Sombra Aquí, Sombra Allá, Maquíllate…


Todas queremos estar guapas, pero… “¿Qué es para ti la belleza?”

La mayoría de las mujeres usamos muchos y variados productos cosméticos, casi todas unos 12 productos de cuidado personal y/o cosméticos al día, lo que supone un total de  168 sustancias químicas diferentes, eso si no se es adolescente, etapa que aumenta aún más el uso de estos productos.

Hay cosméticos para Ella, para Mujeres Inteligentes, para Mujeres del Siglo XXl, para Mujeres con Cáncer…de todo y para todas, pero no nos engañemos, entre productos de limpieza, productos de aseo y maquillaje la acumulación de tóxicos crece de manera exponencial en el cuerpo de una mujer, y más aún cuando se produce prácticamente a diario y durante toda la vida.


Aunque en las etiquetas se afirme que el producto es tóxico y seguro, los químicos están asegurados. En los cosméticos se utilizan casi 13.000 productos químicos de los cuales solamente un 10% han sido evaluados, además, los cosméticos pueden salir al mercado sin ningún tipo de aprobación necesaria.

En EEUU, por ejemplo, la ley tampoco requiere que las empresas de cosméticos compartan su información de seguridad con la FDA. Así que, mientras las empresas de cosméticos son responsables de probar la seguridad de sus propios productos, no se realizan pruebas fiables, a lo que hay que añadir que éstas no tienen que compartir los datos de seguridad sobre lo que analizan... Esta afirmación nos puede parecer lejana, de aquí a allí hay muchos km, pero a nosotros nos encantan los productos americanos y el control no es mucho mayor en España…En definitiva, la situación es la misma.

Las lacas de uñas, por ejemplo contienen ftalato de butilo, esta sustancia se usa para dar flexibilidad y brillo a los esmaltes, pero se acumula y su presencia en el cuerpo está vinculada a problemas hormonales serios. Además en los estudios que se han realizado, es más común encontrarla en mujeres en edad fértil.

Según otro estudio, llevado a cabo por la Defensa del Medio Ambiente en EEUU, los maquillajes, (bases, correctores, polvos, coloretes, rímeles, delineadores de ojos, sombras de ojos, barras de labios y brillos de labios) están gravemente contaminados por metales pesados: De 49 productos analizados, el 96% contenía plomo, el 90% contenía berilio, el 61 % contenía talio, el 51 %  cadmio, el 20 % arsénico.


La mayoría de los limpiadores de ventanas y cristales contienen amoníaco. Este químico puede irritar la piel, los ojos y el sistema respiratorio y también es corrosivo. Los tintes para el pelo, tanto los que se compran en las tiendas como los que se utilizan en las peluquerías contienen grandes cantidades de amoníaco.

La mayoría de los “ambientadores” huelen aceptablemente, pero son tóxicos. Contienen ftalatos, los ftalatos están directamente relacionados con el cáncer y los trastornos hormonales. Pero hay más, al respirar ese olor, se forma una capa de aceite llamada metoxicloro en los conductos nasales, que con el tiempo mata los nervios de la nariz e interfiere en la capacidad de oler.

Los VOC son gases emitidos por ciertos sólidos como la pintura, los pesticidas, los detergentes para la lavadora y otros. Son muy tóxicos y han sido relacionados con el asma e incluso con el cáncer.  Si no estás dispuesta a utilizar detergentes naturales o hechos en casa para lavar la ropa,  trata de comprar los que no tienen aromatizantes, ya que acumulan una dosis menor de VOC.

En muchos productos de cuidado personal y cosméticos encontramos parabenos, químicos presentes en desodorantes, lociones, productos para el cabello y cosméticos. Se ha demostrado que éstos imitan la actividad de los estrógenos y que podrían impulsar el crecimiento de tumores de mama. Así lo sugiere un estudio realizado en 2012 en EEUU.


La investigación analizó los lugares de la mama en los que aparecían los tumores con más frecuencia y determinó que las concentraciones más altas de parabenos se encontraban en los cuadrantes superiores de la zona del pecho y de la axila, zona en la que generalmente se aplican los antitranspirantes.

En casi todos los champús, tratamientos para cuero cabelludo, color de pelo y agentes blanqueadores, pastas de dientes, jabones líquidos y limpiadores, bases de maquillaje, jabones líquidos de manos, detergentes para ropa y aceites y sales de baño se puede encontrar Sulfato laurico de sodio (SLS), un agente tensioactivo, detergente y emulsionante utilizado en miles de productos cosméticos, así como en limpiadores industriales.

La transformación de SLS en SLES (etoxilación) en SLES/SLS, da lugar a un contaminante llamado 1.4-dioxano, un subproducto cancerígeno y muy nocivo para el hígado y el riñón. La exposición al 1.4-dioxano ocurre al respirar aire contaminado, al ingerir alimentos o agua contaminada y por contacto de la piel con cosméticos que lo pueden contener en pequeñas cantidades. El 1.4-dioxano se ha encontrado en por lo menos 31 de los 1.689 sitios de la Lista de Prioridades Nacionales identificados por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).


Los Ftalatos, ocultos en las etiquetas de champú con el nombre de fragancias, son ingredientes plastificantes que se han relacionado con defectos de nacimiento en el sistema reproductivo de los varones y menor motilidad del esperma en los hombres adultos, entre otros problemas.

El Methylisothiazolinone (MIT), un químico utilizado en el champú para evitar que las bacterias se desarrollen, podría tener efectos perjudiciales sobre el sistema nervioso.

El Tolueno, hecho de petróleo o alquitrán de hulla, que se encuentra en la mayoría de las fragancias sintéticas y los esmaltes de uñas está vinculado a la anemia, daños hepáticos o renales y podría afectar al feto en desarrollo.

Las mujeres deberíamos recordar que la piel es el órgano más grande y más permeable del cuerpo. Todos los productos que se pongan en ella van a terminar en el torrente sanguíneo y se van a distribuir por todo el cuerpo. Allí se tienden a acumular ya que éste carece de recursos para descomponerlos. Comemos a través de la piel, así que evita en ella todos los productos que no puedas comer. 


Así mismo, cuida los productos que usas para la limpieza del hogar y los ambientadores. Todos ellos acumulan gran cantidad de productos químicos tóxicos. Es fácil preparar un jabón natural para lavar la ropa o la vajilla, así que tampoco necesitamos adquirir esos jabones maravillosos pero tremendamente tóxicos.

Estamos empeñadas en gustar, en ocultar lo que nos pasa, en seducir, pero nos olvidamos de seducirnos, de amarnos. No necesitamos ocultarnos tras fragancias que nos hacen daño, de kilos de potingues nocivos o usar productos de limpieza que limpian y huelen bien, pero nos hacen mal.

Cuidarnos no significa usar productos y productos con la intención de mejorar nuestro aspecto externo, porque si nos ponemos máscaras, pero no comemos correctamente, no bebemos suficiente agua, no practicamos ejercicio, ni nos dedicamos un tiempo para estar con nosotras, alejadas del ruido y del estrés de la vida diaria, si no adquirimos consciencia de que somos, existimos y vivimos, nuestra belleza se opacará cada día más.

Cada vez que hacemos una compra elegimos y promovemos un mundo más limpio o menos. No podemos quejarnos de la suciedad y la contaminación que nos rodea cuando contribuimos a ella. Si nosotras compramos, nosotras demandamos lo que nos beneficia.

“La bonita es más bonita con la cara lavadita”.

                                                             Proverbio popular




Lucía Madrigal               



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