Efectos Nocivos de las Grasas Trans

“LAS GRASAS TRANS Y SATURADAS AUMENTAN EL RIESGO DE SUFRIR DEPRESIÓN”

(Dra. Almudena Fernández Villegas)

Por el contrario, el aceite de oliva protege contra esta enfermedad mental

La ingestión de grasas trans y saturadas aumenta el riesgo de sufrir depresión, mientras que el aceite de oliva protege contra esta enfermedad mental, según han demostrado investigadores de las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria en un trabajo que se publica en la revista "PLOS ONE". Los científicos han obtenido estos resultados tras estudiar durante más de seis años a 12.059 voluntarios del Proyecto SUN, de los que se tenían datos de su dieta, estilo de vida y trastornos de salud, analizados al inicio del estudio, durante su transcurso y al final. Los autores confirman que a pesar del hecho de que al inicio del estudio ninguno de los voluntarios sufría depresión, al final de éste existían 657 nuevos casos.

De todos estos casos de depresión, los participantes con un consumo elevado de grasas trans (las presentes en forma artificial en productos de bollería industrial y comida rápida y de forma natural en ciertos productos lácteos) tenían hasta un 48% más de riesgo de depresión cuando se les comparaba con los participantes que no consumían estas grasas, afirma Almudena Sánchez-Villegas, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Además, el estudio demostró una relación entre dosis y respuesta, "mediante el que cuantas más grasas trans se consumían, mayor era el efecto perjudicial que producían en los voluntarios", señalan los autores.

El equipo dirigido por Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra, también analizó la influencia de las grasas poliinsaturadas (abundantes en los aceites de pescado y vegetales) y del aceite de oliva sobre la depresión. "De hecho, descubrimos que este tipo de grasas más sanas, junto con el aceite de oliva, están asociadas con un menor riesgo de sufrir depresión", aclara Martínez-González.

Los resultados del estudio corroboran la hipótesis de una mayor incidencia de la enfermedad en países del norte de Europa en comparación con los países del sur, donde prevalecen los patrones de dieta mediterránea. No obstante, los investigadores indican que la incidencia de la enfermedad ha aumentado en los años recientes y que en la actualidad existen 150 millones de personas afectadas en todo el mundo. El análisis sugiere que tanto la depresión como la enfermedad cardiovascular están influidas de forma similar por la dieta y que podrían compartir mecanismos similares en su origen.
Esta hipótesis aparece además en numerosos estudios que indican el efecto dañino de las grasas trans y saturadas sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular. 


Rafael Garcés, investigador del Instituto de la Grasa del CSIC

«La sustitución de las grasas trans es un problema económico, no técnico»

Autor: La pregunta que vienen haciéndose desde hace unos años tanto los responsables de salud pública como investigadores y representantes de la industria es hasta qué punto pueden eliminarse las grasas parcialmente hidrogenadas o grasas «trans» de los productos comerciales. Rafael Garcés cree que es posible, que el problema hoy en día no es técnico sino económico y de mercado. Por eso, dice, la Administración debería dar el primer paso. Rafael Garcés es biólogo y experto en lípidos. Después de trabajar en la Universidad de Siracusa (Nueva York), volvió a España, para integrarse en el Instituto de la Grasa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Sevilla, donde ha trabajado en la obtención, mediante selección y cruce tradicional, de nuevas líneas de girasoles que permiten obtener aceites vegetales que permitirían prescindir de la hidrogenación.


¿Desde cuándo se conocen los efectos perjudiciales de las grasas «trans»?

Se conocen desde alrededor de los años setenta y ochenta. Las primeras evidencias fueron indirectas, al hallar una correlación entre las poblaciones que comían bastantes grasas «trans» y una alta incidencia de problemas médicos circulatorios y cardiovasculares.


¿En algunos países en concreto?

En EEUU y algunos países del centro y norte de Europa. En EE.UU. se ha calculado que se producen unas 30.000 muertes al año por la ingestión de margarinas y otros productos manufacturados con grasas «trans».


¿Por qué son perjudiciales?

El problema son las grasas «trans» que se generan en la hidrogenación, un proceso para hacer los aceites vegetales más estables y para obtener margarina vegetal, porque no hay ninguna fuente natural de grasa vegetal sólida a temperatura ambiente. En la hidrogenación se generan isómeros de los ácidos grasos «trans» que nuestro cuerpo no reconoce, así que no sabe qué hacer con ellos. Al final, acaban interfiriendo en el metabolismo de los lípidos o el organismo los acumula en las células adiposas.


¿Cree que pueden llegar a ser sustituidas las grasas «trans» de los productos elaborados?

«La ingestión de margarinas y otros productos manufacturados con grasas 'trans' causa cada año 30.000 muertes en EEUU» Creo que sí, pero costará. No es un problema técnico sino económico. La sustitución incrementaría el precio de la margarina y el consumidor actualmente está demasiado acostumbrado a precios competitivos, a pagar cuanto menos mejor. Por cuestiones de mercado su sustitución es difícil, aunque me consta que hay empresas a las que sí les gustaría cambiar e introducir un producto más saludable.


Pero al igual que ha pasado con otros productos, ¿no acabaría el precio por equilibrarse?

Seguramente. También hay que tener en cuenta que lo que se obtuviera de beneficios en salud redundaría en un ahorro económico. Una vez alguien me comentó, y creo que tenía mucha razón, que en los países ricos están empezando a pagar más por productos si son saludables, porque el consumidor pensaba que iba a ser beneficioso para él. También parece ser que en el centro de Europa la agricultura ecológica está empezando a ganar más; se habla de cifras como un 20% más de beneficio que con la agricultura tradicional.


Luego, la sustitución es viable.

Hace diez años no se podía hacer; ahora empieza a haber candidatos a sustitutos. En nuestro centro, por ejemplo, hemos desarrollado varias líneas de girasoles que permiten obtener margarina vegetal natural, sin necesidad de pasar por el proceso de la hidrogenación. Insisto, está el problema económico porque la introducción en el mercado es cara. Por eso creo que la decisión la tendría que tomar la Administración, porque es algo que afecta especialmente a la salud de muchos niños y jóvenes que todavía están creciendo. Es preciso reducir cuanto antes las grasas de mala calidad y baratas que consumen y que se comercializan bajo una atractiva apariencia.


Hábleme de las líneas de girasoles que han desarrollado.

«Es preciso reducir las grasas de mala calidad y baratas que consumen los más pequeños y que se comercializan bajo una atractiva apariencia» Tenemos unas 10 líneas de girasoles, que se pueden dividir en tres grupos específicos. El primero de ellos consiste en elaborar margarinas vegetales naturales, porque la grasa que se obtiene tiene la consistencia y plasticidad adecuada para convertirse directamente en una margarina. Un segundo grupo permite obtener grasas vegetales para fritura y un tercero permite obtener un aceite como base para lubricantes.


¿Lubricantes?

Se calcula que de los 5,2 millones de toneladas de lubricante que se vende anualmente, todavía hay algo más de un millón de toneladas que no se recicla y se vierte al medio ambiente. También están los vertidos accidentales. Eso es una contaminación en suelos y aguas que, indirectamente, revierte en la alimentación y la salud. Los girasoles que hemos desarrollado permiten obtener un tipo de aceite de base vegetal que puede usarse para maquinaria y que, además, en caso de vertido, no es contaminante. Hemos hecho pruebas con bacterias en entornos acuáticos y la biodegradación del aceite es prácticamente inmediata.


¿Y para fritura? ¿Por qué buscar un sustituto si el aceite de oliva es excelente para freír?

El aceite de oliva es magnífico y muy estable, pero es muy caro para la industria. Por eso las empresas recurren a aceites vegetales más baratos. Pero como estos son poco estables, se hidrogenan.


Pero la hidrogenación en sí, es un costo

El proceso de hidrogenación no es barato, cuesta entre un 10% o un 20% del valor del aceite de partida, pero al obtener un aceite más estable y que se almacena mejor durante más tiempo, compensa y acaba saliendo más barato. No hay que olvidar que estamos en un país privilegiado donde el aceite de oliva sigue siendo bastante barato, pero en otros países usarlo en la industria no es viable. Nuestra línea de girasoles da un aceite vegetal más estable que no hay que hidrogenar.


¿Hay grasas «trans» naturales?

Los rumiantes producen algunas en su sistema digestivo. En la fotosíntesis de las plantas también hay un ácido graso «trans»", que nuestro cuerpo reconoce y metaboliza. El problema de la hidrogenación es que genera todos los isómeros «trans», casi todos irreconocibles para el metabolismo humano.


«NO PODEMOS PRESCINDIR DE LAS GRASAS»

La eliminación de las grasas «trans» de las margarinas constituye uno de los principales retos de la industria alimentaria.

En los últimos años se ha aprendido mucho de las grasas y del metabolismo humano en relación a los lípidos. Se ha aprendido que no es lo mismo cualquier grasa y que su efecto sobre el metabolismo «depende no sólo del tipo de ácido graso sino de dónde está colocado». Lo que está claro es que no se puede prescindir de las grasas.

Hay tres alimentos básicos, dice Garcés, hidratos de carbono, proteínas y grasas, «y no se puede prescindir de ellos». Todas las membranas biológicas suelen tener grasas (o ceras en el caso de las plantas). Estas grasas dan fluidez y estabilidad a las células. Hay muchas hormonas que derivan de lípidos; los carotenos son lípidos. Las vitaminas liposolubles también son grasas. Hay que mantener, afirma, una dieta que incluya una parte equilibrada de grasas.

El problema, como ocurre con casi todo, son los excesos y, en el caso de las grasas, los extremos. Tomar demasiadas desencadena multitud de patologías, en especial cardiovasculares y metabólicas. Y si se eliminan completamente de la dieta, pueden llevar a déficit graves al impedir el correcto desarrollo de reacciones biológicas básicas para el organismo. Insistir en el equilibrio resulta, pues, fundamental.


DESDE EL CSPI AFIRMAN:

 “La resistencia proviene de la industria alimentaria, que no encuentra reemplazo a las grasas sintéticas, que ofrecen versatilidad, conservación y maleabilidad. El problema de las grasas trans es que no solo se utilizan untadas, sino que forman parte de una inmensa cantidad de procesos industriales de elaboración de alimentos, por lo cual, inadvertidamente, forman parte de la dieta de millones de personas. Y eso pese a que diversos comités científicos afirman que ninguna cantidad de grasa trans incluida en la dieta diaria puede considerarse segura para la salud”.


EFECTOS PERJUDICIALES DE LAS GRASAS TRANS

El profesor Martijn Katan, del Centro Wageningen para Ciencias de la Alimentación y la División de Nutrición Humana y Epidemiología de la Universidad de Wageningen (Holanda), es uno de los primeros investigadores que señaló los perjudiciales efectos de las grasas trans. Katan, publicó en 1990 un artículo en The New England Journal of Medicine donde mostraba que un leve incremento en el colesterol inducido por las grasas trans, llevaba a un gran aumento del LDL (colesterol malo) y un descenso del colesterol HDL (bueno). Todos los trabajos posteriores agregaron datos acerca del perjudicial efecto de las grasas trans sobre la salud que, según Willet y Ascherio, son responsables indirectas de más de 30.000 muertes anuales en los EEUU.

Estudios recientes sobre los ácidos grasos trans indican que producen: infiltración de grasa en el hígado, esclerosis de la aorta, incremento del colesterol “malo” (LDL), disminución del colesterol “bueno” (HDL), mayor riesgo de infarto, hipercolesterolemia, candidiasis, arteriosclerosis y trastornos en la estructura celular, predisponiendo el organismo a la enfermedad, al envejecimientoacelerado y a la muerte prematura.

Un trabajo del Centro Médico Universitario Rush de Chicago (EEUU) demuestra que el cocktail formado por un dieta rica en grasas trans, grasas saturadas y cobre, acelera el deterioro cognitivo, pese a ser este oligoelemento un mineral clave en la buena función cerebral. El estudio publicado en Archives of Neurology asegura que la combinación alimentaria de ese tipo contribuye a la formación de placas amiloideas y ovillos propios del mal de Alzheimer, acelerando el deterioro en la capacidad cognitiva.

Numerosos estudios con animales demuestran que al incluir pseudograsas en la dieta, el peso aumenta. La natural respuesta biológica apunta a compensar el menor valor energético con mayor cantidad. Pero hay un estudio que merece mucha atención por haber sido hecho con monos, con quienes tenemos mucha afinidad biológica. Científicos de la Universidad de Wake Forest, alimentaron monos con similar y moderada cantidad de calorías, de las cuales el 8% provenía de grasas; pero mientras unos recibían grasas monoinsaturadas (aceite de oliva), los otros ingerían grasas trans (margarina). Luego de 6 años de experiencia, estos últimos acumulaban 35% más de grasa abdominal. Además mostraron cambios en el metabolismo de la glucosa y la insulina, tal como se advierte en las fases iniciales de la diabetes“Estamos sorprendidos por nuestro estudio, las consecuencias de las grasas trans son peores de lo que creíamos” dijo el director del estudio, Dr. Lawrence Rudel, profesor de patología y bioquímica.


Extraído de Internet



Lucía Madrigal            



No hay comentarios :

Publicar un comentario