Existe
mucha desinformación con respecto a la nutrición y lo que nuestro cuerpo requiere para
mantenerse saludable. Los medios y la TV se limitan a promover productos y
campañas dirigidas por las grandes multinacionales de la comida, a las personas
que, por lo general, compran lo que se les dice sin ningún cuestionamiento. El
primer paso para promover cualquier cambio es empezar a preguntarte si
realmente lo que se te dice es verdad ¿Qué hay detrás de cualquier afirmación
categórica con respecto a lo que comemos y demás? Sólo nosotros podemos cambiar
las cosas, dejando de lado los condicionamientos, deshaciendo mitos y cambiando
el carro de la compra.
Mito 1 - Si un poco es bueno, más es
mejor.
Nuestro cuerpo
necesita, por un lado calorías y por otro nutrientes. Constantemente nos
cuestionamos si lo que estamos ingiriendo es lo correcto y en las proporciones
correctas. Cuando escuchamos que algo es bueno, corremos a comprarlo, pero
normalmente lo que se nos ofrece como bueno no es un alimento en estado
natural, sino el componente principal de ese u otros alimentos. No obstante,
comer mucho de un componente nos desequilibra, porque todas las células
trabajan en armonía con las demás y todos los nutrientes tienen que estar en su
proporción adecuada. La naturaleza conoce las proporciones correctas, así que, deberíamos
optar por el alimento tal como ella nos lo ofrece y dejar los suplementos y los
concentrados de nutrientes, porque estos pueden tener efectos nocivos para la
salud. El alimento en estado puro es el
que nuestro cuerpo necesita.
Mito 2 - Un poco no hace daño.
Cuando creemos que un “poco” no hace daño,
tendemos a repetir los “pocos”, de manera que, el estado inflamatorio producido
por el primer “poco” se agranda cada vez más. Podemos definir la inflamación como
una reacción defensiva desencadenada por estímulos nocivos de diversa
naturaleza: Físicos, químicos y microorganismos como bacterias, hongos y
parásitos. El carácter defensivo se entiende desde el punto de vista local,
aunque una inflamación nos puede conducir a la muerte si se desarrolla en
órganos vitales. La inflamación
crónica es también peligrosa e impide al cuerpo sanarse a sí mismo si no
quitamos los “pocos”. Nuestro sistema inmune se queda sin capacidad de
respuesta ante la avalancha de elementos nocivos, nuestros órganos de
eliminación se saturan y enfermamos. Nos engañamos, por tanto, cuando nos decimos: “un poco no
hace daño”, porque los pocos son muchos y la acumulación es peligrosa. Simplemente
di NO a lo que es nocivo para ti.
Mito 3 - necesitamos un tipo especial
de proteína en nuestra dieta.
En la naturaleza la forma sigue a la función. Como podemos ver en el cuadro, no
somos carnívoros, ni omnívoros, ni herbívoros, estamos diseñados para comer,
frutas, vegetales y nueces. Comer proteína animal es coger la proteína metabolizada
por otro ser vivo y hacerla nuestra, pero no podemos hacer nuestra una molécula
tan grande, no la podemos digerir, antes tenemos que hidrolizarla y de ella
tomar los aminoácidos que necesitamos. Es un trabajo doble y un gasto
energético enorme para nuestro cuerpo.
No
necesitamos matar para comer. Nuestra fisiología digestiva nos define como
frugívoros y esto es el resultado de un proceso evolutivo. Hay 20 aminoácidos
en todos los seres vivos y estos se combinan de una manera diferente en cada
uno de ellos para formar proteínas. Las plantas cogen energía del sol y con
ella forman aminoácidos que los animales comen, la de los animales es como
vemos una proteína de segunda mano. Todas las plantas comestibles tienen los
aminoácidos que necesitamos. NO requerimos de ninguna proteína especial
porque todas están a nuestra disposición desde las plantas.
Mito 4 - Los carbohidratos elevan la
insulina, mientras que las proteínas la bajan.
Básicamente los vegetales completos,
incluidos los granos, no suben la insulina, la suben más las proteínas, de
hecho la proteína animal estimula la
secreción de insulina y puede llegar a ser
un estímulo tan potente para la insulina como los mismos carbohidratos
refinados. ( dato extraído del artículo “insulin. An Undeserved bad
reputation” publicado en weightology weekly).
A continuación están los resultados de un estudio que
comparó los efectos en la insulina de 4 tipos diferentes de proteína después de
una comida. Este estudio es interesante porque se hicieron batidos con todas
las diferentes proteínas (incluso batidos de atún). Los batidos sólo contenían
11 gramos de carbohidratos y 51 gramos de proteína. Aquí está la respuesta de
la insulina:
Puede verse que todas las diferentes proteínas
produjeron una respuesta en la insulina a pesar del hecho de que los
carbohidratos en el batido eran bajos. También hubo distintas respuestas según
el tipo de proteína, siendo la whey la que indujo una respuesta mayor.
Mito
5 - La soja es la fuente de estrógenos más potente.
La leche de vaca tiene muchos más estrógenos
que la soja, La vacas lecheras están amamantando a un ternero cuando son
preñadas otra vez, y así sucesivamente, lo que genera un torrente continuo de
estrógenos. Según datos extraídos de los 20 años de trabajo de investigación del doctor Mark Mesna, los
estrógenos animales promueven cáncer de los órganos reproductores, sin embargo la soja reduce el riesgo de cáncer de mama
y próstata y puede también proteger contra el infarto. Si quieres consumir
soja, esta tiene que ser no transgénica y de producción ecológica.
Mito 6 - La leche de vaca es la mejor
fuente de calcio.
El calcio
es un mineral y los minerales son parte de la tierra, de allí el calcio es
absorbido por las raíces de las plantas que necesitan este mineral para su
metabolismo. Si una planta sobrevive en un lugar es porque allí hay calcio
disponible para ella. Las vacas pastan y toman este calcio de las hojas verdes,
ellas no lo tienen, simplemente lo recogen y lo asimilan según sus necesidades
metabólicas y en la proporción, con respecto a otros minerales, que ellas
necesitan. Si tomamos vegetales verdes,
nuestro cuerpo metabolizará ese calcio en las proporciones adecuadas para
nosotros. Otros factores importantes para el metabolismo del calcio son la
vitamina D que tomamos del sol y el ejercicio.
Mito 7 - El calcio hace tus huesos más fuertes.
El calcio es un mineral frágil por lo que él
en sí tiene poco efecto en el riesgo de fracturas. Las paredes de los huesos
están hechas de proteínas. Por otro lado demasiado calcio es tóxico, cuando
sobra, se deposita en las arterias y en otros lugares de nuestro cuerpo.
Hay
estudios que demuestran que la medida estándar utilizada para tratamientos
exitosos es una que proporciona básicamente beneficios médicos, es decir, no
sirve para saber cuánto calcio tenemos en nuestros huesos. Los suplementos de
calcio mejoran la densidad mineral del hueso, pero son ineficaces para reducir
el riesgo de fracturas y podrían incluso incrementar los problemas
cardiovasculares. Además no contribuyen a reducir los problemas óseos a
personas con dietas inadecuadas. Ocurre lo mismo si en lugar del suplemento
tomas productos lácteos, su consumo está vinculado, además, a otros múltiples
problemas. Las plantas nos abastecen de
todos los minerales que necesitamos en las proporciones adecuadas.
Mito 8 - El pescado o el aceite de
pescado es tu mejor fuente de omega 3.
Los
ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 son
esenciales y el cuerpo, por la estructura de nuestro metabolismo, no puede
elaborarlos. Nuestros ancestros comían plantas silvestres, que nosotros hemos
domesticado a consta de su omega 3, así que nuestros ancestros tenían una dieta
más rica en Omega 3. Los peces toman de las algas este ácido graso esencial y
nosotros podemos hacer lo mismo, por otro lado, el pescado está muy
contaminado, los peces grandes, sobre todo, tienen una acumulación muy grande
de metales pesados, especialmente mercurio y cadmio y además el pescado tiene
colesterol.
La mejor fuente de Omega 3 del reino
vegetal es el lino, es de bajo
costo y muy versátil, tiene mucha fibra y fitoquímicos beneficiosos y ayuda a
mantener el sistema digestivo. Lo recomendable es tomar dos cucharadas molidas
al día y podemos añadirlas a cualquier comida, batidos, ensaladas, sopas…
Mito 9 – Los asados de carne animal
son saludables.
Se suele
pensar que la carne ecológica al horno o
a la parrilla es más saludable que la carne convencional, pero cualquier carne procesada de esta
manera es muy tóxica. Se producen carcinógenos especialmente hidrocarburos
aromáticos policíclicos (HAP) y aminas heterocíclicas (AHC) que son sustancias
químicas que se forman al cocinar, freír, asar o hacer a la parrilla, carne de
músculo, vaca, cerdo, aves, incluso pescado a altas temperaturas. Ambos son
compuestos mutagénicos, es decir, producen cambios en el ADN que promueven la
aparición del cáncer. Las aminas heterocíclicas y los hidrocarburos aromáticos
policíclicos pueden dañar el ADN sólo después de ser metabolizados por enzimas
específicas del cuerpo, un proceso que se llama bioactivación y este proceso es diferente
en cada individuo.
Mito 10 – Deberíamos distribuir
nuestra comida en proteínas, grasas y carbohidratos.
Si comes vegetales, no tiene que preocuparte
por esto ya que todo está en el reino vegetal y en las proporciones correctas. Los vegetales son superestrellas en
nutrientes. El cuerpo sabe lo que come y cuando algo le falta, lo pide,
pero, si se ha nutrido bien, dice ¡basta!
Semillas, nueces, vegetales, frutas y
granos son los pilares de una buena nutrición.
Todos son alimentos perfectos. En crudo o poco procesados te proporcionan, sin
duda, todo lo que tu cuerpo necesita, además si les añades especias consigues
sabores inigualables.
Prueba y verás.
Extraído de la conferencia ofrecida
por Janice stanger, PH.D., conferenciante y escritora del libro “The perfect
formula diet”, en Hawái en junio de 2011.
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