¿Qué sucede exactamente
cuándo cocinamos? ¿Qué ocurre en nuestro cuerpo?
La fuerza vital de los
alimentos disminuye mucho o se destruye. El campo bioeléctrico
(energía) se altera o se pierde (como
se ve gráficamente en las fotos Kirlian). Un alimento vivo y bioactivo se transforma en algo muerto e inerte.
La estructura
bioquímica y la composición nutricional del alimento se altera con respecto a su
estado original. Sus moléculas se deforman
y degradan. El alimento se
degenera de distintas maneras. La fibra
de los alimentos vegetales se transforma en una substancia suave y pasiva
que pierde su naturaleza de barrido y la calidad de limpieza magnética en el intestino.
Los nutrientes (vitaminas,
minerales, aminoácidos…) se destruyen, alteran y pierden. El grado de destrucción, alteración
y pérdida depende de la temperatura, método y tiempo de cocción.
Se coagulan alrededor
del 50% de las proteínas. Una parte importante de ellas se vuelve inutilizable. Las altas temperaturas también crean crosslinks entre las proteínas. Este tipo de nueva proteína
está implicada en muchos problemas de salud.
Son también un factor en la aceleración del proceso de envejecimiento.
La interrelación de los
nutrientes se altera con respecto a su composición natural sinérgica. En el caso de la carne, por ejemplo, se destruye
proporcionalmente más vitamina B-6
que metionina, lo que fomenta la
acumulación de homocisteina, que es aterogénica e inicia la formación de radicales libres. Esto es un factor
positivo para los problemas cardíacos.
Disminuye el contenido
de agua del alimento.
La estructura natural del agua
restante también se altera.
Se crean sustancias
tóxicas y “productos secundarios” de la cocción. Cuanto mayor es la temperatura de cocción, más toxinas se crean. Freír y asar crean
especialmente muchas toxinas. Al cocinar grasas y especialmente proteínas se generan distintas sustancias cancerígenas y mutagénicas, y
multitud de radicales libres.
El calor hace que las
moléculas colisionen, y las repetidas colisones crean uniones divalentes y
nuevas moléculas. En
una papa asada, hay unas 450
sustancias secundarias de todo tipo. Incluso se habla de “nuevos compuestos químicos”.
Se crea material de
desecho nuevo, que
tiene un efecto de obstrucción acumulativo en el cuerpo, y que es una carga
para los procesos eliminativos del
mismo.
Todas las enzimas
presentes en el alimento crudo se destruyen a partir de los 40 grados
centígrados. Estas enzimas, llamadas “enzimas alimentarias”, son importantes para una óptima digestión. Ayudan naturalmente
en la digestión y se vuelven activas
tan pronto comienza la ingesta. La cocción destruye el 100% de estas enzimas.
Consumir alimentos sin enzimas crea
una carga extra para el páncreas y
para otros órganos y los hace trabajar excesivamente. Esto, a la larga, agota
el sistema. La digestión de alimentos cocinados roba valiosas enzimas metabólicas necesarias para
digerirlos, lo que consume mucha energía. En general, los alimentos crudos se digieren tan fácilmente que pasan por el tracto digestivo en la mitad o hasta un
tercio del tiempo requerido por los alimentos
cocinados.
Después de comer una
comida cocinada, hay un incremento de leucocitos hacia el tracto
digestivo, dejando
al resto del cuerpo menos protegido. Desde el punto de vista del sistema inmunitario, cuando comemos comidas cocinadas, el cuerpo está
siendo invadido por sustancias extrañas y ajenas (tóxicas).
Se da una acumulación
general de corpúsculos blancos en la sangre, y un cambio en las proporciones relativas de las
diferentes células de la sangre.
Este fenómeno se denomina “leucocitosis
digestiva”.
La población natural de
flora intestinal benéfica resulta dominada por bacterias
putrefactivas (especialmente de la carne cocida), lo que da como resultado una disfunción colónica, permitiendo la absorción de toxinas desde el intestino.
Este fenómeno recibe varios nombres: disbacteria,
disbiosis, o toxemia intestinal (toxicosis).
Se crea una acumulación
de placa mucoide en los intestinos. La placa mucoide
es una capa gruesa de una sustancia parecida al alquitrán, que es el resultado
de mucho tiempo de alimentos cocidos no
digeridos, no eliminados,
pudriéndose en el intestino. Los almidones
y las grasas cocidas en particular son el principal del estreñimiento, de la congestión y del
bloqueo de los intestinos.
Se genera una
acumulación de toxinas y material de desecho en muchas partes del cuerpo, incluyendo el interior de las células individuales. Algunos de estos
desechos y desperdicios se llaman lipofuseínas,
se acumulan en la piel y en el sistema
nervioso, incluído el cerebro.
Son las “manchas hepáticas” o “manchas de la vejez”.
Hay malnutrición a
nivel celular. Debido
a que los alimentos cocinados además
de tener sustancias tóxicas y de
desecho, tienen menos nutrientes, las
células individuales se quedan sin nutrición
suficiente.
Hay tendencia a la
obesidad porque se come en exceso. Como las células
no reciben suficientes nutrientes,
están, por así decirlo, “siempre
hambrientas” y por lo tanto “demandan”
más comida. Es menos probable, también, que los alimentos cocinados se metabolicen adecuadamente, lo que también
contribuye al exceso de peso.
De vez en
cuando el cuerpo experimenta crisis de eliminación (también llamadas
purificaciones o crisis de curación). Estas suceden cuando las
toxinas se liberan a través de la
piel o son enviadas al torrente
sanguíneo para ser eliminadas por el
hígado, los riñones y otros
órganos. Los síntomas pueden incluir dolores
de cabeza, fiebre, náuseas, vómitos, resfriados, bronquitis, sinusitis,
neumonía, diarrea, etc.
El cuerpo puede llegar
a estar tan tóxico que todo tipo de partículas, como por ejemplo el polen,
causan crisis de desintoxicación, llamadas “alergias”.
El sistema inmunitario,
al tener que ocuparse de invasiones masivas diarias de toxinas y sustancias
secundarias tóxicas, el
cuerpo se encuentra sobrepasado y debilitado. Esto es un factor principal
para el proceso de envejecimiento.
Parte del material de
desecho se acumula en las arterias y las bloquea, lo que lleva a alta presión arterial, arterioesclerosis,
accidentes cerebro-vasculares…
Los desechos, toxinas,
y sustancias mutagénicas y cancerígenas que se acumulan dentro de las
células, y el ataque
diario de excesivas cantidades de radicales
libres hace, que con el tiempo, algunas células se vuelvan cancerosas.
En general, el proceso
de envejecimiento natural se acelera con los alimentos cocinados. Las personas
que cambian a una dieta de alimentos crudos con frecuencia se vuelven biológica
y visiblemente más saludables y más jóvenes.
Aumentar el consumo de
alimentos crudos es salud.
Adaptación del artículo
de Wes Petterson en internet.
FUENTES:
Nutrición Vitalizante.
Nestor Palmetti. Argentina 2012.
Nutrición en la Nueva
Era. Viktoras Kulvinskas. Mandala Ediciones, 1992.
Crudo en la Nevera:
Manual del crudivegano. Ana Moreno, 2009.
Brotes y Germinados.
Dr. Soleil. Colección Obelisco Salud, 2003.
Alimentación
consciente. Gabriel Cousens. Epidauro, 2012.
Sólo Crudo. Stefano
Momentè y Sara Cargnello. Macro Edizioni, 2012.
No hay comentarios :
Publicar un comentario