
El Sueño ha sido y sigue siendo un enigma
para el ser humano. Durante el sueño
podemos llegar a tener una actividad
cerebral tan intensa como en la
vigilia, durante la que ocurren grandes modificaciones para el funcionamiento del organismo: cambios
en la presión arterial, la frecuencia cardiaca y respiratoria, la temperatura
corporal, la secreción hormonal,... Dormimos
para poder estar despiertos durante el día, y precisamente porque estamos despiertos
y activos durante el día, necesitamos dormir.

El sueño nos alimenta. Dormimos, nos
reparamos y descansamos. Sin sueños enloqueceríamos,
porque sin sueño no hay supervivencia. Cuando a una persona se
le priva de sueño temporalmente o
parcialmente, es decir no se le deja dormir durante un día, o no se le permite tener
alguna fase concreta de sueño, se produce un aumento de la fase que se ha anulado y de la
necesidad de sueño en los días
posteriores a dicha privación, como respuesta. Esto viene a confirmar que el organismo tratará por todos los
medios de conservar su equilibrio, recuperando
aquello de lo que se le ha privado, y querrá dormir.
Estudios profundos sobre el sueño y la respuesta del organismo a su privación han servido
para acercarnos a la comprensión de las funciones del sueño y de sus diferentes fases.
Pero se sabe poco respecto a este fenómeno.
Parece que el sueño NO REM tendría una función relacionada con la reparación de tejidos corporales y conservación y recuperación de
energía, mientras que durante el sueño REM
predominarían los procesos de reparación
cerebral (reorganización neuronal, consolidación y almacenamiento de
recuerdos relevantes y eliminación y olvido de los que no lo son). En los niños aumenta mucho la fase REM, ya que su aprendizaje es constante
y lo mismo les ocurre a los deportistas,
que al estar sometidos a un fuerte desgaste físico tienen una fase REM más larga.

El sueño
contribuye a la regulación de la temperatura
corporal. Es como un termostato
que se regula dependiendo de la función que el cuerpo está realizando, lo que
facilita los procesos metabólicos,
hormonales… Sin este importante termostato, el organismo moriría.
Cuando no dormimos bien se produce una
disminución del rendimiento intelectual
con dificultades de concentración y de
utilización de la memoria, por lo
que se incrementan los recuerdos falsos, así como de la capacidad de abstracción y razonamiento lógico.
Disminuyen los reflejos produciéndose un aumento
del tiempo necesario para reaccionar a un estímulo,
lo que puede favorecer el riesgo de accidentes
de tráfico, domésticos y laborales.
Aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos psiquiátricos, ya que se
producen alteraciones en el estado de
ánimo aumentando los niveles de ansiedad
e irritabilidad.
La privación
severa de sueño, puede precipitar la aparición de alucinaciones (confusión de las imágenes resultantes de la
imaginación con la realidad), alteraciones
neurológicas y ataques epilépticos. Del mismo modo se puede optimizar la salud y la longevidad, prestando atención a la calidad del sueño. De hecho, dormir lo suficiente
parece ser la clave para envejecer bien,
y mantener el cerebro y el cuerpo
saludables durante la vejez.
“Sin sueño adecuado, con un déficit
a corto o largo plazo, hay efectos sustanciales sobre el estado de ánimo,
habilidades mentales y cognitivas, y habilidades motoras. Cuando se trata
de recuperarse de los esfuerzos físicos intensos, no hay un
tratamiento mejor que dormir”.

En
el deporte se observa una clara
decadencia en la respuesta y el rendimiento si no se duerme bien y el tiempo suficiente. Las
caídas más grandes en el rendimiento
se observan entre los atletas de
resistencia, y en los deportes que requieren tiempos de reacción y reflejos rápidos.
Mantener
un ritmo natural de exposición a la luz solar durante el día y la oscuridad durante la noche es un
componente fundamental y básico para dormir
bien. Dan Pardi, investigador
que trabaja con el Departamento de
Ciencias Conductuales de la Universidad de Stanford y en el Departamento de Neurología y Endocrinología
en la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, afirma con rotundidad
que:
"Exponerse
a la luz del día brillante
sincroniza nuestro reloj maestro, un
grupo de células en nuestro cerebro llamada núcleo supraquiasmático (SCN). Estos núcleos se sincronizan con el
ciclo de luz-oscuridad del entorno
cuando la luz entra por la retina. El cuerpo tiene también otros relojes biológicos, que posteriormente
sincronizan con el reloj maestro".
Una
de las razones del porqué muchas personas duermen
poco, y/o tienen malos hábitos de
sueño, está relacionada con una interrupción en el reloj maestro. Uno de los factores en el estilo de vida que pueden obstaculizar significativamente el sueño
es pasar todo el día en espacios interiores, en una zona con pocas ventanas o
sin ventanas.
Si
a esto le añadimos una luz artificial demasiado brillante durante la noche, nos
desincronizamos de los ritmos naturales
de luz y oscuridad. El resultado final es la dificultad para conciliar o
mantener el sueño cuando es hora de
dormir, y la somnolencia diurna
persistente.

Muchas
personas optan por las pastillas para
dormir. Pero éstas no son una alternativa viable para la sincronización del
ritmo del sueño con el ciclo natural de luz y oscuridad. Un
estudio realizado por la Admistracion
de Servicios de Salud Mental y Abuso de Substancias (SAMHSA por sus siglas en inglés) revela que las visitas a salas de
emergencia por el uso de pastillas para
dormir con nombre Zolpidem casi
se duplicaron entre el 2005 y el 2010, llegando a 42,274 visitas al año entre
el 2009 y el 2010. El Zolpidem es el
ingrediente activo en las pastillas para dormir que se venden bajo marcas como Ambien, Ambien CR, Edluar, y Zolpimist.
La polifarmacia, uso de múltiples
medicamentos es parte del problema. En el 57
% de estos casos de medicación exagerada, hubo medicamentos adicionales
involucrados:
En
el 26% de los casos, el zolpidem se combinó con
benzodiacepinas (Valium, Xanax, Ativan,
etc).
El
25% involucró una combinación con analgésicos narcóticos.
El alcohol también se utilizó en el 14 % de estas visitas a la sala de emergencia.
Un
estudio realizado en 2013 por los CDC, estima que hasta un tercio de todos
los accidentes automovilísticos
fatales, tenían como característica un conductor somnoliento y la
somnolencia durante el día es un efecto secundario muy común de las pastillas para dormir. Otros efectos
secundarios asociados con el zolpidem
incluyen mareos, alucinaciones,
agitación, y sonambulismo. También es importante entender que los analgésicos narcóticos y ansiolíticos o
sedantes pueden causar un aumento en los efectos sedantes de las pastillas para dormir. Las pastillas
para dormir también se han relacionado con un riesgo del 35 % mayor en la incidencia de cáncer,
junto con un riesgo mayor de mortalidad.
Para
mejorar el sueño lo mejor es
realizar cambios en el estilo de vida.
No tomar medicamentos y enfocarse en realizar cambios de hábitos que nos permitan obtener el mejor sueño posible.

Para
dormir bien, es necesario tener ritmos circadianos correctamente alineados,
y para lograr eso, necesitamos obtener exposición
a la luz del día, también es importante , bajar la
intensidad de la luz artificial por la noche, una vez que el sol se haya metido. Las
longitudes de onda azul están
relacionadas con una peor calidad de
sueño.
La
investigación muestra que la exposición
a la luz ambiental brillante antes de acostarse suprime la producción de melatonina en el 99 % de los individuos, lo que perjudica el sueño al promover la somnolencia.
Para la iluminación nocturna, se
pueden utilizar focos que bloquean la
luz azul, bajar la intensidad de
las luces con reguladores de voltaje,
apagar las luces que no sean
necesarias y dejar de usar los aparatos
en las horas cercanas a las horas de sueño. Los relojes con despertador
digital y pantallas de luz azul podrían tener un efecto perjudicial sobre el sueño.
Para
optimizar el sueño, también hay que
irse a dormir temprano porque si nos
tenemos que levantar a las 6:00 de la mañana, acostándonos a las 12, no
vamos a dormir lo suficiente. Las pantallas
de la TV y la del ordenador
emiten luz azul, casi idéntica a la luz
del día, por lo tanto se desactiva la secreción de melatonina, por lo que es aconsejable no utilizarlas al menos una hora antes de ir a dormir.
La reducción en la temperatura
corporal forma parte de
la iniciación del sueño y el proceso
de mantenimiento del sueño. Es
aconsejable dormir en habitaciones no muy calientes.
Tomar
una ducha con agua caliente unos 30 minutos antes de dormir aumenta la temperatura corporal y ayuda a abrir los vasos sanguíneos de las extremidades.
Al salir del baño, la temperatura
caliente del cuerpo cambia y
disminuye, lo que ayuda a prepararse para dormir.
Los
campos electromagnéticos pueden
afectar al funcionamiento de la glándula
pineal, así como a la producción de melatonina
y serotonina, lo que también podría tener otros efectos negativos sobre la calidad del sueño. Algunos expertos
incluso recomiendan bajar el interruptor
de circuito eléctrico antes de acostarse, para desactivar toda la electricidad en el hogar.
Los teléfonos móviles, teléfonos
inalámbricos y sus cargadores deberían
estar alejados del dormitorio para
prevenir la exposición a campos
electromagnéticos dañinos que nos impiden dormir.
“No sabía que
no necesitabas dormir. Lo siento. — ¿Lo sientes? ¿Por qué? —le pregunto—. ¿Qué
tiene de bueno dormir? —Pues que cuando estás durmiendo, sueñas”.
Matthew Dicks


No hay comentarios :
Publicar un comentario