
Todos los alimentos
tienen un diseño exclusivo, mediante el cual los nutrientes se
presentan formando una unidad, que contribuye a que todo lo que es
nuestro cuerpo se nutra y alimente. Aunque estemos acostumbrados a hablar de carencias específicas, la acción de los minerales en el interior
del organismo, siempre va unida a la presencia de otros elementos nutritivos. Quedarnos por
tanto, en el diagnóstico de ciertas condiciones de salud relacionadas con
alguna carencia específica y suplementar,
es ahondar en un pozo sin fondo y sin solución posible. Mucho más fácil es proporcionarse
alimentos saludables, mediante los cuales
el organismo lleva a cabo las acciones necesarias para su correcto
funcionamiento.

Los minerales forman parte del proceso nutritivo y tienen
múltiples funciones conocidas y ocultas. Un mineral es un elemento orgánico, de origen natural,
que forma parte de la corteza terrestre
y que es sustancia orgánica para que
el cuerpo pueda asimilarlo y usarlo. El Dr. Shelton llama a los minerales “Los constructores de bloques del cuerpo”. Son básicos para la regeneración de cada parte
del organismo. Además son necesarios para sostener cada función biológica. Sin ellos no
podríamos movernos ni pensar.
El cuerpo debe obtener los minerales en la forma de sales
orgánicas, tal como están presentes
en los alimentos. Es él quien reorganiza estas sales minerales para que se
conviertan en su propia sustancia
orgánica. Él digiere, absorbe,
transporta y asimila los nutrientes para su propio beneficio. Estos
procesos terminan con el drenaje, por medio del cual los subproductos de desecho metabólico son eliminados y
devueltos al suelo, para que el ciclo comience de nuevo.
Los minerales
inorgánicos, tal como se encuentran en el suelo, son
metabolizados por los vegetales. Ellos sintetizan las sales
“inorgánicas” y las asimilan. Estas sales
ya convertidas en “orgánicas” llegan
a nosotros a través de ellos, en composiciones exactas y en sinergia perfecta con otros nutrientes. El cuerpo humano no
está preparado para la síntesis de
sales inorgánicas, éstas son rechazadas por él y si no pueden ser
eliminadas, se quedan en los fluidos
o son depositadas como un precipitado, lo que da como resultado un
impedimento para el funcionamiento eficaz del organismo.
Por ejemplo la sal
de mesa es una sal inorgánica,
ya que está separada del resto de los componentes de la sal natural y no es
reconocida por el organismo. El
potasio que se proporciona a los pacientes
cardiacos es otra sal inorgánica,
que parece tener efecto, pero que no soluciona el problema para el que se
suplementa, ya que individuo nunca puede dejar de tomarla y cuando lo
hace, los niveles de potasio
descienden otra vez, cosa que no ocurre con el potasio que se absorbe desde los alimentos.

Decimos que nos falta hierro y
suplementamos o comemos carne, sin tener en cuenta que el organismo disminuye la cantidad
de hemoglobina, frente a virus y parásitos que se alimentan
de él. Su inteligencia dice al cuerpo que los mate de inanición y camufla el hierro en forma de ferritina,
dentro del bazo. Por otro lado,
la asimilación de hierro depende del
estado de nuestro microbioma.
Si éste está bien y se produce una buena asimilación
de nutrientes, el hierro es absorbido sin dificultad, pero los excesos de calcio, fósforo y mercurio y la putrefacción intestinal inhiben
su absorción. Así que suplementar sin más no conduce a la solución del
problema. Por otro lado el hierro
que preparan las farmacéuticas sienta mal y tampoco mejora la situación de
deficiencia. La depuración, el
restablecimiento de la buena química corporal y la alimentación adecuada facilitan
la mejora de este problema, no los suplementos.
Algo parecido ocurre
con el calcio.
Con las dietas acidificantes,
el cuerpo recurre al calcio de los
huesos para alcalinizarse, luego los suplementos no son una solución.
Es más, suplementar con calcio puede
resultar contraproducente, ya que esto inhibe la absorción de fosfato, necesario para acumular calcio en los huesos. Tanto el fosfato como la vitamina D son imprescindibles para la absorción de calcio.
En
relación con el calcio tenemos la deficiencia de magnesio. Es muy importante contar con un equilibrio adecuado
entre estos dos minerales. El magnesio es un mineral de vital importancia para la salud óptima, ya que realiza una amplia gama de funciones biológicas como: la activación de los músculos y los
nervios, la creación de energía en el cuerpo mediante la activación de
trifosfato de adenosina (ATP), la digestión de las proteínas, los carbohidratos
y las grasas, sirve como bloque de construcción para la síntesis de ARN y ADN y
actúa como precursor de neurotransmisores como la serotonina.

Si se tiene exceso de
calcio y se es deficiente en magnesio, los músculos tienden
a sufrir espasmos, y esto afecta a la salud
del corazón. La insuficiente cantidad de magnesio puede ocasionar muerte
súbita o infarto de miocardio.
Algas y verduras de
hoja verde como la espinaca y la acelga pueden ser excelentes fuentes de
magnesio, al igual
que algunos tipos de judías secas,
las nueces y las semillas de calabaza, de girasol, y de sésamo. Los
aguacates también contienen
magnesio. Los zumos de
vegetales son también una excelente opción para aprovisionarse de magnesio, pero si consumimos alimentos altos en glucosa constantemente
y en cantidad, perturbamos su buena asimilación.
A más cantidad de sales
inorgánicas presentes en el cuerpo, más viscosidad en los fluidos, lo que obliga al organismo a depositar estos residuos
donde sea posible, arterias, articulaciones o alrededor de las sinapsis nerviosas. Esto causa un gran desequilibrio que se traduce
en un entumecimiento gradual,
rigidez muscular y fragilidad ósea.
Ningún elemento
inorgánico puede ser asimilado por el ser humano y cuando se suplementan sales en
esta forma, ya sea por elaboración
artificial o por utilización de nutrientes separados de los
alimentos de los que forman parte, el cuerpo no sabe lo que hacer con
ellas. Cuando las ingerimos, aumentamos el desequilibrio que tratamos
de corregir, porque son percibidas por el organismo
como sustancias tóxicas que hay
que neutralizar o eliminar.
La depuración y una
alimentación saludable es la mejor opción para nuestra salud y bienestar.
La clave no está en
suplementar, sino en saber lo que hay detrás de una carencia para actuar en
consecuencia.

FUENTES:
El mito de las
carencias. Néstor Palmetti. Cuadernos depurativos, Espacio Depurativo, 2011.
La combinación de los
alimentos. Herbert Shelton. Ed. Obelisco, 2007.
Carencias
nutricionales. Dr. Joseph Mercola.

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