“Cuando los futuros
historiadores escriban sobre nuestra era no escribirán sobre las toneladas de
sustancias químicas que utilizábamos y no utilizábamos. Cuando se trata del glifosato
ellos escribirán sobre nuestra voluntad para sacrificar a nuestros hijos y para
poner en juego nuestra existencia, arriesgando la sostenibilidad de nuestra
agricultura, todo a base de falsas promesas y ciencia errónea. El único
beneficio es el económico, que afecta la línea de fondo de algunas compañías.
No hay ningún valor nutricional añadido en los alimentos transgénicos”.
Dr. Don Huber
La ingeniería genética ha
creado un sistema de alimentos basado en el monocultivo y el uso
excesivo de agroquímicos, es decir fertilizantes sintéticos,
pesticidas y herbicidas. Se ha registrado el uso de diez
mil productos químicos. Más de 1.1
billones de libras de pesticidas tóxicos, incluyendo el glifosato y la atrazina, son utilizadas
cada año, con un costo de 25
billones de dólares.
Mientras que casi un billón
de libras de glifosato son fumigadas tanto en cultivos convencionales comoTRANSGÉNICOS, a
nivel mundial cada año, los cultivos
TRANSGÉNICOS reciben las mayores cantidades. La mayor parte de esta sustancia química termina en
nuestro suelo, destruyendo los organismos benéficos y en nuestra agua, mientras que al mismo tiempo su uso permite que los patógenos florezcan. Estas sustancias químicas agrícolas tóxicas
también están matando a las abejas y
a las mariposas.
Además de dañar los suelos, la agricultura industrializada desperdicia energía, agua y otros de los preciados recursos naturales que la tierra nos ofrece, y atrapa a los agricultores en un círculo vicioso de uso continuado de más y más sustancias químicas.
Por ejemplo, los agricultores
de maíz BT de Monsanto sufren graves daños en sus cosechas, a causa del gusano del maíz, resistente a los pesticidas, por lo que se ven forzados
a aplicar más y más cantidades de pesticidas para
tratar de rescatar sus cultivos. Además,
los cultivos TRANSGÉNICOS y
los monocultivos causan “erosión
a la diversidad”.
Cuando se inserta un solo genotipo que pasa preferentemente sus genes a su descendencia, esto
provoca una multitud de diversidad
genética, lo que a largo plazo presenta una amenaza seria al suministro
alimentario. La uniformidad genética aumenta la vulnerabilidad a
los pesticidas y esta es la
razón por la que docenas de países han prohibido los cultivos TRANSGÉNICOS. El 97%
de las variedades de vegetales cultivadas
a principios del siglo 20, ahora ya
no existen.
Los alimentos
TRANSGÉNICOS son uno de los peores peligros al que nos
enfrentamos actualmente como especie. Compramos los productos que se nos
ofrecen como saludables, sabrosos y de
calidad, pero la mayoría de los alimentos
preparados son una estafa para el consumidor. Casi todos están elaborados,
con algún producto TRANSGÉNICO y
todos llevan muchos aditivos.
Son alimentos artificiales, sumamente
nocivos, de los que en muchos casos
se desconocen sus efectos, porque los conejillos de indias somos nosotros.
Además, la introducción de cultivos TRANSGÉNICOS ha afectado dramáticamente a la tierra y ha cambiado todos los componentes
agrícolas: las plantas, el medio físico,
la dinámica del entorno biológico y las plagas y enfermedades, en plantas,
animales y seres humanos, ya que la agricultura es un “sistema” en el que todos estos
factores están interrelacionados. Cada vez que se cambia una parte de ese sistema, se cambia la interacción entre
todos los demás componentes, ya que trabajan en conjunto. Cada vez que
cambiamos algo rompemos el equilibrio.
Una de las principales modificaciones hechas a
los cultivos alimentarios
TRANSGÉNICOS es la introducción de la resistencia a los herbicidas. La idea detrás de esto es que al
hacer a las plantas resistentes al herbicida,
los agricultores puedan aumentar
el rendimiento, reduciendo el crecimiento de la maleza. Sin embargo, se ha
demostrado que esto no sirve de mucho, ya que los agricultores de todo el mundo están
perdiendo hectáreas de campo a un ritmo alarmante,
debido a las malas hierbas
resistentes al glifosato.
En España, análisis
realizados por Amigos de la Tierra demuestran
la presencia de trazas de glifosato en
la población. Este estudio es el primero que se hace en toda Europa para comprobar la
presencia del herbicida glifosato en
personas. Los análisis realizados por el laboratorio revelaron que
el 45% de las muestras de orina
contenían trazas del herbicida. Los
resultados obtenidos en España se
corresponden con la realidad europea. Todas las personas voluntarias, que ofrecieron
sus muestras, viven en ciudades y ninguna había estado en contacto
directo con el producto.
Pese a sus impactos
ambientales y sobre la salud humana, el glifosato es el herbicida más
vendido en todo el mundo. Además de ser utilizado por agricultores, los ayuntamientos lo usan en parques y jardines. A su vez es
conocido por aplicarse abundantemente en un tipo de cultivos TRANSGÉNICOS, presentes principalmente en América del Sur e importados por Europa en grandes cantidades, para
ser usado como pienso animal. En Europa se usa el glifosato para eliminar las malas hierbas antes de la plantación o
antes de la germinación de las
semillas. También se rocían los cereales,
la colza, el maíz y el girasol antes de la cosecha. Se sabe que en Reino Unido es el herbicida más usado y que se aplica al 39% de la tierra cultivada en Alemania.
Monsanto es el mayor productor de glifosato en el mundo y lo
comercializa bajo la marca Round Up. En Europa empresas biotecnológicas
han solicitado autorización para cultivar TRANSGÉNICOS resistentes a este herbicida, lo que incrementaría todavía más su uso.
Existen
estudios que demuestran que la exposición al glifosato en bajas dosis resulta tóxica para las células
humanas, incluidas las células
de embriones y la placenta. Por
otra parte también existen pruebas de que puede actuar como disruptor endocrino, afectando por
consiguiente, al propio Sistema
Endocrino, a la Función tiroidea y a la Función de la hipófisis.
En las áreas de Sudamérica
donde se cultiva soja transgénica se
ha visto un aumento de enfermedades en los recién nacidos. En concreto un estudio, realizado en Paraguay demostró que los bebés, que nacían en un área de un kilómetro de la fumigación del glifosato,
tenían el doble de malformaciones
de nacimiento. Otro estudio demuestra que en el chaco argentino, donde se cultiva soja, las tasas de cáncer se han multiplicado por
cuatro en la última década.
Aunque el vínculo entre un herbicida (que es creado para las plantas) y los microbios
del suelo podría no ser tan aparente, este efecto ocurre por la interrelación
en el sistema. En pocas palabras, los herbicidas
y los quelantes que forman una barrera alrededor de nutrientes específicos, evitan que cualquier
forma de vida pueda utilizar ese elemento de forma apropiada, es
decir, inmovilizan nutrientes
específicos. Eso se aplica tanto a las plantas como a los microbios
del suelo, así como a los animales y los
seres humanos.
Esta podría ser una de las razones principales, del por qué los
alimentos TRANSGÉNICOS parecen ser
capaces de causar graves problemas
de salud en las personas que los consumen. Cualquier organismo, que tiene las mismas vías fisiológicas para estos nutrientes, se verá afectado de la
misma manera. Esos nutrientes no
son necesarios para la mala hierba, pero
si para los microorganismos y
para nosotros.
Nosotros también necesitamos esos nutrientes para las funciones
fisiológicas y aunque en pruebas comunes aparezcan y parezca que
están, no están fisiológicamente disponibles, ni tienen la misma eficiencia que
tendrían, si no hubieran sido quelados
con glifosato. Según el Dr. Huber, la eficacia nutricional de las plantas TRANSGÉNICAS se ve
profundamente comprometida, porque micronutrientes
como hierro, manganeso y zinc pueden reducirse hasta un 80-90% en estas plantas.
Además, cerca del 20%
del glifosato migra fuera de las raíces de la planta y se va al suelo. Una vez que llega al suelo,
el glifosato afecta a los microorganismos benéficos del
suelo de la misma forma que afecta a las malas hierbas, porque ambos tienen la misma vía metabólica. Con cada nuevo cultivo con Roundup Ready aprobado,
se aumentan los residuos de glifosato en
el suelo, así como los niveles
de tolerancia de los cultivos.
La calidad de los
alimentos casi siempre está relacionada con la calidad del suelo. Los componentes más fundamentales y
críticos del suelo son los microorganismos que viven allí,
aún más que los nutrientes,
porque estos microorganismos son
los que permiten que las plantas utilicen esos nutrientes. Como el uso continuado
de glifosato mata muchos de los organismos del suelo y el
el equilibrio se rompe, se ha producido un aumento de más 40 nuevas enfermedades en las plantas y
enfermedades que se solían tener bajo control, de repente se han convertido
en un problema grave.
El tremendo aumento en las enfermedades
humanas que pueden tener un vínculo directo a las sustancias químicas o a los procesos de ingeniería genética, hace
sumamente importante que se realicen investigaciones lo antes posible. Lo que
se sabe es que aparecen nuevas especies
de patógenos que nos eran desconocidos. Ahora se conoce la
existencia de un patógeno completamente
nuevo, previamente desconocido por la ciencia, que se encuentra en la soja y el maíz TRANSGÉNICOS. Se ha
establecido que causa infertilidad
y abortos en el ganado vacuno,
caballos, cerdos, ovejas y aves de corral. También se ha visto una
creciente frecuencia de abortos
involuntarios y un dramático aumento de infertilidad en las poblaciones humanas en los últimos años.
Otro efecto sorprendente de este nuevo organismo misterioso
relacionado con los cultivos TRANSGÉNICOS es
el envejecimiento prematuro.
Las investigaciones realizadas en Iowa,
hace tres años, mostraron que la carne
de primera calidad proveniente de una vaca
de dos años de edad parecía de una vaca
de 10.
¿Qué efecto tendrá en
nosotros comer esta carne TRANSGÉNICA? Nadie lo sabe, pero si los animales son una indicación de lo
que nos podría ocurrir a nosotros, esto podría significar un desastre para la
salud y la fertilidad en
general.
Otro lugar donde pueden encontrarse el pesticida es en los lugares donde
se ha utilizado el estiércol procedente
de los animales alimentados con piensos
tratados o pasto industrial.
En estos momentos, existen catorce cultivos modificados genéticamente
resistentes al glifosato que están a la espera de aprobación para su cultivo en la Unión Europea. Hay
estimaciones de que su aprobación podría provocar grandes incrementos en
el uso de este tóxico.
Si consideramos que España es
el único país de la Unión Europea que
cultiva TRANSGÉNICOS a gran
escala, en el caso de su aprobación, seríamos los primeros en acoger estos
cultivos y, por tanto, nos veríamos
afectados por el uso indiscriminado del glifosato.
Los gobiernos deberían
tomar medidas para reducir urgentemente nuestra exposición a este tóxico y
proteger la salud humana y el medio ambiente.
En este “blog”, en
la sección de “DOCUMENTALES”, podéis
encontrar algunos documentales alusivos a este tema. Dos de ellos son:
2-07-2010. Soberanía
Transgénica: ¿Un Riesgo Planetario?
Comida transgénica - el
fin de la salud
FUENTES:
Kauai
- Dr. Don Huber - GMO Crop Pathogen and Infertility – Glyphosate Pesticide
Dangers. (El Dr. Don Huber es un experto en el área de la ciencia
relacionada con la toxicidad de los alimentos transgénicos o genéticamente
modificados (GM). Sus áreas de entrenamiento específicas incluyen las
enfermedades transmitidas por el suelo, la ecología microbiana y la relación
entre el parasito y el huésped).
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