Las plantas mantienen una
relación sofisticada con el suelo, con la luz solar y con todos los seres vivos.
Son muy saludables e imprescindibles para una buena alimentación y para el
equilibrio natural, pero en la naturaleza no está previsto que comamos su
tronco, por eso está recubierto por una corteza dura y amarga o sus raíces, que
están escondidas bajo tierra, destinadas
a los microorganismos del suelo.
Sin embargo, el uso alimentario de frutos y frutas
es beneficioso para ellas, porque ayuda a esparcir sus semillas y garantiza la supervivencia de la especie y para nosotros
que disfrutamos de sus sabores deliciosos y de sus cualidades nutricionales.
Además, podemos aprovechar también una parte de sus hojas, porque necesitan del
resto para fabricar clorofila. Esa
es la razón de que fabriquen alcaloides,
tienen que sobrevivir y nos proporcionan sólo un número de hojas que para
ellas, otros animales o nosotros es
saludable. La cantidad de alcaloides,
cuando comemos hojas variadas es minúscula y beneficiosa, porque fortalece nuestro
sistema inmunológico. Sin embargo
hay que evitar las grandes concentraciones de una misma planta y rotar. Rotar
para estar bien nutridos y para evitar el envenenamiento provocado por el
consumo excesivo de una sola hoja.
Las hojas verdes sanan y equilibran. ¿Pero cómo?
Los seres
vivos nos diferenciamos del resto de los seres del planeta en que podemos
repararnos a nosotros mismos, nos reconstruimos constantemente y este es el
poder que tenemos para sanarnos. Ninguna técnica que no vaya dirigida a
incentivar esta capacidad natural sirve, ya que el cuerpo sólo se sana cuando
todas las sustancias que lo integran se mantienen en los parámetros adecuados.
El proceso biológico que mantiene
todas las sustancias que lo integran en parámetros normales se llama homeostasis. Es un proceso conectado
íntimamente al sistema endocrino, lo
que significa que si las glándulas
endocrinas no secretan la cantidad adecuada de hormonas, el equilibrio homeostático cambia y se podría
producir enfermedad.
¿Pero cómo mantenemos nuestro sistema endocrino y
nuestra homeostasis en condiciones adecuadas? Es muy fácil. Simplemente hay que
dar a nuestro organismo provisiones de alta calidad, vitaminas, ácidos grasos esenciales, aminoácidos, carbohidratos,
minerales y todos los oligoelementos…
Una correcta alimentación y una adecuada eliminación. Las verduras de hoja verde
favorecen todo esto. Tienen todo lo necesario para que cualquier organismo
saludable se equilibre y, además, aportan muchos más nutrientes que el resto de
los alimentos. Por otro lado tienen fibra,
que favorece una correcta evacuación y también su consumo ayuda al
mantenimiento de un PH adecuado, ya
que contienen el oxígeno de la clorofila
y una alta concentración de minerales, que las convierte en los alimentos más alcalinizantes del planeta.
¿Pero qué más nos ofrecen las hojas verdes?
Proteínas
Las verduras de hoja contienen una gran variedad de
aminoácidos esenciales de fácil obtención. No se trata de proteínas complejas, que por otro lado, a nuestro cuerpo le cuesta
bastante trabajo descomponer, sino de aminoácidos individuales.
La proteína compleja es una proteína de segunda o tercera
mano, porque se obtiene a partir de
animales que antes han comido plantas y hojas, o, aún peor, a otros animales,
que antes han comido plantas y hojas, de las que han obtenido los aminoácidos
necesarios para su vida. Lo mismo podemos hacer nosotros.
Nuestro cuerpo
es de la especie animal y nuestro organismo está preparado para elaborar las
proteínas que necesita partiendo de aminoácidos simples y con mucho menos
esfuerzo que el realizado para descomponer macromoléculas de proteína, con el
objetivo de asimilar los aminoácidos resultantes. El cuerpo es muy eficiente.
En muchos
casos el consumo de proteínas complejas favorece
las deficiencias en aminoácidos
esenciales que no solo resultan peligrosas para nuestra salud,
sino que alteran drásticamente nuestra percepción de la vida, y la forma
en que nos sentimos y comportamos. Por ejemplo, según estudios de la profesora Julia Ross, psicóloga nutricional, si
tu organismo carece de fenilalanina o
tirosina puedes sentir depresión, falta de atención o concentración, falta
de energía y trastorno del déficit de atención. Además los síntomas de
deficiencia de cualquiera de ellos puede provocar ganas de tomar dulces,
aspartamo, cafeína, almidón, alcohol, cocaína, chocolate marihuana o tabaco.
La proteína vegetal, “de baja calidad” que permite la síntesis más
lenta pero estable de nuevas proteínas es el tipo de proteína más sano. Ésta es
la proteína de las hojas, no tiene efectos secundarios y el cuerpo la hace a su
medida. El consumo de una amplia variedad de verduras de hoja verde puede suministrarnos todas las proteínas que
necesitamos.
Fibra
La hoja verde tiene mucha fibra. El cuerpo humano está
diseñado para que casi la totalidad de las toxinas procedentes de todo el
cuerpo, se concentren en el colon para ser eliminadas y para eso se necesita la
fibra.
Existen dos
tipos de fibras, la soluble y la insoluble. La soluble
tiene una consistencia gelatinosa y mejora los movimientos intestinales
incrementando el volumen del colon. Está presente en frutas, alubias,
guisantes, salvado de avena y especialmente en las semillas de chía.
La fibra insoluble se parece a una esponja, está
presente en las verduras de hoja, las pieles, los frutos secos, las semillas,
los guisantes, las alubias y la cáscara de los granos y actúa exactamente como
una “esponja” porque es capaz de
atrapar una cantidad de toxinas muy superior a su propio volumen y expulsarlas
de nuestro cuerpo.
Cuando no
tomamos suficiente fibra nuestro cuerpo eficiente utiliza todos los canales
posibles para eliminar esas toxinas: la
piel, los ojos, la nariz, la garganta, el sudor… Pero su esfuerzo suele ser
infructuoso ya que estas puertas son mucho más pequeñas.
Si tomamos
verduras de hoja y frutas, tomamos mucha fibra
y colaboramos con nuestro cuerpo en la eliminación de todas las toxinas acumuladas.
Omega 3
Todas las verduras de hoja, en especial la espinaca,
la lechuga romana y la rúcula tienen Omega 3. Hay quien duda de si ese Omega 3 podría convertirse en DHA o EPA utilizable por el organismo
humano, pero el Dr. Ralph Holman
descubrió que las personas que sin consumir mucho pescado, consumían muchas
verduras de hoja, tenían altas concentraciones de Omega 3. Luego también este ácido graso tan necesario, está
presente en las hojas verdes.
Clorofila
La clorofila es la luz del sol sintetizada por las
plantas. Su
molécula es muy parecida a la de nuestra sangre, sólo que con un ión central de magnesio, en lugar de un ión
de hierro y para nosotros es
altamente beneficiosa: Cura y limpia todos
nuestros órganos y destruye a todos nuestros enemigos internos, hongos, bacteria patógenas, células
cancerígenas…, nos oxigena, por lo que desempeña un papel fundamental en el
sustento de bacteria aeróbicas y
promueve un buen estado de nuestra flora
intestinal.
Está
demostrado que la clorofila aumenta
el recuento de glóbulos rojos, ayuda
a prevenir el cáncer, aporta hierro a los órganos, nos alcaliniza,
contrarresta el consumo de toxinas, mejora la anemia, limpia y desodoriza los
tejidos intestinales, ayuda a purificar el hígado, regula la menstruación,
mejora la producción de leche, favorece la curación de llagas, mejora la
hemofilia, elimina los olores corporales, limpia dientes y encías, elimina el
mal aliento, alivia el dolor de garganta, calma los tejidos ulcerados, mejora
las venas varicosas, mejora la visión…
Está claro que las hojas verdes nos aportan luz solar. Nosotros no sabemos
sintetizarla directamente, o lo hemos olvidado, así que tomarla a través de
ellas es la mejor solución. Comer verde es comer sol y el sol es la fuente de
vida en la tierra.
En los últimos
años se han dado a conocer numerosos descubrimientos relacionados con las
verduras de hoja y sus múltiples beneficios sobre nuestra salud. El color verde
y la enorme cantidad de nutrientes y energía que atesoran las convierten en superalimentos para nosotros, aún más
potentes cuando se trata de plantas
silvestres.
Solemos tener
muy débil nuestro ácido estomacal,
así que para aprovechar todo lo que nos ofrecen, sin molestia alguna, es
aconsejable tomarlas, diariamente, en zumos y batidos. De esta forma las
digerimos perfectamente y asimilamos todo lo que nos proporcionan.
Comer verde es comer salud. Te invito a pensar en
este verde saludable.
FUENTES:
Smoothie. La Revolución Verde. Victoria Boutenko. Gaia
Ediciones, 2013.
La Revolución Verde. Victoria Boutenko. Gaia
Ediciones, 2012.
La Comida con Vida. Beberley Pugh. 2012.
Nutrición Vitalizante. Néstor Palmetti. Argentina,
2012.
Heal Yourself 101. Markus Rothkranz.
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