El abuso de aceites vegetales produce un desequilibrio en las
proporciones entre Omega 3 y Omega 6, Sin embargo, el problema real lo encontramos en la
calidad de este aceite, ya que lo
ingerimos después de procedimientos
industriales bastante degradantes.
El exceso de grasas omega 6 de los alimentos procesados produce
un desequilibrio, que aumenta significativamente el riesgo de enfermedades del corazón, cáncer, enfermedad de alzhéimer, diabetes, artritis reumatoide, y de
otras muchas enfermedades.
El Omega 6 está presente en las semillas
de girasol, cacahuete, maiz, soja...en el aguacate, en las aceitunas, en el
germen de trigo, en la espirulina...Tanbién está presente en el pescado de cría natural. Estas fuentes
son alternativas saludables, sin embargo,
es muy importante evitar las fuentes
industrializadas de Omega 6.
Cada vez que se consumen aceites
vegetales o alimentos cocinados con ellos, aumenta el índice de colesterol oxidado, que es identificado
por nuestro cuerpo como una bacteria.
El sistema inmune envía macrófagos para atacarlo, lo que genera
inflamación en el interior de las
paredes de las arterias. Este colesterol oxidado es un factor
importante para las enfermedades
coronarias.
A esto hay que añadir,
que muchos de estos aceites vegetales
son transgénicos, lo cual agrava el riesgo para la salud. Más del 90% del aceite de cánola consumido en los EEUU es así. También pueden ser transgénicos los aceites de girasol, soja y
algunos más. Los mejores aceites son el aceite
de coco, un aceite saturado de cadena
media, poco susceptible a la acción del calor y muy bueno para cocinar y el
de oliva, abundante en ácido oleico (omega 9), que está
delicioso para tomar en crudo. Ambos
son excelentes opciones para añadir en nuestra dieta diaria.
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