El
cuerpo humano necesita agua para su
correcto funcionamiento. Con el paso de los años, nuestra sensación de sed es más resistente a la deshidratación y nuestro cuerpo puede
estar deshidratado mucho antes de
que sintamos que necesitamos beber.
Esto significa que muchos de nosotros estamos deshidratados sin saberlo.
La conexión entre privación de agua y enfermedad llevó
al Dr. Fereydoon Batmanghelidj al
descubrimiento de la deshidratación crónica.
La deshidratación crónica es un
estado en el que el cuerpo, privado de
la suficiente agua durante un periodo de tiempo prolongado, no
puede llevar a cabo sus funciones de manera eficaz. El déficit de agua produce varios síntomas que no parecen tener
relación con dicha escasez, pero que se pueden mejorar o corregir simplemente
bebiendo agua. Con el agua se pueden tratar:
- Adicciones relacionadas con el alcohol, la cafeína y varias drogas.
- Artritis (así también como los diversos tipos de artrosis que suceden a la artritis).
- Asma.
- Alergias.
- Dolencias cardiacas.
- Ansiedad, depresión y estrés.
- Bulimia.
- Trastornos de déficit de atención tanto en adultos como en niños.
- Colesterol alto (Hipercolesterolemia).
- Cálculos renales.
- Crecimiento excesivo de hongos.
- Estreñimiento y diarrea.
- Fatiga. (Síndrome de fatiga crónica).
- Dolor de espalda, articular y muscular.
- Problemas gastrointestinales.
- Glaucoma.
- Diabetes.
- Dolor y malestar en general.
- Cálculos renales.
- Dispepsia.
- Esclerosis múltiple.
- Problemas de memoria.
- Impotencia y pérdida de la libido.
- Formación de cáncer.
- Gota.
- Lupus.
- Migraña.
- Nauseas matutinas.
- Obesidad.
- Presión arterial alta.
- Problemas menstruales.
- Sofocos.
- Insomnio y otros trastornos del sueño.
- Trastornos de la piel.
- Ulcera péptica.
- Infecciones de la vías urinarias…
La mejor forma y la más fácil de prevenir todos estos
problemas es beber agua durante el día.
No obstante, si queremos saber si estamos deshidratados,
no es suficiente con prestar atención a una necesidad extrema de agua o a síntomas como la boca seca, ya que la sensación de sed aparece cuando la reserva
de agua del cuerpo ha caído por debajo del nivel que éste necesita para
funcionar de manera óptima.
Así que, en lugar de esperar a tener sed, es más útil supervisar la orina: Un cuerpo hidratado produce una orina
clara. Un cuerpo moderadamente
hidratado produce una orina amarillo
claro y un cuerpo crónicamente deshidratado produce una orina anaranjada o de color oscuro.
¿Por qué
estamos crónicamente deshidratados? Nuestro cuerpo pierde agua a través de las
actividades que realiza, un adulto medio pierde entre tres o cuatro litros diarios. Si descuidamos el hecho de
mantenernos hidratados a lo largo
del día, no podemos compensar dicha pérdida.
Los hábitos alimenticios también pueden afectar a la
cantidad de agua del cuerpo.
Habitualmente, cuando nos sentimos bajos
de energía, en lugar de tomar un vaso de agua buscamos algo de comida
rápida o un refresco, hidratos de carbono o algo dulce para sentirnos
mejor.
Sin embargo, cuando nuestra energía cae, nuestro cuerpo libera histamina, una sustancia que estimula el apetito, provocando sensaciones en la boca y el estómago. La misma cadena de reacciones que surgen cuando
tenemos hambre, se produce cuando
tenemos sed, por tanto tendemos a comer en lugar de beber agua. Como no estamos sintonizados con nuestras necesidades físicas, confundimos el hambre con la sed y los mismos azúcares o
hidratos que elegimos para mejorar la energía,
al poco tiempo nos producen una bajada
de energía mayor, que nos invita a comer
y comer.
Es lógico, por tanto, que muchas personas crónicamente deshidratadas sean obesas o tengan sobrepeso. Además diversos estudios indican que la falta de agua reduce la capacidad corporal de quemar grasas y la tendencia a
participar en actividades físicas. Dos
vasos de agua, antes o después de cada comida ayuda a distinguir la
sensación de hambre de la sensación
de sed y facilita la pérdida de
peso.
El agua
especialmente el agua de calidad es,
como hemos dicho importante para todas las funciones corporales. La deshidratación
crónica de las células cerebrales
junto a la falta de sodio y de triptófano, un aminoácido esencial, son
otra de las causas de patologías cerebrales: alzheimer, parkinson, esclerosis múltiple, ataxia cerebelosa, depresión…
De la misma forma, el páncreas necesita una gran cantidad de agua que contenga minerales
alcalinos. Cuando el cuerpo está deshidratado,
eso no es posible con lo que el proceso
digestivo no puede realizarse de forma eficiente. Además, con la escasez de
agua no hay garantías de que el jugo gástrico sea neutralizado
debidamente.
La falta de agua
provoca también otras dolencias:
Colitis
o inflamación de colon y el estreñimiento al que frecuentemente va asociada. Ambas patologías
deberían considerarse señales claras de “deshidratación
del cuerpo”. Si bien es verdad, que la falta de fibra puede provocar ambos problemas, es aún más importante la
falta de agua, ya que sin ella no
hay lubricación y el intestino no funciona correctamente.
La bulimia puede estar causada por una deshidratación crónica. Muchas de las
personas bulímicas, que sienten una
necesidad incontrolable e instantánea de vomitar
después de comer, lo hacen porque al no tener su organismo suficiente agua para alcalinizar el entorno del estómago
antes de pasar al intestino, se
ven obligadas a hacerlo.
Según el Dr.
Batmanghelidj la artritis en sus
dos manifestaciones más comunes, osteoartritis
o artritis reumatoide y la artrosis, también puede estar relacionada con la
deshidratación crónica. Los dolores
en las articulaciones deberían
considerarse meros indicadores de falta
de agua en la superficie del cartílago
de la articulación afectada. Es
decir, el dolor artrítico podría
indicar deshidratación y acidez en el
organismo.
La superficie del cartílago
de los huesos debe contener mucha
agua para lubricar las articulaciones
y permitir que las dos superficies opuestas resbalen libremente entre sí
durante el movimiento, para que el deterioro a causa de la fricción sea mínimo.
Igualmente, cuando hay deshidratación los discos intervertebrales y las articulaciones de la
columna sufren. Para evitar los dolores
de espalda, el Dr. Batmanghelidj aconseja beber bastante agua y luego hacer una serie de ejercicios a fin de crear un vacío
intermitente que atraiga el agua dentro
del espacio intervertebral.
La migraña también suele deberse a la deshidratación. Es, en sí, una dolencia
que revela una especie de “estrés de
calor”. Podemos liberarnos del dolor que supone bebiendo más.
Comúnmente se acepta que la depresión está asociada al estrés
social, es decir, al temor, la
ansiedad, la inseguridad, los problemas emocionales persistentes… Para el Dr. Batmanghelidj, sin embargo, la depresión, la tristeza, el decaimiento,
etc. son el resultado de una carencia
de agua en el tejido cerebral.
Esta afirmación se sustenta si tenemos en cuenta el
hecho de que el cerebro utiliza la energía eléctrica que se genera en el
interior del cuerpo para funcionar. Por consiguiente, con la deshidratación el nivel de generación
de energía disminuye especialmente
en el cerebro, por lo que muchas
funciones cerebrales que dependen de él, se vuelven ineficaces. Esa “incompetencia de función” es lo que
llamamos “depresión”.
El estado
depresivo causado por la deshidratación
es también lo que suele conducir al llamado Síndrome de Fatiga Crónica, afección que no sería sino una etiqueta
puesta sobre una serie de problemas
fisiológicos avanzados, que se hallan asociados al estrés y, por ende, a la deshidratación
crónica.
Cuando el cuerpo está deshidratado pone en marcha unos procesos fisiológicos similares a los que activa cuando está
atendiendo una situación de estrés.
Por eso la deshidratación causa estrés y el estrés causa una posterior deshidratación
ya que agota las reservas de agua del cuerpo.
No puede pasarse por alto la relación entre el estrés y la deshidratación crónica sujeta a la edad,
la secreción persistente de prolactina
y la transformación en cáncer del tejido
glandular del pecho. La correcta hidratación
ayuda a prevenir el cáncer de mama.
Cuando la deshidratación
es muy acusada y se necesita urgentemente agua
para que la circulación sanguínea
sea mayor a lo largo de los nervios,
el cuerpo segrega histamina en las células de revestimiento provocando
inflamación y lesionando la zona. Tales inflamaciones son las manifestaciones
externas de ese proceso local que han sido etiquetadas con el nombre de
diversas enfermedades, incluida la esclerosis
múltiple y que también se puede prevenir con la ingestión adecuada de agua.
La actividad del denominado sistema renina-angiotensina-aldosterona, un mecanismo subordinado a
la activación de histamina en el cerebro, es esencial para el control
del volumen y la presión sanguínea,
activándose para conservar el agua cuando
falta ésta o cuando hay carencia de
sodio en las células.
Es más, hasta que el contenido de agua y sodio del cuerpo no alcanza un nivel adecuado el sistema
actúa estrechando la capa capilar y el
sistema vascular. Un estrechamiento cuyo nivel se puede medir y conocemos
como hipertensión.
El problema es que para poder trabajar en condiciones
adecuadas los riñones necesitan
suficiente agua. Y es verdad que
ante su carencia pueden concentrar la orina,
pero no es menos cierto que esa capacidad no debe usarse hasta el límite,
porque acabaría dañando al propio riñón.
Los problemas renales, por tanto,
pueden también ser consecuencia de una deshidratación
crónica y de una carencia de sodio.
Para Batmanghelidj,
tener demasiado colesterol en sangre no es sino un mecanismo de
defensa de las membranas celulares
contra la fuerza osmótica de la sangre
a fin de conservar el agua, o bien,
una señal de que la sangre concentrada
no puede liberar bastante agua para
atravesar la membrana celular y
mantener las funciones celulares
normales.
Es decir, la excesiva elaboración de colesterol y su depósito en la membrana celular no es más que parte
del objetivo natural de proteger a las células
vivas de la deshidratación ya que es
como una especie de “arcilla”
natural que hace de pared celular
impidiendo el paso del agua hacia el
exterior y manteniendo la propia membrana celular húmeda y flexible. Por otro lado, el agua nos ayuda a
bajar los índices de colesterol y al
aumentar el volumen y la velocidad de flujo de la sangre ayuda a que éste no se
deposite en las arterias.
El asma y las
alergias son
igualmente indicadores de que el cuerpo ha recurrido a un aumento en la
producción de histamina ante la
falta de agua. Está constatado que
en los asmáticos hay un incremento
del contenido de histamina en sus tejidos pulmonares y que es
precisamente esa sustancia la que regula la contracción muscular bronquial.
Como los pulmones
son uno de los órganos que
tienen mayor pérdida de agua a causa
de la evaporación que provoca la respiración,
se produce histamina para evitar la constricción bronquial. Se trata, por
tanto, de una maniobra del cuerpo simple y natural para preservar el agua. Obviamente, cuando el estado de deshidratación es importante se libera
una cantidad muy grande de histamina.
Por eso beber agua
diariamente y en las cantidades que se necesitan ayuda a aliviar y prevenir
tanto el asma como las alergias.
Para el Dr. Batmanghelidj, el asma no es una enfermedad sino una adaptación fisiológica del cuerpo a la deshidratación y a la restricción de sal que se manifestará
siempre que no se preste suficiente atención al consumo de agua y de sal sin procesar. Por eso basta una pizca de sal marina sin procesar o de sal del
Himalaya en la lengua después de beber agua
para hacer creer al cerebro que un montón de sal ha entrado en el cuerpo y que
los bronquiolos se relajen.
Se dice que una persona tiene diabetes cuando el páncreas produce muy poco o nada de insulina. Para Batmanghelidj, la diabetes
Tipo I es muy probablemente el resultado final de una carencia de agua. Cuando hay deshidratación,
el cuerpo produce histamina para
regular el nivel agua, pero
paralelamente se activan un grupo de sustancias conocidas como prostaglandinas, implicadas también en
un sistema subordinado de distribución racionada de agua a las células del
cuerpo.
Una de ellas es la prostaglandina tipo E, que por un lado, tiene la función de distribuir
agua al páncreas; y, por otro,
inhibir la acción de la insulina.
Sería esa inhibición la causa de la diabetes
tipo I, que tendría como causa primaria la deshidratación crónica.
La diabetes
Tipo II se debería a la deshidratación crónica y al
trastorno del metabolismo de los aminoácidos en el organismo, responsable
muy probablemente de la destrucción de la estructura del ADN en las células beta del
páncreas, encargadas de producir la insulina.
Según Batmanghelidj,
por tanto, basta con un consumo diario, estricto y regular de agua para estar en condiciones óptimas
de regular todas las funciones
corporales.
Si quieres mantener una cantidad apropiada de agua en el cuerpo:
- Evita las bebidas gaseosas, que están llenas de aditivos artificiales y son altamente deshidratantes. Lo mismo ocurre con los tés comerciales.
- Usa con precaución el agua embotellada, ya que el plástico de los envases libera químicos nocivos y sobre todo no reutilices los envases plásticos.
- Bebe uno o dos vasos de agua antes de cada comida, esto ayuda a la digestión y reduce las punzadas de hambre.
- Aumenta el consumo de alimentos ricos en agua como las frutas y las verduras.
- Limita o elimina el café y las bebidas alcohólicas, ya que son muy deshidratantes. Un vaso de agua grande antes del desayuno, proporciona energía y sacia.
- Bebe agua durante el día y para ello utiliza envases de cristal o acero inoxidable.
La
calidad del agua que bebemos es tan importante como la cantidad. Para una mejor
hidratación, bebe agua alcalina, que es más fácil de transportar, distribuir y
absorber a través del organismo.
FUENTES:
Aguas
curativas. Ben Johnson. Edaf, 2014.
El Poder
Curativo del Agua. Una entrevista exclusiva con el Dr. Batmanghelidj por Mike
Adams.
Los muchos
clamores de su cuerpo por el agua. Dr. Dr. Batmanghelidj. Global Health, 2006.
Water: For
Health, for Healing, for Life: You're Not Sick, You're Thirsty! Dr. Fereydoon
Batmanghelidj. Paperback, 2003.
Your
Body's Many Cries for Water. Dr. Fereydoon Batmanghelidj. Paperback, 1995.
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