beneficiosas para mejorar estas deficiencias”.


LA RISA mejora la inmunidad y mejora el sueño.  La investigación ha demostrado que LA RISA puede reducir las hormonas del estrés y mejorar la inmunidad, a la vez de inducir al pensamiento positivo y al optimismo.  Aporta beneficios fisiológicos, psicológicos, sociales y espirituales, y mejora la calidad de vida, de manera que un número creciente de centros de salud están adoptando la terapia de la risa como una forma de atención complementaria. 

En suma, LA RISA relaja los músculos, activa la liberación endorfinas, mejora el sueño, incrementa la creatividad y la memoria, facilita la digestión, mejora el consumo de oxígeno, mejora el bienestar y las emociones positivas, impulsa la función inmune y mejora la presión arterial. ¿Alguien da más?

Los niños se ríen con facilidad y con frecuencia, pero los adultos vamos perdiendo la capacidad de mirar la vida con humor y alegría. LA RISA nos aporta eso, alegría. Además nos nutre, nos alimenta de positividad, nos inmuniza ante las dificultades, nos depura de emociones y pensamientos negativos y mejora nuestro sistema nervioso. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra psique mejoran con LA RISA, ella nos desinhibe y nos anima a compartir. Todo se inunda de energía vibrante y brillante cuando reímos.

¿Nos reímos un rato?




Lucía Madrigal