Pleomorfismo. La Otra Explicación a los Problemas de Salud


“Los mosquitos buscan el agua estancada, pero no provocan que la laguna se estanque”

Rudolph Virchow

La ciencia médica occidental sigue el legado de Louis Pasteur a quien la misma atribuye el descubrimiento de la microbiología. Sin embargo, Béchamp (médico, biólogo, químico y físico) descubrió la existencia de los microbios antes que Pasteur. Después de años de observación, Béchamp fue capaz de demostrar que en los seres humanos se produce una modificación de los organismos microbianos para restablecer el equilibrio dentro de los tejidos y los órganos.

La teoría de Pasteur puso los cimientos de la microbiología médica occidental, una doctrina científica basada en el monomorfismo. Para prevenir las enfermedades Pasteur propuso una guerra contra los microbios, lo que quería decir que todas las enfermedades o malestares eran causadas por microbios externos, no cambiantes, con una sola forma, monomórficos, que invaden el organismo. 


La idea de tipos normales de bacteria, o tipos específicos de bacteria que causan especificas enfermedades fue aceptada ampliamente por la medicina occidental a principios de 1900 y esa misma idea fue adoptada por el complejo americano de la industria médica, como un pilar principal de la medicina moderna. Consecuentemente, basamos nuestra salud en los medicamentos y luchamos contra los agentes extraños que están dentro de nosotros.

La teoría de Pasteur dio lugar al desarrollo del primer antibiótico (penicilina) en 1940, de ahí se ha creado una industria potentísima que constantemente saca al mercado medicamentos de todo tipo para “tratar” “cualquier cosa” y la mayoría de las veces para “ocultar” “cualquier síntoma”. Durante 40 años la mayoría de las infecciones bacterianas han sido tratables y tratadas por la medicina, pero en la actualidad, se observan muchos tipos de microorganismos que mutan y se hacen resistentes a cualquiera de los medicamentos que están en el mercado, es decir son  formas pleomorficas.

¿Lo son o ya lo eran? El 20 de febrero  de 1994 se publicó un artículo en un periódico de Salt Lake “The Desert News”, cuyo encabezado decía “Antibióticos perdiendo terreno contra las bacterias, una fuerte resistencia se está desarrollando rápidamente, amenazando con un desastre en el área de la medicina”.

Para explicar la teoría del pleomorfismo, hemos de remitirnos a Antoine Béchamp. Aproximadamente hacia 1854, este investigador, entonces Profesor de la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencia de Estrasburgo, emprendió el estudio de la fermentación.


Béchamp fue el primero en demostrar que los mohos que acompañan a la fermentación eran, o contenían, organismos vivos. Siendo el primero en comprender este hecho, fue también el primero en intentar determinar su verdadera naturaleza, sus funciones y sus orígenes.

Al poner algunos bajo el microscopio, notó una gran diversidad en la apariencia de los mohos y pronto estuvo envuelto en el estudio de la vida celular. 

Bechamp, por lo tanto, aceptaba el concepto del pleomorfismo (muchas formas), teoría científica que dice que específicos tipos de bacteria y hongos pueden cambiar y tomar formas múltiples durante su ciclo de vida. Estas bacterias y hongos han estado en nosotros y en toda la naturaleza desde siempre, de hecho, los egipcios entendían los efectos devastadores de las bacterias y hongos en el cuerpo. Por eso, sacaban los órganos internos incluyendo el cerebro, antes de momificar y guardar en sus tumbas a los cadáveres.

Enderlein también observo a nivel celular estos cambios pleomorficos de bacteria y hongos en la sangre. Él notó que cuando las bacterias eran pequeñas, estaban sanas, en este estado las llamó simbions, que quiere decir saludable para el cuerpo. Como simbions, estas bacterias trabajan y ayudan al organismo, pero cuando crecen y se alargan debido al terreno biológico que las alberga, también se vuelven patógenas, cambiando a bacterias y en algunos casos a hongos. En esta etapa Enderline se refería a ellas como endions. Su descubrimiento más profundo, fue que ciertas leyes biológicas gobiernan el crecimiento de microorganismos patológicos dentro del cuerpo humano y que existe una forma sana y una no sana de cada germen, probando así la variabilidad de las bacterias y hongos, y el concepto de pleomorfismo.


La Dra. Virginia Livingston-Wheeler (quién estudió con Enderline), llamó a estas bacterias y hongos Progenitor cryptocides, haciendo referencia a las mismas bacterias y hongos que los científicos han encontrado en las tumbas egipcias. Gaston Naessens lo llamo el “ciclo del somatid”, el Dr. Robert Young lo llama “enfermedad de la pelota de ping-pong”, pues visto con el microscopio en la fase de contrastes, parecen pelotas blancas de ping-pong, la mayoría de las veces rodeadas de un halo negro de bacteria y simbions, todos están describiendo lo mismo, bacterias y hongos. Distinto nombre para la misma cosa. El pleomorfismo ocurre. Es real.

Somos un organismo de bacterias y hongos, cuerpos anaeróbicos que viven, crecen y sobreviven en azúcar, que viven en armonía con nosotros, cuando estamos comiendo y viviendo saludablemente. Sin embargo, las bacterias se convierten en dañinas cuando el terreno donde viven se altera, esta alteración en el terreno es fomentada por dietas altas en carbohidratos complejos, dietas altas en azúcares, frutas, jugos de fruta, refinados, agua contaminada, aire contaminado, el uso de antibióticos y medicamentosLas bacterias y los hongos son anaeróbicos, viven del cuerpo, gracias a la contaminación de nuestro terreno biológico y mueren en presencia de oxígeno. 

El pleomorfismo también es esencial para entender el cáncer y su cura¿Cómo se inicia el cáncer? La mayoría de nosotros comenzamos nuestras vidas como seres aparentemente limpios, o eso creemos, aunque las nuevas investigaciones afirmen que los bebes ya tienen una importante acumulación de toxinas, las de su madre y el entorno en el que son gestados.

Conforme envejecemos nuestro terreno biológico se deteriora más, como consecuencia de las dietas, las emociones, las lesiones físicas, el aire que respiramos, el agua que bebemos, nuestros estilos de vida, el deterioro de nuestra flora intestinal, la respiración incorrecta, el estrés. Esto  hace que con el paso de los años, las bacterias y los hongos se acumulen en nosotros.


Las bacterias y hongos se alimentan de la glucosa en sangre, pero ellos en sí no nos ocasionan síntomas. Lo realmente molesto para nosotros son los productos de desecho, ácido aldehído (formol), etanol, alcohol, gas de dióxido de carbono, metano y ácido láctico que van directos al flujo sanguíneo causando envenenamiento de la sangre. Esto nos hace sentir enfermos y cansados.

En esta situación, la sangre se ensucia cada vez más, si el proceso continúa, el estado de envenenamiento empeora, y pasa dentro de los tejidos, órganos, sistema nervioso central, estructura ósea, sistema linfático y médula ósea, hasta que las bacterias se convierten en hongos, y los hongos se convierten en moho invadiendo parte o todo nuestro cuerpo.

Conforme las bacterias y hongos entran en el cuerpo por el aire, la comida o el agua, comienzan a buscar un lugar para establecerse y crecer. Si estas bacterias y hongos no son destruidos por las bacterias benéficas en el intestino delgado y grueso, se pegarán a las paredes intestinales y comenzarán a crecer y reproducirse hasta encontrar su camino hacia el torrente sanguíneo. Los hongos se encuentran de forma natural también en los intestinos, y tienen el propósito de suavizar el bolo alimenticio que llega ahí. Si la flora saludable de los intestinos es pobre,  los hongos se moverán hacia el torrente sanguíneo en completa libertad, y de ahí hacia todo el cuerpo. Conforme esto sucede, las bacterias y hongos producen desperdicios y sustancias tóxicas de manera exponencial y el proceso continúa hasta que enfermamos y morimos.

Se han aislado 79 tipos conocidos de sustancias tóxicas que las bacterias y hongos desechan en la sangre, y algunos investigadores creen que hay más de 100 diferentes toxinas producidas. El principal producto de desperdicio de las bacterias es metano, mientras que el mayor producto de desperdicio de los hongos es el ácido aldehído. Las bacterias y hongos son muy agresivos y pueden multiplicarse bastante rápido. Después de muchos años de crecimiento, las cantidades de toxinas llegan a ser abrumadoras para los tejidos del cuerpo. El ácido aldehído es un veneno que se genera en etanol, y el hígado lo convierte en alcohol, esto agota al cuerpo de sus fuentes de potasio y magnesio lo cual reduce la energía celular.


Cuanto menos oxígeno hay en el cuerpo, más alcohol se produce y puedes llegar a tener los síntomas de estar borracho, desorientado, sentirte mareado o mentalmente confundido. Los ataques de pánico, sentimientos de ansiedad, depresión, irritabilidad y dolores de cabeza son los resultados de un crecimiento excesivo de bacterias, hongos y moho en el cuerpo. El ácido aldehído puede causar fatiga en exceso, histamina, reducir la fuerza, la claridad de pensamiento y conducirnos a la pasividad; destruye enzimas necesarias para la producción de energía celular y causa la liberación de radicales libres (moléculas de oxígeno a las que les falta un electrón) los cuales coadyuvan al proceso de envejecimiento.

Cuando las bacterias y hongos entran en el flujo sanguíneo por los intestinos, pueden viajar rápidamente e invadir los tejidos, causando dolores en las articulaciones, inflamación en vías respiratorias y sinusitis, estrés glandular y problemas menstruales.

Las bacterias y hongos envenenan, estresan y debilitan el sistema inmunológico las 24 horas del día. La mayoría de las enfermedades inmunológicas y condiciones infecciosas, son causadas o empeoradas por la presencia de bacterias y hongos, y las innumerables toxinas están siendo constantemente neutralizadas por las defensas inmunológicas. Si esta fuente constante de contaminación al cuerpo se genera constantemente, llega el momento en que el sistema inmune se agota, entonces las bacterias y hongos se convertirán en moho, cáncer, y el cuerpo se dirigirá justo a su origen, a la tierra.


FUENTES:

La Milagrosa Dieta del PH. Robert O. Young and Shelley Redford Young. Ediciones Obelisco, 2012.

La Cocina del Arco Iris. Dr. Gabriel Cousens. Villa Adelina Antroposófica, 2013.

The conquest of cáncer. Drt. Virginia Livindston-Wheeler, Paperback, 2013.



Lucía Madrigal