
Constantemente
se nos aconseja tomar mucha FIBRA.
Ésta es esencial para dotar al bolo
alimenticio de consistencia y volumen, lo que favorece el movimiento
peristáltico. A pesar de que la mayoría de las personas llevan una alimentación
rica en granos el consumo de FIBRA
es deficiente, básicamente por el elevado consumo de proteína animal, el bajo
aporte de vegetales y la excesiva cantidad de alimentos refinados. La FIBRA es una de las víctimas
principales de los procesos de
refinación.

Existen
dos tipos de FIBRA:
La
FIBRA SOLUBLE, que se encuentra en
los pepinos, arándanos, alubias, lino, chía, zaragatona, algarroba, algas,
aguacates, nueces, vegetales, cereales…o las cáscaras de frutas, se disuelve en
una textura parecida a un gel, ayudando a retardar
su digestión. Esto colabora a que nos sintamos llenos por más tiempo lo que ayuda, a su vez, a controlar
el peso. Disminuye con ella el vaciamiento
gástrico y la velocidad del tránsito
intestinal, se mejora el metabolismo
de la glucosa y el colesterol,
combate el estreñimiento, promueve
la flora benéfica, protege de metales pesados y sustancias radioactivas y ayuda a la eliminación de sustancias tóxicas.

La
FIBRA INSOLUBLE, que se encuentra en
alimentos como los vegetales de hoja verde oscuro, cereales integrales, frutas
y legumbres, no se disuelve en agua y acelera
el tránsito intestinal al estimular el peristaltismo. Favorece el vaciado gástrico, disminuye la presión sobre las paredes del colon,
aumenta la masa fecal, reduce los radicales libres en el tubo digestivo,
arrastra desechos intestinales y
elimina sustancias tóxicas.

Popularmente
se asocia al salvado de trigo, pero
el salvado fuera de su contexto natural es un alimento poco saludable, ya que se trata de una estructura celulósica,
similar a la viruta, que irrita las
mucosas sensibles, que aporta mucho fósforo
y se convierte para nuestro cuerpo en una sustancia
inhibidora de nutrientes, ya que la fitina
se combina con minerales como el magnesio,
el hierro y el cinc, impidiendo la asimilación de los mismos.
Los
microorganismos que componen la
flora dependen de la adecuada presencia de FIBRA
en el bolo alimenticio, ya que para
muchas especies es su principal nutriente.
La flora intestinal benéfica se
alimenta de FIBRA SOLUBLE, a esta
categoría pertenecen mucílagos, pectinas
y alginatos, presentes en frutas, semillas, algas, hortalizas y cereales.
Además la FIBRA SOLUBLE tiene gran poder depurativo, porque permite la
eliminación de metales pesados y otros tóxicos
presentes en los alimentos.
Muchos
alimentos integrales, especialmente
las frutas y vegetales, contienen de
forma natural FIBRA SOLUBLE E INSOLUBLE,
ambas sirven como un excelente forraje para los microorganismos que viven en su
intestino y son excelentes para ayudar a regular o a tratar el estreñimiento ocasional. No
obstante, las investigaciones más recientes demuestran que la fibra alimenticia
tiene otros muchos beneficios para la salud.

Muchos
estudios sugieren que una alimentación rica en FIBRA puede ayudar a regular
el apetito. Cuando los microbios de nuestro intestino digieren FIBRA, se liberan ácidos grasos de
cadena corta llamados acetatos. Esto
ocurre porque la FIBRA básicamente
fermenta y libera esta sustancia como producto de desecho. El acetato viaja por el intestino hasta el
hipotálamo, donde ayuda a mandar la señal para dejar de comer. Las cualidades
para suprimir el apetito del acetato
han sido confirmadas por medio de la administración directa del mismo en el torrente sanguíneo, el colon y el cerebro.
La
FIBRA también ayuda a proteger la salud cardíaca y parece reducir la
mortalidad. La cantidad de FIBRA recomendada
para consumo diario es de entre 20 y 30
gramos o incluso algo más. Los estudios demuestran que los alimentos ricos en FIBRA pueden ayudar a bajar la inflamación, uno de las causas de los ataques
cardíacos, así como a mantener bajos los niveles de colesterol LDL. Según Time
Magazine, las personas que aumentan su consumo de fibra después de sufrir
un infarto de miocardio también reducen el riesgo de morir por cualquier otra causa o por la misma.
Otros
beneficios del consumo de FIBRA son:
Ayudar
a retardar la descomposición de carbohidratos y la absorción de azúcar,
ayudando, igualmente, a controlar los
niveles de azúcar en la sangre.
Reducir el riesgo de diverticulitis, una inflamación de los pólipos en el
intestino, en un 40%.
Ofrecer
alivio para el síndrome de intestino irritable.
La
fibra, particularmente, la cáscara de psyllium, podría ayudar a eliminar los hongos corporales,
evitando que sean excretados por la piel donde podrían causar acné y otras
erupciones.
Una
alimentación rica en fibra podría disminuir
el riesgo de hemorroides causadas por el estreñimiento crónico.
Reducir el riesgo de cálculos renales
y biliares, probablemente por
su capacidad para regular el azúcar en la sangre.

Los
vegetales, nueces y semillas. La cáscara
de semilla de psillium, la linaza y la chía, las bayas, los vegetales como el
brócoli y las coles de Bruselas, los vegetales de raíz como los tubérculos, las
cebollas, las almendras, los guisantes, las judías verdes, la coliflor y las
judías secas contienen altos niveles de FIBRA SOLUBLE E INSOLUBLE.
Si
se tienen síntomas digestivos crónicos
como diarrea, flatulencias, dolor
estomacal, reflujo, síndrome de intestino permeable, alergias o intolerancias a
los alimentos es importante reducir temporalmente el consumo de FIBRA. Aunque esto podría sonar como
una gran contradicción a todo lo anteriormente dicho, nuestro sistema digestivo
no está diseñado para descomponer la FIBRA.
Esta tarea la realizan los microorganismos
de nuestro intestino. Si nuestro
intestino está lleno de bacterias
patogénicas u hongos, la FIBRA
lo único que hará es empeorar los síntomas descritos anteriormente, ya que es
un factor de crecimiento no específico para las bacterias intestinales, sin importar sin son benéficas o patogénicas.

FUENTES:
Intestinos saludables. Néstor
Palmetti. Ed. Kier, 2013.
Depuración corporal. Néstor Palmetti.
Kier, 2013.
La fibra. Dr. Joseph Mercola.

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