
“El mejor maquillaje
corporal es un toque de sinceridad en los ojos, un sombreado de amor para
llamar la atención, un difuminado de alegría en el rostro y una sonrisa en los
labios para rematar tu belleza”
La venta y consumo de productos de cuidado personal se han
convertido en una industria que mueve
millones en todo el mundo occidental. A diario somos seducidos por aromas
embriagantes, presentaciones llamativas y tentadoras promesas de juventud
eterna. Ahora en Navidad, la mayoría
de los anuncios publicitarios nos presentan perfumes promocionados por modelos
y actores de moda que aseguran las ventas. Un perfume es un buen regalo y todo
lo que consideramos embellecedor nos resulta muy atractivo.

Pero, el uso de perfumes y otros productos de higiene tiene
un coste mayor que su precio de venta al público, ya que el uso de la mayoría de ellos pueden ser un riesgo para la piel, el cabello, dañar los ojos, e
inclusive, afectar en gran medida nuestro sistema
inmunológico y más.
La industria cosmética carece de los controles necesarios y
muchos productos que aplicamos sobre nuestros cuerpos, tales como cremas, lociones, tintes, geles, champús,
desodorantes, maquillajes, etc. pueden contener sustancias perjudiciales
para la salud. Por un lado el
problema está en los ingredientes, por otro, en el uso continuado y a diario de
todos estos productos.
No todos ellos contienen componentes nocivos, no obstante,
existen datos que nos indican que debemos mantenernos en guardia y leer la
composición de lo que compramos, ya que muchos de los ingredientes son
sustancias, que con diversas finalidades, afectan negativamente a nuestra salud.

Se trata de disolventes,
conservantes, fragancias sintéticas, colorantes, antioxidantes... que
pueden integrarse en nuestra sangre y entrar al interior de nuestro cuerpo a
través de la piel y las mucosas. Con
frecuencia, ni los productos destinados
a los niños están libres de
sustancias perjudiciales como el dioxane
y el formaldehido.
El dioxane, es una sustancia tóxica, asociada al
cáncer por diversos estudios
científicos. Puede estar presente como contaminante en productos que contienen óxido de etileno. Entre ellos se citan
algunos compuestos etoxilados, como
la dimeticona, el PEG-40, el
ceteareth-12 y otras sustancias que aparecen con las sílabas "eth" o "PEG",
todas ellas muy frecuentes en productos de aseo.
El formaldehido está relacionado con problemas como sensibilización cutánea, erupciones,
cáncer,... Tanto él como los conservantes que pueden acabar liberándolo,
como el quaternium-15, dimetil-dimetil
(DMDM) hidantoína, imidazolidinil urea, diazolidinil urea,
hidroximetilglicinato de sodio, y 2-bromo-2-nitropropano-1 ,3-diol (bronopol)
pueden estar presentes en cosas tales como jabones
líquidos, champús infantiles, esmaltes de uñas, geles para el cabello…
El Lauril Sulfato de
Sodio (SLS), es la
sal de sodio de sulfato de laurilo,
y está clasificado por la base de datos Cosmetics EWG como un “agente
desnaturalizante, tensioactivo de limpieza, emulsionante y espumante” de “riesgo moderado”. Se usa como surfactante, detergente y emulsionante
y es utilizado en miles de productos
cosméticos, así como en limpiadores industriales.
Está presente en casi todos los champús, tratamientos para el cuero
cabelludo, tintes para el cabello y sustancias blanqueadoras, pastas dentales,
geles de baño y limpiadores, bases cosméticas, jabón líquido para manos,
detergentes para la ropa, sales y aceites de baño.

Podemos reconocer el SLS
en las etiquetas de los productos con las siguientes denominaciones: MONODODECYL ESTER SODIUM SALT SULFURIC
ACID; SODIUM DODECYL SULFATE; SODIUM DODECYL SULPHATE; SODIUM LAURYL SULFATE;
SODIUM SALT SULFURIC ACID, MONODODECYL ESTER; SULFURIC ACID MONODODECYL ESTER
SODIUM SALT; AI3-00356; AKYPOSAL SDS; AQUAREX ME; AQUAREX METHYL.
Aunque se origina del coco, la etoxilación, que es proceso de fabricación del SLS, ocasiona que el SLES/SLS
se contamine con 1,4 dioxano, un
subproducto cancerígeno.
Se considera que el SLES
es ligeramente menos irritante que el SLS.
El lauril sulfato de amonio (ALS) es otra variación surfactante
utilizada comúnmente en los cosméticos y
limpiadores para que hagan espuma. El
ALS es similar al SLS y sus
riesgos son parecidos.
Según diferentes investigaciones el SLS puede producir, irritación
de la piel y ojos, toxicidad de los órganos internos, problemas en el desarrollo y la reproducción,
neurotoxicidad, interrupción endócrina, ecotoxicología y cambios bioquímicos o
celulares, posibles mutaciones y cáncer. Igualmente, en un estudio
realizado en EEUU, se concluyó que “El SLS es un agente sistémico que puede
penetrar y permanecer en el ojo, cerebro, corazón, hígado, etc., con efectos
potencialmente dañinos a largo plazo. Puede retrasar la curación y ocasionar
cataratas en los adultos, y puede evitar que los ojos de los niños se
desarrollen adecuadamente”. También puede afectar a la piel y a la mucosa
oral.
El óxido de
etileno (SLES)
aparece como una impureza en miles de productos de cuidado personal. Es cancerígeno.
El 1,4
dioxano
también recibe la clasificación de "alto
riesgo" y está relacionado con una lista aún mayor de productos
comunes de cuidado personal. Es un "probable
cancerígeno humano", tóxico
para el cerebro y el sistema nervioso central, riñones e hígado. También es
uno de los mayores contaminantes del
agua subterránea.

En cremas, champús,
lacas, esmaltes de uñas,… podemos encontrar también ftalatos
asociados a los más diversos desarreglos, como la feminización, la pubertad precoz en las niñas, alergias...
El 1,3-butadieno es un producto importante para la
industria petroquímica y puede aparecer como contaminante en algunos espráis
que emplean el isobutano como
propulsor, por ejemplo en geles, cremas
de afeitado, productos para el cabello, anti-hongos… y es una sustancia asociada al cáncer por algunos estudios.
Las cremas solares pueden contener sustancias como
algunas benzofenonas y
derivados del alcanfor que pueden
actuar como contaminantes hormonales.
La hidroquinona, que puede aparecer como impureza en
productos como limpiadores faciales,
cremas hidratantes o acondicionadores del cabello que contienen sustancias como
el tocoferol acetato, tocoferol, tocoferol linoleate, etc. ha sido asociada
al cáncer, la inmunotóxicidad y
puede tener efectos sobre el desarrollo
y la reproducción.
Sustancias como los parabenos
están presentes en muchos productos de aseo
personal. Se trata de contaminantes con efecto hormonal que están asociados
a daños en el esperma, cáncer de mama,
etc.
Igualmente
las cremas faciales,
por ejemplo, pueden contener aceites minerales como parafinas. La vaselina, por ejemplo, presente en tantas cosas (lociones, cremas de labios...) puede
estar contaminada con hidrocarburos
aromáticos policíclicos, asociados a cosas tales como alteraciones hormonales y cáncer.

Algunos jabones
antimicrobianos, geles, incluso dentífricos... han incorporado sustancias como el triclosán. El Triclosán es una
sustancia usada como conservante, que tiene una larga historia como ingrediente de cosméticos y de
desodorantes, puesto que aparte de ser un potente antimicrobiano, elimina
las bacterias que degradan el sudor y que provocan malos olores. También ha
sido utilizado en la industria
farmacéutica como conservante de
algunos medicamentos, y en clínicas
y hospitales como antiséptico y
desinfectante. Sin embargo, ha sido puesto en evidencia por sus efectos
dañinos sobre la salud y el medio ambiente.
El plomo es uno de los ingredientes
presente en una gran variedad de marcas de barras
de labios. Es cancerígeno,
aunque aseguran que las pequeñas cantidades en las que se encuentra, no
genera “riesgos para la salud”. Sin
embargo, los lápices de labios
actuales contienen más plomo que los
de hace unos años. Éste y otros metales como el cromo, zinc, cadmio y mercurio o aluminio han sido detectados en
diferentes productos cosméticos, a
veces como colorantes o como contaminantes.
Otro
problema son las nitrosaminas,
presentes en muchos productos de aseo y
cosmética. Diversas investigaciones revelan que productos tan comunes como
el champú las contienen, pueden
mezclarse con los desinfectantes de las plantas de tratamiento de aguas
residuales y formar subproductos que están asociados a algunos tipos de cáncer. Estas sustancias se forman en
pequeñas cantidades cuando entran en contacto con la cloramina, presente en el agua
potable.

En 2006 se detectaron nitrosaminas en uno de cada cinco productos cosméticos analizados en Alemania. Estudios anteriores realizados con cosméticos sugirieron
que las aminas cuaternarias, que
también suelen ser componentes de productos de limpieza, podrían tener un papel
fundamental en la formación de las problemáticas nitrosaminas. En 2012 La cadena Mercadona retiró por iniciativa propia 11 productos cosméticos, que contenían dosis altas de nitrosaminas.
Si se combina el anteriormente nombrado SLS con el TEA, se genera NDELA, que es una nitrosamina y un cancerígeno reconocido.
Otro problema añadido lo encontramos en los perfumes sintéticos. Existen pocas
marcas comerciales de fragancias y cosméticos que no usen perfumes. Estos
representan distinción y elegancia y forman parte de nuestro aseo diario, nos
gusta poco lo que no tiene un olor “agradable”;
Sin embargo, estudios recientes hacen referencia a los perfumes sintéticos como posibles causantes de daños al ecosistema y la salud.
Aunque no se conocen bien sus efectos, algunos
estudios en animales muestran que pueden alterar el sistema endocrino; además, se cree que pueden tener relación con el
desarrollo de algunos tipos de cáncer.
Son acumulables y se han encontrado restos de perfumes sintéticos en el medioambiente, especialmente en el agua, en el tejido graso humano y en la
leche materna. Según Greenpeace,
los perfumes sintéticos son “sustancias químicas fabricadas por el
hombre, especialmente éter de ftaleína y almizcle de síntesis, que afectan el
ADN de los espermatozoides".

Nuestra piel es el órgano más grande del cuerpo y una
excelente barrera protectora de elementos externos que pueden ser nocivos. A la
vez, brinda un hábitat amigable para las bacterias
buenas, ayuda a mantener la temperatura corporal y conserva la humedad
interior, lo que mantiene al cuerpo en un equilibrio delicado y fluido.
También, es productora de vitamina D
y envía retroalimentación sensorial al cerebro.
El uso diario de productos personales como el champú, la pasta dental y el gel de baño
puede exponernos a miles de sustancias
químicas, muchas de las cuales llegarán al interior del cuerpo donde se
quedarán, ya que éste no posee la capacidad de descomponerlas. Esta carga tóxica puede ser un factor
significativo que contribuye a problemas
de salud y enfermedades graves.
Si se desea reducir los tóxicos,
es aconsejable buscar productos
ecológicos o limpios. Si el nombre de un ingrediente no es fácilmente
pronunciable, rechaza el producto que lo contenga, busca productos sin perfume y pon atención al orden en el que los
ingredientes aparecen en la lista. Los fabricantes tienen el requerimiento de
colocar los ingredientes en un orden descendente por volumen, lo que significa
que los primeros ingredientes son los que se encuentran en mayor cantidad.
Compra productos envasados en botellas de vidrio, ya que si el envase es de plástico, los químicos pueden filtrarse del plástico hacia el contenido.
Asegúrate de que cualquier recipiente de plástico no contenga BPA. Busca productos hechos por
compañías ecológicas, que respeten a
los animales y sean sostenibles y no
dejes tu salud en manos de estos tóxicos nocivos.
“Siempre que no tengo
que usar maquillaje, es un buen día”.
Cameron
Diaz, actriz

