La capacidad humana de procesar los alimentos se fundamenta
en el funcionamiento eficaz de tres ciclos regulares cotidianos. Estos ciclos se basan en tres funciones corporales:
- Diariamente nos Alimentamos: Apropiación.
- Usamos parte de los Alimentos: Asimilación.
- Nos liberamos de lo que no usamos: Eliminación.
Todas estas funciones
están constantemente en marcha pero se intensifican durante ciertas horas del
día:
- Del mediodía a las 8 P.M. estamos en el ciclo de Apropiación (ingestión y digestión).
- De las 8 P.M. a las 4 A.M. Asimilamos (absorbemos y usamos).
- De las 4 A.M. al mediodía Eliminamos los desechos corporales y restos de alimentos.
Las horas son orientativas, ya que, aunque en todos los organismos se producen los mismos
procesos, siempre hay variaciones y basta con observar y escuchar a nuestro cuerpo, que tiene sus propios horarios,
y que basa los mismos en el respeto a estas tres funciones corporales. Además
existen pequeñas variaciones en la concepción de estos ciclos según la escuela de pensamiento a la que nos
remitamos.
Para la Medicina Tradicional China el ciclo de la digestión
es más fuerte de las 7 a las 9 de la mañana, lo que implica que los alimentos
más pesados han de ingerirse a estas horas.
Para el Ayurveda, nuestro ciclo de digestión es más fuerte
entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde, por lo que este intervalo es el
mejor para ingerir alimentos más
pesados. Los Monjes Budistas, en
cambio, no comen a partir de mediodía pero la mayoría de los seguidores del Budismo plantean la ingestión de
alimentos con más libertad. Ayunos
diarios tan largos son difíciles de hacer, por lo que optan por reducir el
tiempo entre la última comida y la primera del día siguiente.
Detrás de todo esto se esconde la idea
de que la mente y nuestros pensamientos tienen efectos muy fuertes en nuestros
ciclos particulares, evidentemente, detrás de cualquier creencia está nuestra psique. En realidad, nuestros ciclos personales están determinados
por nuestros hábitos, nuestro estilo de vida, nuestra psicología,
perfil metabólico, creencias religiosas, entorno social y otros factores.
Por ejemplo, si tu creencia es que
hay que desayunar fuerte,
probablemente tus ciclos se hayan
adaptado a esta convicción. Otros factores tienen que ver con nuestro flujo de energía vital y la Biopsicología, relacionados ambos con
la luz solar.
Los higienistas coinciden con el primero de los
planteamientos que hemos dado. Según este sistema los
ciclos tienen una duración de aproximadamente 8 horas y entre ellos no existen paradas bruscas. Además hay
personas cuyo ciclo de eliminación
empieza a las 3 de la mañana y su ciclo de digestión comienza a las 10:00. También hay personas que
comienzan su ciclo de asimilación a
las 10 de la noche y otras que
tienen una digestión muy fuerte
hasta medianoche.
De todos los tres ciclos que presenta el higienismo, el de
eliminación contiene la clave para una vida saludable. Por eso, el Dr. Shelton sugería no tomar nada, excepto zumos o frutas frescas sin
endulzar, hasta las 12 de la mañana, para así favorecer la expulsión de tóxicos y desechos del
organismo, algo por otro lado, absolutamente necesario para una vida saludable.
Los mismos factores que nos permiten expulsar
toxinas, también promueven la pérdida
de grasa innecesaria y pérdida de peso, así como también, nos ayudan a
solucionar los problemas de
estreñimiento. En este caso, si desayunamos
mucho y antes de las 12:00,
estaremos cortando nuestro ciclo de
eliminación y todos los desechos que hasta ese momento no han sido eliminados, se quedarán en nuestro
interior, a la espera del momento de ser expulsados,
o se acumularán y darán lugar a muchos otros problemas relacionados con la toxemia corporal.
Nuestros ciclos corporales pueden resultarnos evidentes, con sólo prestar atención a cómo
actúa nuestro cuerpo. Si nos escuchamos, nos damos cuenta de que tenemos más apetito según va avanzando el día. Cuando dormimos el cuerpo está asimilando
lo que ha ingerido y por la mañana cuando nos despertamos, podemos tener mal aliento y en ocasiones la lengua sucia, porque el cuerpo está a mitad del proceso de
eliminación.
A nuestro organismo le gusta cenar temprano, porque cuando empieza el ciclo de asimilación, la comida tiene que haber
salido del estómago y para eso
tienen que haber transcurrido unas tres
horas antes de ir a dormir. Si cenamos
tarde, los alimentos no están
listos para ser asimilados, este ciclo se prolonga y por tanto el ciclo de eliminación empieza tarde. De
esa forma, estamos obstaculizando los ciclos
corporales.
Por tanto, es muy importante respetar
estos ciclos naturales y permitirnos comer cuando existe una demanda real de
alimentos. Es muy importante, también, respetar las horas de luz, porque cuando se ha puesto el Sol, nosotros no segregamos cortisol,
una hormona decisiva para el proceso digestivo.
Además del metabolismo físico para la asimilación de los
alimentos, existe un
metabolismo energético que nos
permite la transferencia de la energía
del alimento físicamente asimilado. Usamos la mayor o menor energía de todo lo que comemos.
Existen tres
fases en el metabolismo energético, que en parte coinciden con los
ciclos naturales:
La Fase Cefálica, que es la fase
preparatoria, empieza con la vista,
el olfato o simplemente con el pensamiento
de la comida y finaliza cuando la comida empieza a ser absorbida por el torrente sanguíneo. Es el Ciclo de Apropiación, nos alimentamos.
La Fase de Absorción, que es aquella durante la cual la energía que proviene de la comida es absorbida por el torrente sanguíneo, para suplir las
necesidades inmediatas del organismo.
Ciclo de Asimilación, el cuerpo absorbe la energía que necesita.
La Fase de Ayuno, que es el período durante el cual toda la energía ya ha sido utilizada y el organismo está sacando energía de las reservas, con el fin de
cumplir con las necesidades energéticas
inmediatas. Ciclo de Eliminación,
los desechos corporales se preparan
para ser eliminados. Esta fase
finaliza con una nueva Fase Cefálica.
Como vemos los ciclos naturales de nuestro cuerpo, afectan al
funcionamiento del mismo. Si comemos a horas en las que él está depurando, interrumpimos los procesos
de limpieza y descontrolamos todos los demás ciclos. Esto impide que todo el funcionamiento corporal siga su ritmo, y a largo o a veces a corto
plazo, entraremos en fases de
debilitamiento, ya sea por toxemia o
por falta de asimilación. No se trata sólo de comer, sino de comer
alimentos de la mejor calidad
nutricional y energética y de respetar los ciclos naturales que marcan el funcionamiento de todo cuerpo físico.
Lejos de las
adicciones y de nuestra tendencia a comer por comer, nuestro instinto nos
conduce a comer cuando hay que comer y a elegir lo que realmente nos
proporciona lo que necesitamos.
Alimentarse
es comer sin más y sin consciencia, ajenos a los procesos corporales, Nutrirse
es entender el comportamiento inteligente de nuestro cuerpo y actuar asesorados
por él.
FUENTES:
La Antidieta. Harvey y Marilyn Diamond. Ed. Urano Bolsillo.
La Combinación de los Alimentos. H.M. Shelton. Ediciones
Obelisco, 1994.
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