En la década de 1990, la
soja y los productos de soja irrumpieron en la escena de los
supermercados, prometiendo abundantes beneficios para la salud.
Este "nuevo
alimento milagroso", cuyo consumo era esencial, disminuía el colesterol, hacía desaparecer los
sofocos causados por los cambios
hormonales, protegía contra el cáncer
de mama y de próstata y ofrecía una alternativa completa a los vegetarianos amantes de la tierra.
Todo lo que se dijo era más que nada palabrería, pero
consiguió que la soja, que en 1913 fuera considerado un nuevo cultivo
industrial de menor importancia, ahora cubra más de 72 millones de acres de tierras de cultivo. De hecho, fue un regalo
para la industria alimentaria, que
encontró para ella montones de aplicaciones. Se trataba de un componente alimentario
barato y versátil, con un alto
valor proteico y abundante en grasas
saludables. Un filón.
Es cierto, la
soja posee un alto valor
proteico, pero de nada le sirve, ya que carece de aminoácidos esenciales azufrados (metionina y cisteína) y es abundante
en inhibidores de las proteasas,
necesarias para degradar la proteína.
Este factor inhibidor no se inactiva completamente con la cocción y los
procesos industriales, lo que dificulta su digestión y produce déficit de crecimiento, trastornos gástricos,
agotamiento pancreático, déficit de vitamina B12…Más problemas que beneficios.
Uno de los problemas más serios de la soja es su procedencia y su cultivo. El 92 al 96% de la soja cultivada
en el mundo es genéticamente
modificada (GM). Es, además, uno de los siete principales alérgenos, calificada así por el Dr. Stuart Berger,
y se sabe que provoca reacciones de
sensibilidad inmediatas. Además, es un alimento bajo en minerales y despoja al cuerpo de los mismos.
No se sabe muy bien qué componentes de la soja provocan reacciones alérgicas tan serias, algunas investigaciones
señalan que hay unos 16, otras
señalan hasta 30. Kaayla T. Daniel
en su libro “The Whole Soy Story”ofrece
datos sobre personas afectadas por problemas
alérgicos, relacionados con la soja.
En concreto se cree que desde 1981 a
1987, el polvo de soja de los silos de grano descargados en los puertos
de Barcelona, afectó seriamente a 687
personas y provocó 1155 hospitalizaciones. Pongo este
ejemplo porque nos es más cercano.
La soja tiene sustancias incorporadas, Genisteína y Daidzeína, que son
semejantes a los estrógenos y
que tienen el mismo efecto en el cuerpo que éstos. Su ingestión puede ocasionar
que una persona se haga estrógenica,
lo que está relacionado con problemas serios de salud como cáncer, irritabilidad, aumento en la grasa
de cintura para abajo, enfermedad fibroquística de las mamas y fibromas
uterinos. Además puede producir, ansiedad
y cambios de humor, insomnio, dificultad para bajar de peso, dificultades para
concebir hijos, problemas digestivos y, como ya se ha dicho, alergias
alimenticias.
Un estudio hecho sobre una población de 3774 estadounidenses de
origen japonés, confirma también que el consumo de soja, tofu en este caso, está
relacionado con el alzheimer y
con la destrucción y pérdida de neuronas.
En los hombres, el consumo de isoflavonas está relacionada con la reducción de la función testicular y
de la hormona luteizante, que es la que se encarga de la secreción de testosterona. Esta
situación incrementa la probabilidad de dominio estrogénico, lo que contribuye a la pérdida de pelo, la inflamación, el cáncer de próstata y la
resistencia a la insulina. También favorece la disminución de la fertilidad masculina y la calidad de los
espermatozoides, puede producir aumento de pecho (ginecomastia), disminución
en el desarrollo del vello facial y corporal, disminución de la libido,
cambios de humor y frecuentes crisis de llanto, disfunción eréctil y
disminución en la cantidad de espermatozoides.
En las mujeres, se ha comprobado que las niñas alimentadas
con productos de soja llegan
antes a la pubertad y en
el caso de mujeres embarazadas,
puede provocar la alteración sexual
del feto hacia la feminización. La soja, además, incrementa la producción de IGF-1, lo que promueve cáncer de mama, próstata, pulmón y colon.
Además, las mujeres que comen productos de soja genéticamente modificados, pueden ser más
propensas a experimentar graves trastornos
hormonales, entre ellos un exceso de
estrógenos, lo que estimula el crecimiento
de vello corporal y produce daños en la glándula pituitaria. Otro
riesgo es el de desarrollar menstruación
retrógrada (el ciclo menstrual se acumula en el cuerpo en vez de ser
desechado), lo que causa endometriosis,
que puede conducir a infertilidad.
Un problema más, relacionado con el consumo
de soja transgénica, es la menorragia (periodos
menstruales largos y pesados).
La soja genéticamente
modificada está químicamente diseñada para soportar grandes
dosis de herbicidas sin que la planta sufra. Sin embargo es muy nociva para
nosotros, la Soja GM puede llevar a
nuestro cuerpo a graves alteraciónes
hormonales y a abortos involuntarios.
La mayor parte de la
soja es utilizada para crear la
proteína de soja. Pero… ¿Qué es la
proteína aislada de soja y cómo llega a nuestros alimentos?
Según la asociación americana de productos de soja “La
proteína de soja aislada es un ingrediente alimenticio en polvo que ha sido
separado o aislado de los otros componentes de la soja, transformándose así en
90 a 95% de proteína, muy pocos carbohidratos y 0% de grasa”.
La proteína de soja fue utilizada durante la Segunda Guerra Mundial para sofocar incendios de petroleo y gasolina a bordo de
barcos. Actualmente tiene usos industriales, pero también puede ser
encontrada en las barras de proteína,
licuados, bebidas de frutas embotelladas, sopas y salsas, sustitutos de la
carne, productos horneados, cereales para el desayuno y algunos suplementos
dietéticos. Es la omnipresente
en los alimentos procesados. Palabras como boullion sabor natural y proteína vegetal texturizada,
Mono-diglicerido, Soya, Soja o de Yuba, TSF (harina de soya texturizada) o TSP
(proteína de soya texturizada), TVP (proteína vegetal texturizada), Lecitina,
MSG (Glutamato monosodico) son utilizadas para sustituir a la equivalente proteína de soja. Su consumo no es
aconsejable por los problemas que conlleva la
soja y porque, normalmente se extrae de cultivos transgénicos, para los que se utilizan pesticidas peligrosos para la salud.
Muchos polvos,
licuados y barras,
usados por culturistas para subir de peso, contienen proteína de soja, un ingrediente
peligroso, que puede tener efectos secundarios, como disminución de la libido y disfunción eréctil. El ingrediente
activo del herbicida Roundup,
usado para la soja, se llama glifosato, que es responsable, junto
con ella de la alteración del equilibrio
hormonal en ambos sexos. "Es un
disruptor endocrino", dice el patólogo inglés Stanley Ewen, "interfiere con la
aromatasa, que produce estrógenos".
Además, el glifosato es
tóxico para la placenta, que es responsable de entregar los nutrientes vitales de la madre al niño, y la eliminación de los
productos de desecho. Una vez que la placenta
ha sido dañada o destruida, el resultado puede ser aborto involuntario. Los niños nacidos de madres que han
estado expuestas a incluso una pequeña cantidad de glifosato, pueden tener defectos
al nacer.
El Dr. Andres Carrasco del laboratorio de embriología
de la facultad de medicina de Buenos
Aires, explica, de manera simple, los problemas serios, que se
produjeron en los fetos que
estuvieron expuestos a productos de
soja, cargados con este peligroso pesticida.
Para su experimento, se expusieron embriones de anfibios a una concentración muy pequeña de glifosato (diluido 5000 veces) y estos mostraron los siguientes efectos:
"Reducción del
tamaño cabeza, alteraciones genéticas en el sistema nervioso central,
incremento en la muerte de las células que ayudan a formar el cráneo,
cartílagos deformados, defectos en los ojos y los riñones no
desarrollados". El Dr. Andres Carrasco también llegó a la
conclusión de que el glifosato no se procesa en las células,
sino que se acumula.
Estos
resultados apoyan las afirmaciones de que los niveles anormalmente altos
de cáncer, defectos de nacimiento, mortalidad neonatal, lupus, enfermedad de
los riñones y la piel y problemas respiratorios en las poblaciones
cercanas a los cultivos de soja en Argentina, pueden estar
vinculadas a las fumigaciones aéreas de Roundup o glifosato".
Los únicos productos de soja
que proporcionan beneficios para la salud son los fermentados, procedentes de
soja de cultivo y producción ecológica, no pasteurizados como:
El Tempeh, soja
fermentada con una textura firme con un sabor a nueces y hongos.
El Miso, una pasta de
soja fermentada con una textura salada y cremosa (de uso común en la sopa
de miso).
El Natto, soja
fermentada con una textura pegajosa y sabor fuerte, parecido al queso.
La Salsa de soja, que
es tradicionalmente hecha mediante la fermentación de la soja, sal y enzimas.
El proceso de
fermentación de la soja predigiere el alimento y destruye las
sustancias peligrosas, antes mencionadas, lo que la hace que su consumo sea beneficioso.
Además, los productos fermentados de
soja son una fuente rica de vitamina
K2, una vitamina que trabaja en
armonía con la vitamina D para el
mantenimiento de la salud. La vitamina
K regula la capacidad de coagulación
de la sangre y ayuda a prevenir el cáncer, la osteoporosis y
enfermedades cardiacas. Y la vitamina
D es esencial para el funcionamiento de todos los sistemas corporales.
Para los vegetarianos
que deseen encontrar alternativas saludables
a los productos elaborados con soja,
las pueden encontrar en:
Las judías son un
alimento rico en proteínas, además pueden comerse solas, agregadas a ensaladas o ser servidas como
plato fuerte. Es aconsejable comprar judías
secas ecológicas y cocinarlas en casa para evitar los efectos adversos de
los enlatados. Lo ideal es remojarlas por lo menos 12 horas antes de cocinarlas.
Los frutos secos son
también una excelente fuente de proteína. Es aconsejable comprar frutos secos ecológicos sin procesar.
La quínoa es un
grano libre de gluten que puede ser disfrutado como un plato de cereal, o
añadido como espesante a guisos caseros.
Las semillas de lino, ricas
en omega-3, son una excelente fuente de proteínas.
Se pueden agregar a ensaladas o al yogur
de semillas. Sin embargo, es importante molerlas antes de comerlas ya que
el 100% de las semillas de lino, molidas comercialmente, están rancias.
Las semillas de
cáñamo son también una excelente fuente de proteína.
La leche de almendras y
la leche de cáñamo son alternativas nutritivas a la soja, además, la leche de almendras tiene un delicioso sabor. La leche de cáñamo tiene un alto valor proteico, es muy cremosa.
Ambas leches son fáciles de
hacer. Basta con moler las semillas,
con un poco de agua, en una licuadora de
alta velocidad.
Tras esta información, se hace lógico pensar en que la soja presenta graves problemas
para la salud humana y su consumo no es aconsejable. Las dietas vegetarianas la tienen
asumida como alternativa proteica a la carne y al pescado, pero como
vemos, sólo es aconsejable y saludable
el consumo de fermentados y es preferible encontrar y utilizar
otras alternativas saludables.
Conocer es crecer en
salud.
En la sección “Documentales”
de este blog, podéis encontrar los enlaces:
- “El Mundo Según Monsanto”
- "Hambre de Soja"
Y más información
acerca de la soja.
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