La
mayor parte de los alimentos que
consumimos llegan a nosotros elaborados,
semielaborados o envasados y cuando nos molestamos en leer sus componentes,
la impresión es que ninguno de los ingredientes
es comestible, aunque sí nos suenan palabras como maltodextrina, ácido glutámico, glutamato monosódico (MSG), proteína hidrolizada,
aspartamo, carragen, aromatizantes, conservantes etc. Hemos visto escritas
estas palabras miles de veces y aluden a lo que conocemos como aditivos alimentarios, sustancias que, sin
constituir por sí mismas un alimento ni poseer valor nutritivo, se agregan intencionadamente a los alimentos y bebidas en cantidades
mínimas con el objetivo de modificar sus
caracteres organolépticos, facilitar o mejorar su proceso de elaboración o conservación. En este proceso de mejora de
elaboración también se consigue una texturización
en la cual los elaboradores obtienen unas ganancias en peso del producto.
Estamos tan acostumbrados que creemos que todas estas sustancias son normales y además, como
están en alimentos tan comunes como el pan, las magdalenas, los zumos sin azúcar,
los alimentos light, los alimentos infantiles…, nos es impensable que
puedan ser sustancias nocivas porque
todo lo permitido por nuestro código
alimentario tiene que ser bueno ¿Cómo
los que se encargan de nuestro bienestar nos van a ocasionar problemas?,
así que, no ponemos nada en cuarentena y compramos, porque eso sí, los sabores son
buenísimos. Además creemos que por hacer y comprar alimentos ecológicos no podemos caer en la trampa de las programaciones de las propagandas y la
publicidad, pero estos aditivos
de los que hablamos se pueden encontrar en productos a los que no damos
importancia como unos snacks o un
paquete de chicles y nuestros hijos los comen, especialmente la población adolescente que es muy propensa a ser
mediatizada.
Los números
"E" o aditivos alimentarios que figuran al dorso de los productos que
consumimos, dentro de ingredientes, pueden ser nocivos para nuestra salud, si superamos las cantidades de
ingesta diaria admisible (IDA)
establecida por el Comité
Científico de la Alimentación Humana (CCAH), en Europa. Este organismo
depende de la Autoridad Europea de
Seguridad Alimentaria (EFSA, European Food Safety Authority), un
departamento controlado por la Comisión
Europea (CE). La EFSA
proporciona supuestamente a la Comisión
Europea asesoarmiento científico, en un principio independiente y fiable,
sobre todo aquello que influye directa o indirectamente en la seguridad alimentaria.
Sin embargo, la verdad es otra, porque estas sustancias tóxicas, es más, neurotóxicas que están en toda nuestra comida diaria son muy peligrosas y no hay ninguna
legislación clara sobre las dosis permitidas o es muy difícil calcular la
ingesta diaria establecida, ya que la EFSA no
da datos claros. Algunas de ellas son las llamadas excitotoxinas, venenos, que provocan que las neuronas se “exciten” mucho y empiecen a disparar sus impulsos muy
rápidamente, tanto, que la célula se
agota y muere. Esto no ocurre en todas las neuronas a la vez, es un daño
gradual y progresivo que depende de diferentes factores, los cuales están
vinculados a la vulnerabilidad del
individuo en el momento en que son ingeridas. Por ejemplo el riesgo se
multiplica por cuatro, en bebés, con una
infección, una hipoglucemia, diabetes, cirugías, traumatismos, esclerosis o
cualquier estado de salud precario… Y lo grave es que pueden encontrarse en
cualquier tipo de comida preparada,
ya que, son usadas para eliminar los
malos sabores de los alimentos de
mala calidad que se venden envasados o para potenciar sabores, estimulando
células del cerebro y de la lengua.
Básicamente las excitotoxinas
más conocidas son:
El ASPARTATO, que
se descompone en ASPARTAMO o E951.
El aspartamo (E
951) es un edulcorante artificial. A
mediados de los años 70, el
laboratorio Searle, mientras
experimentaba para encontrar una nueva medicina que aliviara la úlcera péptica, dio por
casualidad con el descubrimiento del aspartamo,
una sustancia extrañamente dulce,
que en un principio fue considerada como el posible sustituto del azúcar. En experimentos la sustancia daba
anomalías y no fue aprobada hasta que una compañía alimentaria muy conocida se
hizo cargo del descubrimiento. El Aspartamo
está compuesto por metanol, ácido
aspártico y fenilalanina. El metanol, un
veneno metabólico severo, se descompone a su vez en formaldehido y ácido fórmico, éste último también un veneno presente en los aguijones de las hormigas. Por su parte
la fenilalanina se descompone en DKP,
un agente que causa tumores cerebrales,
algunas investigaciones han demostrado que cuando se han extirpado tumores y analizado, todos ellos tenían
en su interior grandes cantidades de aspartamo.
Se usa como edulcorante artificial y
puede aparecer con otros nombres: Nutrasweet,
Equal o Spoonful.
El Dr. H. J. Roberts afirma que esta sustancia no sólo
puede producir o agravar enfermedades tales como lupus, cáncer o esclerosis, sino que además puede provocar
síntomas tales como desorientación,
taquicardias, convulsiones… que normalmente desaparecen en cuanto se deja
de tomar. Se puede encontrar en muchos productos: los refrescos con gas, zumos, cereales de desayuno, refrescos en polvo
para preparar, casi todos los chicles y dulces o caramelos “sin azúcar”,
productos light, diet, conservas de frutas, postres helados, suplementos
multivitamínicos, pastillas de menta para el aliento, productos farmacéuticos…este
sustituto del azúcar actúa
provocando la muerte celular y
muchas veces la evidencia nos llega en un momento en que nos resulta difícil
relacionar nuestro problema de salud con el consumo de aspartamo. El Dr. Russell Blaylock afirma
que las sustancias encontradas en el Nutrasweet
actúan sobre la célula, excitándola
hasta matarla y ha reunido mucha documentación al respecto.
En países como Canadá los productos que tienen añadido este edulcorante deben llevar en el etiquetado la advertencia: “puede producir cáncer”. Esto es sólo
un ejemplo de consciencia.
EL GLUTAMATO (E 621) es una sal sódica obtenida a partir del aminoácido glutamina, un aminoácido libre
que es abundante, de manera natural, en el organismo: músculos, cerebro, en los alimentos proteicos y también en algunos
vegetales. Sin embargo, como aditivo,
es un producto químico que, tras
diversas investigaciones, está asociado a numerosos problemas de salud. Se
trata de un potenciador del sabor
muy común en restaurantes y en la
industria alimentaria, que puede ocasionar desde dolores de cabeza, fibromialgia u obesidad a daños más importantes e
incluso cáncer, alzheimer,
parkinson, derrames e infartos cerebrales. Está asociado al Síndrome del Restaurante Chino. En
realidad se ha de aclarar que la glutamina
es, como hemos dicho, un
aminoácido que puede atravesar la barrera
hematoencefálica y que ya en el cerebro,
es convertida en ácido glutámico,
esencial para el funcionamiento cerebral
y uno de los neurotransmisores más
usados. Pero esto no quiere decir que convertido en un producto de laboratorio
y consumido en grandes cantidades sea saludable, ya que cuando se acumula es
sumamente dañino. Primero, porque nuestro cuerpo no está preparado para
procesar aminoácidos libres y
segundo porque cuando tenemos mucha cantidad acumulada, el cerebro no sabe lo que hacer con ese exceso.
A pesar de su toxicidad
conocida se encuentra en muchísimos productos alimentarios, incluso en los comedores de empresa, en los colegios y los hospitales en los que
son empresas las que se encargan de la comida, en todas las bolsas de snakcs: doritos, fritos, jumper,
patatas, quicos…(casi todos los adolescentes y los niños comen estas cosas
alguna vez o muchas veces), en
alimentos infantiles, cubitos para sopas, sopas de sobre, de nuevo alimentos
ligth, salsas diversas y todos aquellos productos en los que se usen
potenciadores del sabor, por cierto, este es otro de los nombres que se
utiliza en el etiquetado, porque según el código
alimentario, cuando el porcentaje de glutamato
es inferior en pureza al 99%, se
puede omitir el nombre y usar otros en su lugar, por ejemplo: hidrolizado de proteína o saborizante
simplemente. Pero todo, todo lo que sea hidrolizado
de cualquier tipo de proteína o proteína
hidrolizada es glutamato monosódico,
(cuando hidrolizas una proteína se liberan aminoácidos y uno de los aminoácidos
en mayores concentraciones es el glutamato, otro es el aspartato, y la
L-cisteína, todos ellos excitotoxinas. También se libera glicina que potencia
la excitotoxicidad).
Veamos ahora como
calcular el GMS que ingerimos. Esto sería: Una bolsa
de snacks de 250 gr, contiene por ejemplo un 5% de aditivo, obtendríamos que la
bolsa tiene 12,5 gr de glutamato y si, por ejemplo la IDA fuese de
0,5 gr por kg, un niño de 20 kg, podría comer poco más de media bolsa al día. Buscamos
pues la IDA del GSM y encontramos que en 1987, el JECFA confirmó
que el glutamato monosódico era inocuo. El comité decidió que no era
necesario establecer una "ingesta
diaria admisible" numérica. El JECFA
adopta la definición de "IDA no
especificada" cuando el comité concluye que un aditivo alimentario tiene una
toxicidad tan baja que el establecimiento de una IDA en forma numérica no es necesario. Entonces, ¿Cómo calcular el glutamato que ingerimos?
Directamente, es imposible.
Este caso de "IDA
no especificada" no es para nada un caso aislado, es más bien común en las
decisiones de la JECFA con aditivos peligrosos.
John Erb, un investigador asistente en la Universidad de Ontario (Canadá), que
pasó varios años trabajando para el gobierno, hizo descubrimientos asombrosos
mientras recogía información de diferentes revistas científicas: El GMS triplica la cantidad de insulina que
el páncreas crea, originando obesidad y más adicción a la comida, así que
cuando escuchamos en la publicidad la pregunta: ¿A que no puedes comer una sola? Ya sabemos a lo que esto se
refiere.
El profesor de la
Universidad Complutense de Madrid, Jesús Fernández-Tresguerres ha constatado que esta sustancia
modifica el patrón de conducta del apetito y la saciedad, produciendo un
aumento de la voracidad de hasta un 40%.
Existen además más de 200 referencias
científicas asociadas a otros tipos de problemas
de salud y el glutamato
monosódico entre ellas, merece la pena señalar, las investigaciones del médico y toxicólogo George Schwartz (In
bad taste: The MSG Sympton Complex) y las del neurocirujano en el
Jackson Hospital (Mississipi, EEUU) y miembro del Consejo Editorial del Medical
Sentinel, Russell Blaylock (Excitoxins: the taste that kills). También son
importantes las de Debby Anglesey (Battling the MSG Myth).
La industria
alimentaria gana mucho dinero con estos productos que además son
sumamente adictivos, nos engancha el
buen sabor.
El aspartamo, a pesar de ser usado en productos light, engorda porque incita
a comer más. Los carbohidratos
asociados a una cantidad de dulce no
entran en el organismo con el edulcorante,
pero el cuerpo segrega la dosis de
insulina asociada al sabor y no olvidemos que el aspartamo es unas 200 veces más dulce que la sacarosa, así que
se genera una hipoglucemia que
nos incita a querer comer.
El glutamato, por otro lado, siempre ha sido usado
para disimular el sabor de los alimentos de mala calidad y hacernos adictos
a ese sabor potenciado. Ambos
son aditivos peligrosos y es
recomendable leer las etiquetas de todos los productos procesados antes de comprarlos, es más, concienciar
a nuestros hijos de los peligros que encierra su consumo, puesto que está
presente en casi todas las cosas comestibles de las que ellos disfrutan.
En
este mundo nuestro en el que la información es escasa o confusa, hemos de
conocer para poder elegir, con la conciencia de que sé lo que compro y lo que
me sirve de alimento.
FUENTES:
“Excitotoxins: The
taste that Kills” Russell Blaylock. Ed. 1994.
“Umani. Una evisión de
los estudios recientes sobre el glutamato”.
“El Glutamato
monosódico” Discovery Salud. Nº 89. Diciembre de 2006.
“Glutamato: La nicotina
alimentaria. Espacio depurativo.
“Nutrición vitalizante”
Nestor Palmetti.7ª Edición. Diciembre 2012.
“Glutamato monosódico.
El lento veneno” Nueva salud. Marzo 2007.
“Aspartamo y cáncer
cerebral” Alfredo Embid.
“El Aspartamo o
nutrasweet. Dulce veneno”.
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