![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmBSrAcK12r_yqXcW6RZM7QQ8pYWZUNTLsiVu5IGIJdmCnpOFxO_AZXPHtY5J9cYTifYImBGUkB3rRzR2VWsX-Cjxx0Zr5UtIZnaGRnQpLKo-zfB9xnTUvMmSabFIviXzrbO_owNpN7LO7/s200/Aluminio-y-Alzheimer.jpg)
Se define la enfermedad
de Alzheimer como, probablemente, el resultado de un proceso de envejecimiento
multifactorial en el que están implicados componentes genéticos y ambientales. Entre los factores de riesgo ambientales que se han relacionado con el
desarrollo de la enfermedad de Alzheimer
se encuentra la exposición al aluminio.
Hace más de 25
años se describió la toxicidad del
aluminio (Al) sobre el sistema nervioso en ratas. Tras las
primeras evidencias en animales de experimentación, una serie de estudios han
valorado el posible papel del aluminio
en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer,
sin que exista un consenso claro en la comunidad científica.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwMEaTq30ctz1VhB7yUjHKc2qMq_vVaWhhyphenhyphencLBpQZI4lL3hC4ih79sYbgjMbCTEecG9IA7jlcwJ-GvvpJQOimfV0o1vy1JCCu0Fqf2Atk_7khatzKMBEBUyaKMtCoZn1gQwHcwmaoXFzbC/s400/Aluminio-y-Alzheimer1.png)
Lo que sí se hace evidente es que las personas con toxicidad al aluminio muestran muchos
de los mismos síntomas que las
personas que padecen demencia,
Parkinson, ADHD, autismo y otras enfermedades neurológicas, por lo que la
creciente evidencia sugiere que el
aluminio puede jugar un papel significativo en el desarrollo de esas
enfermedades.
El aluminio es liberado
en el medio ambiente a través de procesos naturales de erosión del suelo, de
erupciones volcánicas y por acciones antropogénicas. La fuente más importante de
obtención del metal es la bauxita,
que contiene 55% de óxido de Aluminio.
La mayor parte de la ingestión
de aluminio proviene de la
alimentación, a través de alimentos
contaminados por aluminio, agua y alimentos industrializados que poseen aluminio como conservante y/o colorante.
El aluminio se presenta la forma más
biodisponible, para ser absorbida por el
intestino, en el agua. Las sales de aluminio son ampliamente
utilizadas como coagulantes para
reducción de la materia orgánica,
turbidez y presencia de microorganismos durante el tratamiento de agua superficial, que es la que presenta mayor
cantidad de partículas en suspensión. Esa utilización, a pesar de ser necesaria
para el tratamiento del agua en
muchos municipios, puede aumentar la concentración
de aluminio en el agua para el
consumo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjql-_nantdks_rqSvLrZi8D_w1ueT5mvmGYVO-rjByJGeYFJy0kEevoBNRGjroWDzoRAnag_QlxbzQu6NTDgapEYCY-vbtidh40F6pPkNSrK-G1zh8QK9yEep6y8w9qJK8SQzgLnsJMLpV/s400/Aluminio-y-Alzheimer2.jpg)
El aluminio se puede hallar en una amplia
gama de productos de consumo, entre los que se encuentran:
El polvo para hornear,
la harina instantánea con levadura, la sal, las fórmulas para bebés, las cremas
para café, los productos horneados y los alimentos procesados, los colorantes artificiales
y los antiaglomerantes.
Medicamentos como los
antiácidos, analgésicos, antidiarreicos y otros aditivos tales como el
estearato de magnesio.
Vacunas - Hepatitis A y
B, Hib, DTaP (difteria, tétanos, tos ferina), la vacuna neumocócica, Gardasil
(VPH) y otras.
Cosméticos y productos
de cuidado personal
tales como los antitranspirantes,
desodorantes (incluyendo cristales
de sal o los hechos de alumbre), lociones,
protectores solares y champús.
Productos de aluminio, papel de aluminio, latas, Bricks y botellas de agua.
De acuerdo con los CDC,
un adulto promedio consume alrededor de siete
a nueve miligramos de aluminio por día en los alimentos y en menor cantidad
del aire y del agua.
Aproximadamente el 1% del aluminio se ingiere por vía
oral y se absorbe en el cuerpo. El resto se mueve por el tracto digestivo siempre y cuando éste esté
funcionando bien. El aluminio restante
puede ser depositado no sólo en el
tejido cerebral, sino también en los
nervios, huesos, hígado, corazón, bazo y músculo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKnF2TNQZFqq7xCYuB7rGhRmt0l8rJNlnh4BTBV6c6fCiD_D5KpvYKb0P2tWNrmDu0TMZaZQ2i7B1nTMAee3YyDAkJMpiTIfHHZiDfUtpk0thLL8-J-6TKZ6mcVrFDBbSZXjO0h-f18FTO/s400/Aluminio-y-Alzheimer3.jpg)
Un 1% puede sonar
a cantidad pequeña. Sin embargo, la carga
tóxica total dependerá de la cantidad total de toxinas a las que estemos constantemente expuestos y de la alimentación y salud digestiva. A
más carga tóxica más toxinas tiene que liberar nuestro
cuerpo a través de nuestro tracto digestivo y si nuestra alimentación carece de fibra y de sustancias quelantes la eliminación se hace difícil.
Parece bastante claro que la exposición al aluminio juega un papel importante en las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Algunos estudios así lo
corroboran y afirman con rotundidad que
el aluminio, un elemento omnipresente
en la vida cotidiana, puede entrar a nuestro cuerpo a partir de varias fuentes,
sobre todo del agua potable y los alimentos
de consumo... y podría tener un efecto negativo sobre el deterioro cognitivo.
A menos que un producto químico sea muy tóxico, el daño real se produce cuando nuestro
cuerpo se sobrecarga de manera crónica y la mayoría de las personas, hoy en
día, estamos expuestas regularmente a miles y tal vez decenas de miles de
diferentes productos químicos.
Algunos se conocen, otros se estudian por separado y se aplica el criterio de
dosis mínima. De lo que no se sabe apenas nada es de los peligros potenciales de diferentes químicos que se ingieren a la vez.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy92byiBVxx4ySyzzBisV-HdogWSvTZhgCwKnwf7M2FZd1XHe3jOHmzWgqjOm7pQqw71JC0o4gps22glhFZsn8YdG0hk0LldxX1y6uDg5PBPa4RWjyNGmi18xwugxO75f8z_vAvHk0e_MP/s320/Aluminio-y-Alzheimer4.png)
Podemos reducir las dosis
de aluminio, para lo que es aconsejable evitar:
Los alimentos procesados
y bebidas gaseosas.
Además, la sustitución de los alimentos
procesados por alimentos naturales y a ser posible ecológicos reducirá
drásticamente los niveles de azúcar y la
ingesta de fructosa, lo que ayuda a normalizar la sensibilidad a la insulina y a la leptina. Esta es una excelente
estrategia para proteger y preservar la
función cerebral y la salud en general.
La fructosa y el gluten son otros
factores alimentarios que promueven el Alzheimer
y otras enfermedades neurodegenerativas.
Las amalgamas dentales, que son el 50% de su peso en mercurio,
son una de las principales fuentes de
toxicidad por metales pesados.
Cosméticos y productos
de cuidado personal que contienen aluminio, como los antitranspirantes
(incluyendo cristales de sal o los que
están hechos de alumbre), lociones,
protectores solares y champús.
Las vacunas ya
sean de mercurio (timerosal) y/o aluminio.
Medicamentos que
contienen aluminio, tales como antiácidos, antidiarreicos, analgésicos y
narcóticos.
Otros productos que contienen aluminio como latas, papel de aluminio, bricks y botellas
de agua.
Utensilios de aluminio
en la cocina.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCwjYuO6pD6ocBynoENTflZEkPNty-4qKayNPIj2ruuQbZCJ8plcZofvEzaP2ouO8uEHg7sguRTBRbZfpFxe50rkTYXHnrBm7f-3EFpAYl0nJbSecMLwINpddH2piAyYn8OWBdDs-9P4wX/s320/Aluminio-y-Alzheimer5.png)
Aunque exista todavía cierta controversia, el aluminio es neurotóxico y su constante ingestión perjudica notablemente nuestra salud en general y en particular la
de nuestro cerebro. Su uso es excesivo y juega su papel en el desarrollo
exponencial de las enfermedades mentales.
Podemos reducir las
cantidades y promover que tanto
las autoridades como la industria eviten su uso. No podemos olvidar que el aluminio no se degrada, solamente
puede cambiar de forma o adherirse o separarse en partículas. Las partículas de aluminio en el aire
se depositan en la tierra o son arrastradas al suelo por la lluvia. Sin
embargo, las partículas de tamaño muy pequeño pueden permanecer en el aire muchos días.
Con este consumo
inevitable ya tenemos bastante.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxlgUMg6Bj8phbPXYFjKNG-XakKAd9c9l3SUTEJtTBr3QWGUE5YxsG6VYXNE9JxEkSZyiONi8TEQJS73gyJPFHd-5_4uEnjxyDydk84SiB6PKVKgUrpZT_kHlFj-NTVJxUd5Fk7nGdSr0i/s640/Aluminio-y-Alzheimer6.jpg)
FUENTES:
ATSDR. Resumen de salud
pública. Aluminio. Septiembre de 2008.
ALUMINIO COMO FACTOR DE
RIESGO PARA LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER. Pricilla Costa Ferreira, Kamila de
Almeida Piai, Ángela María Magosso Takayanagui, Susana Inés Segura-Muñoz. Enero
de 2008.
REVISIÓN DE LOS
ESTUDIOS SOBRE EXPOSICIÓN AL ALUMINIO Y ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Loreto Suay
Llopis y Ferran Ballester Díez Escola. Valenciana d’Estudis per a la Salut
(EVES). Unidad de Epidemiología y Estadística. Consellería de Sanidad.
Generalitat Valenciana.
![Lucía Madrigal Lucía Madrigal](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq9vYc-Y9N9BsAvswIcdgQlzsvF5Ejtt-Tl7r-4sF89WfxCNiDNxNDXJbmI-OL7ftQu657WlIPyyyCtqhZci3wFQPJAGRA-BTVZXVmmSVnlLQnrO2WAOCUi4IRa-Us8ZPEXUv5bW4DSR0j/s200/Lucia_256.png)
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