Las últimas investigaciones demuestran que la quimioterapia no
favorece la recuperación de una enfermedad como el cáncer. De hecho, en diciembre de 2013 se publicó en Matrix Salud un artículo, en
el que se contaba cómo un equipo de investigadores, que buscaban por qué las células cancerosas eran tan resistentes. El resultado fue que ellos tropezaron
accidentalmente con un descubrimiento mucho más importante. Mientras realizaban
sus estudios, el equipo descubrió que la quimioterapia, realmente, daña
las células saludables y posteriormente libera una proteína que sostiene y estimula
el crecimiento tumoral. Incluso hace, que el tumor sea más resistente a
los posibles tratamientos futuros.
Lo mismo ha sido confirmado
por el hospital John Hopkins,
que afirma que la quimioterapia en
realidad envenena las células de cáncer, pero también destruye las células sanas de la médula espinal, así
como las del intestino, y eso
produce daños en órganos como el hígado,
los riñones, el corazón y los pulmones. Esto ocurre igualmente con la radioterapia, porque la radiación, cuando destruye las células cancerígenas también quema y daña las células sanas y los órganos, así como también los tejidos.
El tratamiento inicial de quimioterapia y radiación muchas
veces reduce el tamaño de los tumores. Pero un prolongado uso de la quimioterapia y la radiación no tiene como resultado la destrucción
total de los mismos, sino que cuando el cuerpo tiene muchas toxinas debido a
los tratamientos, el sistema
inmunológico queda comprometido o destruido, por eso las personas
pueden sufrir varios tipos de infecciones y complicaciones. Por otro lado, la quimioterapia y la radiación pueden
causar la mutación de las células
cancerígenas, lo que hace que resistan y se haga difícil su destrucción
total. La cirugía puede también
provocar la invasión de las células a
otros órganos y tejidos.
Todo esto significa
que los tratamientos convencionales no solucionan estos serios problemas,
ya que, por un lado, son una agresión
muy grande para el organismo, y por otro, no se tiene en cuenta nada. No se
aborda el problema emocional que
sirve de sustento al tumor, ni se
sugiere al paciente la posibilidad de optar por un cambio de hábitos de vida, ni, por supuesto, se sugiere una depuración. Esto serviría para
cualquier tipo de problema serio de salud,
pero todo se rechaza y se ninguniza, excepto la medicación y se cree que el cuerpo va a responder bien, cuando tan
sólo se está agrediendo u ocultando el
síntoma y promoviendo a la vez un auténtico desequilibrio.
El cuerpo es una totalidad y funciona como tal. Todo
está mal, cuando algo está mal. Quemar
o envenenar no soluciona nada, porque realmente el punto de partida es la
toxicidad del organismo. Nuestro
cuerpo enferma cuando le proporcionamos dietas
tóxicas y pobres en nutrientes, agua muerta, una vida estresante, unas
relaciones tóxicas, una mala gestión emocional…cuando la vida nos vive,
pero nosotros no sabemos vivir.
El punto de partida no es sólo nuestro cuerpo físico, es
nuestra mente y son las emociones, que quedaron estancadas desde la niñez y se repiten con
el mismo dolor, una y otra vez. Es todo, la experiencia nos muestra una
realidad que no nos gusta porque no nos sentimos bien. Cambiamos de circunstancia
para vivir lo mismo, porque lo que duele está tan oculto que ya no existe en
apariencia, aunque sí para el subconsciente. Se
vive desorientado y alienado, y nos dejamos ir con un montón de sugerencias
tontas, que nos llevan a comer mal, a no dormir, a no cuidarnos, a sentirnos
siempre descontentos, a no vivir. Todo esto nos enferma.
Llegar a la conciencia emocional de lo que nos
ocurre, es comenzar a sanar. La rabia, la incomprensión y el no
perdonar, ponen al cuerpo en una situación de estrés y lo acidifican. El comer
comidas insanas, no beber agua pura, las adicciones, la falta de sueño, el no
depurar, la poca atención que nos prestamos hace lo mismo. Otto
warburg, Premio Nobel dos veces, Ya lo dijo en su obra “Metabolismo de los Tumores”. Aquí demuestra que todos los tipos de
cáncer, se caracterizan por dos
condiciones básicas: “la acidosis y
la hipoxia, es decir, un PH ácido y la falta de oxígeno”.
Aprender a tener un espíritu
amable y amoroso, junto con una actitud positiva es muy beneficioso
para la salud, como también lo es el relajarse y disfrutar de la vida.
Estas actitudes alcalinizan nuestro PH y
nos llenan de positividad y alegría.
Además, la depuración de los
emuntorios principales y el cambio nutricional es muy importante en el
abordaje de cualquier problema de salud.
Warburg explica también, que la carencia
de oxígeno impide completar adecuadamente el proceso de combustión en la célula, por lo que, poco a poco, se
hace imposible la creación de células
sanas, la quema de energía y la
eliminación de desperdicios. En estas condiciones al sistema inmune le es muy difícil resistir los ataques a los que
está sometido, ya que las células y
fluidos del cuerpo se intoxican.
El sistema se agota y enfermamos. El cáncer podría definirse como un
mecanismo de defensa generado por ciertas células
del cuerpo, que buscan una continuidad en su vida, en un medio ácido
y sin oxígeno.
Ante todo esto, lo
primero es ser conscientes de que no tenemos que delegar en nadie nuestra
recuperación. Somos los creadores de nuestro estado y si nos hacemos
responsables, podemos tomar las riendas del problema que nos acucia.
A partir de ahí, la
decisión de cada cual es la mejor para él. Pero es muy beneficioso llegar
a las posibles causas emocionales, explorar
la psique para reconocer y llegar a
aceptar la ira, el dolor, la rabia, el
malestar…para poder liberar y
comenzar a sanar. A partir de ahí, hay muchas decisiones que
tomar y muchas posibilidades entre las que elegir.
Utilizar tratamientos homeopáticos es una solución
que en muchas ocasiones ha dado muy buenos resultados. Los Doctores Banerji, médicos hindúes,
tienen catalogados diversos protocolos
homeopáticos para el tratamiento de muchos tipos de cáncer, que son usados, de hecho, por médicos españoles,
entre ellos por el Dr. Martí
Bosch, o el Dr. Herráez.
El drenaje de toxinas corporales, vía renal, hepática o
pulmonar, es una ayuda muy importante, el ayuno, la hidroterapia de colon, las
lavativas, todo esto sirve para ese propósito. Hay que depurar.
El uso de terapias bioxidantes es otro recurso. Ya sea con MMS, Ozonoterapia o Peróxido de hidrógeno de grado
alimentario ayudamos al cuerpo a que se oxigene mejor. El consumo de rábano, por la peroxidasa presente en él, ayuda a catalizar o acelerar la reacción
de ruptura del peróxido de hidrógeno,
que da como resultado agua y oxígeno.
Otra ayuda inestimable es la alcalinización. Si el problema surge en un medio ácido, alcalinizar y limpiar el cuerpo de la basura tóxica, que lo mantiene saturado es un paso muy importante.
Esa limpieza debe hacerse, en primer lugar, consumiendo agua alcalina electrolítica,
que al tener un potencial Redox negativo arrasará con los radicales ácidos libres, a la vez que
ayudará a limpiar por dentro y a desatascar los filtros naturales del cuerpo.
Es aconsejable la ingestión de al menos dos
litros de esta agua alcalina. A la vez, nuestra dieta debe ser básicamente alcalinizante.
Por último, es
importante la depuración y limpieza
directa de los emuntorios principales.
Con unos meses de consumo de agua
alcalina, se consigue limpiar el
colon, pero nos podemos ayudar de hidroterapia
de colon y lavativas, especialmente es útil la lavativa de café, que limpia además del colon, el hígado y aporta otros beneficios adicionales.
Para la limpieza de hígado podemos usar esta misma
lavativa de café, “la limpieza de hígado y vesícula del Dr. Moritz” y para limpiezas más suaves dos cucharadas de aceite de oliva con un chorrito de limón. Para el riñón, hay preparaciones de hierbas específicas o podemos utilizar
diente de león en preparación
espagírica. Por último, podemos hacer la limpieza de pulmón con plantas que ayudan a eliminar el CO2 o con una preparación espagírica de llantén.
Las terapias de agua también son eficaces. Siguen el mismo principio de los
antiguos balnearios. Llenar la bañera de agua caliente con dos
bolsas de sal marina sin refinar, nos mineraliza y ayuda a eliminar toxinas a
través de la piel. Antes de meternos en el agua, podemos hacer un cepillado en seco, que ayuda igualmente
a eliminar células muertas y toxinas.
Muchas más cosas se quedan en el tintero. No obstante, tenemos
un comienzo, una esperanza y una puerta abierta a la vida. Sólo hay que
traspasar el umbral.
(En la sección "CONFERENCIAS" de este blog, podéis encontrar los enlaces a algunas conferencias muy interesantes, pronunciadas por el Dr. Alberto Martí Bosch). (En la sección "DEPURACIÓN", hay también sugerencias al respecto).
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